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19 de junio 2019

Narra Viviana

Al llegar a Provenza, recibí la llamada de Christian, quien me informó que Max y Pierre ya habían llegado, así que no iba a estar sola. Tomé un taxi para llegar al hotel, bajé mis maletas y fui a hacer check-in. Seguidamente, me dirigí a mi habitación, ubicada en el sexto piso, donde también se hospedarían mis amigos, aunque ellos llegarían el viernes por la mañana.

Me comentaron que los pilotos se hospedarían en el séptimo piso, uno más arriba que el mío, así que decidí ir a buscar a Max para enseñarle el planner que le había diseñado para estos días en Francia.

Tomé el elevador y presioné el número 7. No tardó mucho en llegar al piso deseado. Bajé del elevador y comencé a recorrer las habitaciones. Según los chicos de recepción, Max estaba en la habitación 709. Una vez frente a esta, toqué dos veces y escuché a alguien decir "ya voy". En ese momento, me enfoqué en mi teléfono para revisar unas últimas cosas de la primera entrevista de Max. Fue entonces cuando aparté mi mirada del teléfono y vi a un chico sin camisa y envuelto solo en una toalla.

Narra Carlos

Estaba dándome una ducha tranquilamente mientras escuchaba música, cuando escuché que alguien tocaba la puerta. Decidí salir de la ducha y envolver mi cuerpo con una toalla. Supuse que era Lando, pero cuando abrí la puerta, una chica de cabello oscuro y gorra de Red Bull entró como si nada a mi habitación y comenzó a decirme el planner de Max. Así que esta es la supuesta asistente de Max, la chica con la que choqué y me quedé con su gorra del PCG.

—Tú no eres Max —dijo nerviosa la chica.

—No, soy Carlos Sainz, un gusto, preciosa —dije algo coqueto.

En ese momento no me importaba estar en pelotas. Desde que estuvimos en España, me quedé con la intriga de saber más sobre esa chica misteriosa que había chocado conmigo y derramado su limonada en mí. Tanto que incluso se lo conté a Lando y entre ambos nos pusimos a buscarla en todas las redes sociales, pero jamás la encontramos, ya que no sabíamos su nombre, edad o nacionalidad. Al fin había encontrado a la chica que me había bañado de su limonada. Esta no era la forma en la que me había imaginado conocerla, pero al menos sé que es la asistente de Max.

Estaba muy concentrado en esta chica cuando comencé a ver cómo se ponía roja y se daba la vuelta, mientras que yo solo solté una leve risa.

—Lo lamento, me equivoqué de habitación—dijo mientras salía de mi habitación aún sonrojada.

—¡Max está en la 706, nena! —exclamé. Ella solo asintió y salió corriendo a toda velocidad. Para mi suerte, justo en ese momento llegó mi compañero Lando.

—¿Qué hacías con la asistente de Max? —cuestionó mi amigo.

—Nada, ella pasó como si nada. Supongo que se equivocó de habitación, ya que buscaba a Max.

—Aja... te creo...

—Ya, Lando, ¿vas a pasar o me dejarás aquí afuera en pelotas?", él solo rio y pasó a mi habitación, para luego entrar yo.

Narra Viviana

Salí lo más rápido que pude y lo último que escuché fue a Carlos decir que Max estaba en la 706. Dios mío, ¿cómo es posible que los de recepción se hayan equivocado y, peor aún, haberme encontrado con Carlos Sainz de esta forma?

Toqué como 10 veces la puerta de la habitación de Max y creo que hice un escándalo, ya que vi cómo Checo, Daniel, Charles y Hamilton abrían sus puertas.

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