"La decisión de Imogen"

335 17 1
                                    

No podía creer lo nerviosa que me sentía esperando frente a la casa de mi novio, Harry, quien se aprontaba para verme luego de avisarle que estaba afuera. Hacia ya una semana que no nos veíamos, ya que me había ido de vacaciones con mis padres a casa de mis tíos en la playa.

—Buenos días —saludé cuando salió.

—Buenos días, princesa —correspondió él.

Ambos nos envolvimos en un confortante abrazo, esperando por el otro para ser liberado luego de varios minutos en la misma posición. Su perfume, exquisito y característico, hacía difícil el separarse de él. Y sus brazos envolviendo mi cintura, ataban pura comodidad.

Desde que comenzamos a salir, siempre he sido la típica novia que demuestra su amor con pequeños detalles. Cada uno de ellos, siempre fue bien recibido por el otro. Hasta ese día.

Ansiosa, quité de mi bolsillo con cuidado el regalo que tenía guardado para Harry. Se trataba de un hermoso collar bañado en oro con la inicial de su nombre. Lo había comprado en la joyería donde mis padres habían elegido sus anillos de matrimonio, esperando una segunda visita al lugar en un futuro para hacer lo mismo que ellos.

Habíamos comenzado a caminar por la vereda cuando extendí mi mano, y mi novio mostró ojos gigantes.

—Ojalá sea de tu agrado —deseé en voz alta.

El silencio reinó durante unos segundos, con mi sonrisa fuertemente marcada en mi rostro, y la ansiedad por la reacción final de mi novio atormentando cada parte de mi cuerpo. Y pensé durante un momento que el regalo estaba en mal estado cuando noté que Harry solamente lo había aceptado tomándolo con una de sus manos para guardárselo en el bolsillo de su pantalón sin siquiera romper el envoltorio, pero luego recordé que en todo momento tuve cuidado de que eso no sucediera, así que solamente se trataba de una no esperada reacción de su parte.

Dejé que otros largos minutos incómodos pasaran, con la decisión del silencio en seguir marcando presencia en ambos mientras seguíamos caminando, hasta que no pude lograr contener la duda.

—¿Sucede algo?

—No... solamente me siento un poco cansado —respondió serio.

Ninguno hacía intento de conectar miradas, y eso se debía a la incomodidad de ser la primera en la cual ambos no teníamos tema de conversación por la extraña actitud del otro.

—Entonces... ¿no abrirás el regalo? —pregunté, en un tono casi inaudible de voz, como si en el fondo no quisiere hacer esa pregunta por miedo a la respuesta.

Harry no contestó, y revolvió en su bolsillo con la mano en busca del regalo. Rompió la envoltura del regalo con rapidez, como si el enojo estuviese midiendo su velocidad, y luego de suspender el collar en el aire para admirarlo, lo volvió a guardar. Otra cosa que me había dejado con duda.

No sabría explicar lo que estaba sucediendo, porque realmente estaba muy confundida por la inesperada reacción de mi novio, pero sí entendía que algo malo estaba sucediendo con él, y no era opción omitir el tener que averiguarlo.

—Harry... —llamé, frenando mis pasos y a la vez los suyos— dime qué sucede...

Lo miré a los ojos luego de tanto rato sin hacerlo, y él conectó nuestras miradas.

—Ya contesté a esa pregunta, Imogen.

Su fría actitud, con una mirada ausente de cariño, totalmente distinta a la que acostumbraba ver, hicieron que la preocupación aumentara.

—¿Te ha molestado que te diera un regalo? —solté, sin más preámbulos. Mi tono de voz había cambiado de demostrar dulzura, a enojo.

—¡Claro que no! ¡El collar es hermoso! —refutó él de inmediato.

Lo que trasmitían nuestras miradas era opacado por lo que nuestro ceño fruncido fuertemente marcado demostraba.

—¿Entonces? ¿Por qué ni siquiera has dado las gracias?

—¿Acaso es obligación hacerlo? —dijo sin pensar, queriendo arreglar lo que quería decir con sus siguientes palabras. —Me he quedado sorprendido, por eso mi actitud...

Sabía que estaba mintiendo, porque si hay algo seguro de él, es que le costaba mentir frente a las personas que realmente quería. Y su repentina  mirada al suelo lo delataba.

—No logro entenderte, ¿sabes? —dije reanudando la caminata. Siendo perseguida a mis espaldas por la otra persona.

—¡Espera! —gritó a mis espaldas Harry.

—¡No me quedaré esperando saber qué es lo que realmente te sucede! ¡Cuando quieras hablar al respecto me llamas! —grité no tan fuerte, asegurándome primero con una mirada fugaz mi entorno para no mostrarme tan dramática frente a demás personas.

Seguí caminando a pesar de que Harry me había alcanzado al apurares para acortar distancia entre nosotros, y no omití otra palabra hasta que de su boca no saliera al menos una.

Y luego de otros largos minutos en silencio, él habló.

—Esperas que sea como Nick Nelson, y yo no soy así —reclamó. Dejándome completamente sorprendida por su inesperado comentario.

Nuevamente frené, mirándolo otra vez a los ojos, pero esta vez más confundida.

—¿Por qué dices eso? —pregunté, confusión goteaba de mi lengua. —No quiero que seas como NIck Nelson, sé que todos somos diferentes, y si piensas que aún siento algo por él, te recuerdo que Nick está completamente enamorado de Charlie, y son muy felices juntos.

—No digo que siga sintiendo algo por Nick, sino que quieres en el fondo que sea como él —contestó, cruzando sus brazos en su pecho.

Comenzaba a pensar que Harry realmente estaba teniendo alguna especie de delirio mental.

—¿Cómo puedes pensar una cosa así de mí?

—Porque sé que en el fondo te encantaría tener a alguien así como novio... —respondió, imitando mi calmado tono de voz, solo que el suyo no tenía patente la confusión, sino seguridad. —Es amable, atento, cariñoso, educado... todo lo que es bueno.

Necesité varios segundos para lograr comprender lo que esas palabras querían hacer entender, y cuando logré hacerlo, me mantuve en silencio, pero no por no saber qué contestar, sino porque seguía sorprendida por asimilar lo que mi novio quería comunicarme.

—No siempre soy así, y a veces cuando estoy de mal humor puedo ser diferente a pesar de no querer serlo —siguió hablando.

—¿Y tu mal humor o pésimo ánimo te impide al menos darme las gracias? —pregunté, subiendo mi tono de voz.

—Gracias por el regalo, Imogen.

Y aquello que mi novio dijo, como si fuese una burla a todo lo que mi mente estaba tratando de asimilar por su extraña actitud, hizo que me diera cuenta de algo que nunca, hasta ese momento, me había planteado pensar.

No estaba segura de querer este tipo de situaciones durante el resto del tiempo que se supone el destino quiere que esté junto a Harry como su novia. No si se trataba de soportar ese tipo de actitudes inmaduras e ilógicas que mi novio tenía, o el hecho de que hayan comparaciones cuando nunca alguien en su sano juicio debería hacerlas. Y menos aún, si desde un principio de la relación existía una errónea imagen de mí que idealiza a la otra persona para quererla solamente si esa idealización era la única versión que existía.

Me mantuve otros segundos más en silencio, luego de haberlo hecho varias veces ese día desde que nos teníamos como compañía, y cuando la seguridad terminó de empujar hacia afuera de mi mente todo lo que quería decir, hablé.

—No estoy segura de si lo nuestro va a terminar bien, pero sé de algo que sí puedo decir que me da mucha seguridad, y es que ya no me interesa averiguar qué nos tiene preparado el destino para nosotros dos —solté, sin quitar mi borrosa mirada de los ojos de Harry. —Solo me interesa saber qué es lo que el destino me tiene preparado para mí.

Y sin agregar otra palabra, volví a caminar, sola, sin alguien que me siguiese a mis espaldas, y viendo el mundo con menos claridad por las lágrimas que no dejaban de aparecer.

Heartstopper - Historias brevesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora