Capítulo 5.

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ADVERTENCIA: Escenas que pueden herir la susceptibilidad de algunas personas. Se recomienda discreción.

Sábado 13 de octubre, 1990.

Se observaba a sí mismo en el espejo mientras que aquella joven de cabello anaranjado terminaba los últimos detalles de su precioso maquillaje. Había pintado sus ojos de una forma diferente a la usual y le encantaba, no podía borrar la sonrisa de su rostro. Era la primera vez que estaba nervioso y ansioso por comenzar su jornada laboral, porque sabía bien a quién vería esa noche. A lo lejos, su compañero de cuarto, Daniel, lo atravesaba con su atenta mirada debido a su curiosa actitud.

—Te ves muy entusiasmado hoy, Jimin.

—Claro que lo está, porque va a ver a su cliente favorito —opinó Yeji, cerrando el lápiz delineador—. ¡Listo, estás precioso!

—Me encanta... —murmuró, sonriendo hasta que sus ojos se cerraron.

—¿El maquillaje o Jeon Jungkook?

Daniel lanzó una carcajada ante el comentario de su colega, sobre todo porque el rostro de Jimin se tiñó de rojo como un tomate. Era tan extraño verlo actuar de esa forma, la primera vez en cinco años de hecho.

—¡De verdad, amigo! —exclamó entre risas—. Se nota que estás impaciente por verlo.

—Déjalo, por lo menos encontró a alguien con quien pasarla bien —dijo Yeji.

—Sí, creo que lo mejor de este asunto es que el viejo Kim vino aquí el martes y ayer, así que no estará molestando hasta la semana que viene.

—Es como un regalo de cumpleaños —respondió Jimin, sin poder borrar la sonrisa tonta de su rostro—. Además, ayer no fue muy violento conmigo.

Yeji y Daniel se observaron el uno al otro, sonriéndose con pesar, y percibieron una horrible sensación en el pecho por escuchar a su amigo decir aquello tan a la ligera, como si estuviera resignado, como si no le importara recibir palizas injustificadas.

—¿Estás listo para darlo todo con ese Jeon, campeón? —bromeó Daniel en un intento de relajar la atmósfera—. Quiero ver que lo dejes tan mal que tenga que tambalearse al caminar, ¿escuchaste?

—¡Daniel, cállate! —exclamó, cubriendo su rostro con sus manos por la vergüenza.

—¡Oye, oye! Arruinarás mi obra de arte.

La joven de cabello anaranjado tomó a Jimin de las muñecas para separar sus manos de sus ojos, no quería que su maquillaje se viera arruinado tan pronto.

De alguna manera, el ambiente esa noche se sentía agradable, los tres mantenían unas genuinas sonrisas y parecían divertirse. No solía pasar eso, pero quizás el cumpleaños de su tierno amigo estaba siendo el motivo de su relajación. Lo habían despertado con el típico canto de felicitaciones, besos, abrazos y bromas de mal gusto. Todos en el Dragón Dorado lo saludaron, le tenían un gran aprecio, no había nadie allí que no quisiera a Jimin.

Incluso ninguno se sintió incómodo en cuanto la puerta fue abierta de forma brusca por la madama Alena, quien se mantuvo bajo el umbral con una expresión impávida al ver a los demás riéndose de algo que ella desconocía. El joven de cabello rubio sintió un cosquilleo en su pecho al saber que ella venía a anunciar el inicio de la jornada, al saber que volvería a ver a ese apuesto muchacho de ojos almendrados. Estaba ansioso por oír las órdenes de esa mujer.

—Jimin, tienes reservado el cuarto VIP para hoy. Lo reservaron con demasiada anticipación, así que prepárate ahora mismo para ir —indicó—. Parece que alguien tiene muchas ganas de verte.

Toy [장난감] • KookMin (+18)Onde as histórias ganham vida. Descobre agora