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Park Jimin no tenía mucha suerte en el amor. Llevaba un total de 5 citas en los últimos 2 años, pero ninguna fue fructífera. No pasaba de la primera cita, a veces ni siquiera se llevaba a cabo la primera. Era como una maldición de la cual no podía huir, no importaba si adaptaba su personalidad entera a los gustos del resto, jamás se quedaban por más de unos cuantos días, entonces ignoraban sus mensajes y no le contestaban las llamadas.

Era una persona atractiva, eso lo tenía bastante claro, ya que lo repetían constantemente. Se había teñido el cabello rubio, lucía suave y esponjoso con todo el riguroso tratamiento que le daba. No se preocupaba tanto por su piel, simplemente se lavaba la cara y estaba listo para afrontar un nuevo día de trabajo. Su ropa tampoco era lujosa, pero hacía lo que podía para combinar sus prendas.

Tenía 26 años y vivía solo en una pequeña casa, cerca de un lago que parecía más la portada de una triste película de terror donde todos los personajes morían, dejando únicamente al protagonista con vida, que un sitio donde la gente decidiera pasar sus vacaciones. Era deprimente, rodeado de grandes pinos y una neblina constante. El frío tampoco dejaba que se pudiese disfrutar del paisaje, a menos tuvieras encima unas 20 capas de ropa.

Jimin se había dado por vencido en temas amorosos, tampoco era que le tomase importancia a algo como eso, se sentía bien viviendo solo, nadie lo molestaba ni tampoco tenía que preocuparse por otra persona. Lo tomaba como una gran responsabilidad.

Lamentablemente, estaba esperando en la mesa de un restaurante a que llegase una nueva cita. Su madre le pidió que saliera con el hijo de una de sus amigas, fue más que nada una especie de favor, no pretendía que la relación fluyera hasta convertirse en la pareja perfecta. Lo terrible era que el sujeto en cuestión no apareciera y llevase 1 hora de retraso. Le estaba haciendo un favor, ¿por qué no se molestaba en aparecer?

Era indigno sentarse solo en un sitio lleno de parejas. En la primera media hora comenzaron a mirarle con lástima, como si su corazón estuviese roto porque su cita no había aparecido, aunque en realidad estaba furioso. Odiaba el restaurante, tenía unas vibras extrañas, asistían únicamente personas con vestimenta extravagante y rostros llenos de falsa simpatía. Los había escuchado reírse de su situación, como si fuese gracioso ver a alguien comer solo.

Le mandó algunos mensajes a su madre, diciéndole que por favor dejase de empujarle a tener citas con sujetos que no valían la pena. Tenía un vaso de agua y un pequeño trozo de tarta que había estado comiendo prácticamente de a migajas, porque el restaurante tenía la regla de que no podías seguir sentado a menos tuvieses comida en tu mesa.

Estaba a punto de marcharse, cuando un chico de pantalones anchos y gorra de pescador se sentó frente a él. Tenía una mochila muy grande, parecía que todo lo que usaba no se ajustaba a su cuerpo. No pudo ver bien su rostro, pero tenía claro que no se trataba de su cita, este chico era distinto.

Jimin supuso que el chico ocuparía la mesa, no sabía si se había sentado porque la había reservado para cierta hora, o porque se dio cuenta de que se estaba preparando para irse, pero entonces el desconocido levantó su rostro y pudo ver sus ojos que brillaban como la obsidiana. Tenía una mirada preciosa, era lo único que podía pensar en ese momento. Se detuvo intentando procesar la belleza del desconocido, sus rasgos gentiles y su lunar bajo la boca.

Esperó que no notase ese pequeño momento de debilidad, no era común ver a hombres tan bellos en ese pueblo. Conocía a casi todas las personas que vivían ahí, pero aun así jamás se había encontrado con aquel chico.

— ¡Lo siento cariño, me retrasé porque me dieron más trabajo del que esperaba! — Habló innecesariamente fuerte y Jimin se preguntó por qué estaba diciendo todo eso. No se conocían para nada, mucho menos tenían la confianza para llamarse "cariño", pero entonces el chico se acercó para hablar despacio, cosa de que sólo Jimin pudiese escucharlo —. Me llamo Jungkook, sígueme la corriente y así nadie te va a molestar.





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[Historia dedicada en su totalidad a vanennssa
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Nota: Holensss mi gente bella y saludos especiales a mis seguidores que siempre votan ❤️ tenemos otra comisión, muy agradecida por supuesto, súper feliz de poder seguir con las koomisiones jdjdjd

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Nota: Holensss mi gente bella y saludos especiales a mis seguidores que siempre votan ❤️ tenemos otra comisión, muy agradecida por supuesto, súper feliz de poder seguir con las koomisiones jdjdjd. Nuevamente tenemos fluff gente, no esperen nada malo, que aquí tenemos a dos caballeros amables. Trato de introducirles a los mundos de cada pequeña historia lo mejor que puedo, los collages son siempre de ayuda para expresar lo que quiero. Espero disfruten de la historia y como siempre recordar que las koomisiones están abiertas hasta un buen tiempo jiji. Carlitos fuerans.

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RAPSODIA EN AZUL 青 KOOKMINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora