I

36 7 11
                                    

1...

2...

3

Tras chasquear mis dedos empecé a sentir como si estuviera cayendo al vacío por unos momentos que se me hicieron demasiado largos. Y no lo decía solo por qué me estuviera empezando a marear al sentir que no había ningún tipo de superficie debajo mía, sino porque sabía demasiado bien -literalmente me lo había estado estudiando por meses -que una de las mal funciones de ese hechizo tenía como defecto la caída eterna entre realidades. Y podía garantizar que no era así como tenía pensado pasar el resto de mi vida.

Cuando sentí que finalmente había llegado a una superficie estable, abrí ambos ojos lentamente, sintiéndome totalmente perdida y con un molesto dolor de cabeza. Tristemente, todas mis esperanzas se echaron a tierra cuando comprobé que seguía estando en la misma ambigua sala que instantes atrás.

Suspiré agotada, echando para atrás la vieja silla de madera para levantarme. Me había imaginado varios desenlaces para aquel "experimento", pero nunca había pensado que no pudiera funcionar. Me adelanté para volver a tomar la gema del tiempo y me encontré con la muy agradable noticia de que esta ya no estaba allí. 

Miré confundida por toda la mesa, encontrándome con que en ella ya no estaban los libros de texto que había estado usando instantes antes, sino que estaba totalmente despejada y limpia. Volví a mirar las paredes y estanterías que me rodeaban en busca de algo que me indicará el porqué de todos aquellos cambios en el ambiente.

Al hacerlo me encontré con qué varios de los libros que había anteriormente ahora estaban sustituidos por otros, acompañado por un hombre desconocido. Esté parecía estar colocándolos todos cuidadosamente, con unas cosas extrañas que parecían tapones colocados en los oídos.

¿Eso significaba que el hechizo había funcionado? ¿Ya no estaba en 1947?, y lo que era más importante ¿Habría hamburguesas en esta época? No sabía que esto de los saltos temporales diese tanta hambre, debería haberme traído patatas o algo así.

Me alejé del hombre lo máximo posible a una velocidad moderada para no caer nada a mi paso, si notaba mi presencia todo fallaría y habría hecho todo eso para nada. Tardé poco en localizarme, estaba claro que la biblioteca en sí no había cambiado nada con el tiempo. Justó cuando llegué a la puerta de la estancia esta se abrió, revelando a alguien que no me dio tiempo a identificar, ya que me escondí todo lo rápido que pude tras esta.

- ¿Wong? -preguntó el hombre que acababa de entrar, acercándose al que estaba colocando los libros, pero esté no pareció escucharle, por lo que el primero le quitó uno de los tapones -Deberías bajarte un poco la música cuando trabajes.

Esté le puso mala cara y le volvió a arrebatar el aparato. Yo, que estaba a punto de cruzar la puerta, me paré en seco notablemente confundida, ya que no había entendido nada, ¿Música? ¿De unos tapones? O ese señor estaba medio chiflado o yo me había quedado medio sorda.

- ¿Qué quieres Strange? -me devolvió a la realidad el hombre que escuchaba música por unos tapones.

Vale, eso de escuchar música por ahí me parecía extraño, pero ya tendría tiempo para solucionarlo en otro momento.

- ¿Has...? -se giró justo cuando me quedaba un paso para cruzar la puerta por completo -Quieto.

Me paré y cerré los ojos un momento, de espaldas a ellos. No sabía realmente porque le estaba obedeciendo, pero suponía que si salía a correr me atraparían y me harían lo mismo que sea lo que sea lo que me estuvieran por hacer ahora.

-Date la vuelta -me volvió a ordenar el mismo.

Si no me estuviera muriendo de la intriga -no del miedo, para nada del miedo -por lo que me pudiera pasar le hubiera dicho que lo hacía porque quería, no porque él me lo dijera, pero me callé, ya que sabía que eso no me iba a traer nada bueno.

Until the stars fall -Bucky BarnesWhere stories live. Discover now