El antes de conocer al hechicero era parte del primer grupo, amor, no era algo que buscará, no era algo que rondará por su cabeza, no era algo que lo emocionara, no era algo que deseara sentir.

El amor te volvía débil, hacia de hicieras locuras y cambiaras cosas en ti, te preocupaba y te mantenía despierto, te lastimaba y no había consuelo, eso pensaba.

Miraba a su madre y compraba esa idea que tenía, ella en el pasado fue hermosa e inteligente, nunca se callaba ante lo que no le parecía, siempre tuvo claro sus objetivos y su ambición solo podía ser compara con el gran sol, tenía planes y un futuro brillante, tenía todo a su favor hasta que un día conoció a su padre.

Su padre, un estudiante rebelde y demasiado soñador para seguir reglas, era muy inteligente pero su comportamiento "infantil" provocaba que sus maestros lo tacharan de inmaduro y una pérdida de talento, pasaba largas horas tocando en una banda con sus amigos, él no tenía planes a futuro, le gustaba vivir la vida un paso a la vez.

Cuando se conocieron, sus ideas totalmente diferentes hicieron que sintieran curiosidad por él otro, después de un veloz año se enamoraron perdidamente, tal vez ese fue el error de ambos, querían entregarse por completo y estar siempre juntos. Cambiaron sus ideas y metas, sus vidas dieron un giro de 360 grados, su madre dejó sus ambiciones y brillante futuro y las tiro a la basura para casarse, su padre dejó sus sueños y vida despreocupada de adolescente para formar una familia con ella.

Los dos, al final, terminaron odiando en lo que se habían convertido.

Desde que era un niño se dio cuenta, cuando lo dos hablaban del pasado podía notar un brillo en sus ojos, se notaba la tristeza y nostalgia que sentían, pero cuando ellos se miraban y lo miraban, no había rastro de ese brillo, parecía que el amor entre ellos se había apagado hace varios años ya.

Creció temiendo enamorarse, ¿sus ambiciones tornándose sin valor por alguien? era algo que lo aterraba y le generaba imnsonio, juraba que nunca se enamoraría, nunca haría nada para que eso siquiera pasara por su mente.

Quería ser alguien en la vida, alguien famoso que todos admiraran, estar en las conversaciones de todos y que hablaran de él con total admiración por lo que haría.

Eso pensaba, esas ideas tenía, y eso creía, hasta que encontró al hechicero, el cambio todo sus planes por completo, por primera vez entendió la expresión "el corazón no sigue reglas", vivió todo lo que juro evitar, sintió todo lo que juro nunca sentir, hizo las mismas cosas que tanto juro no hacer.

Amar y arriesgar todo por una sola persona le parecía ridículo hasta que se topo con ese lindo chicos de ojos miel.

Estaba enamorado.

Amor.

Algo que aborrecia y detestaba, pero que ahora tanto anhelaba volver a sentir y ser correspondido por ello.

—Llegamos.— la voz del conductor lo sacó de sus pensamientos, el antes de bajar del taxi pagó por el viaje.

Uan vez fuera se dirigió a su apartamento, uso el ascensor de ahí porque estaba seguro de que si usaba más escaleras tendría que visitar nuevamente el hospital.

Una vez frente a su puerta saludo cordialmente a una vecina que salía del apartamento continuo al suyo, cruzaron una par de palabras antes de que el entrará a su casa.

Una vez dentro se dio cuenta la gran diferencia de iluminación que había, prendió todas las luces que vio y se dirigió a la cocina, comenzó a desempacar todo y ordenarlas en donde correspondían, dejó afuera café de pasar y algunos huevos para prepararse una tortilla y finalmente darle algo a su estómago.

𝘕𝘰𝘵𝘢 𝘥𝘰𝘳𝘢𝘥𝘢. #𝙨𝙥𝙧𝙪𝙖𝙣Where stories live. Discover now