30.

2.9K 363 408
                                    

30. Eduardo.

Una vez dentro juan contemplo por unos segundos el lugar, si, definitivamente parecía una cabaña, no pudo evitar pensar en como se vería ese lugar en el pasado con un pequeño spreen corriendo y riendo por toda la casa, seguramente sería una situación demasiado tierna ante sus ojos.

Spreen por su lado miraba el lugar con un ligero fastidio, aún recordaba perfectamente las largas horas que tuvo que pasar cargando pesados libros en un rincón de la sala como castigo por actuar " demasiado infantil", mientras que al mismo tiempo su padre veía la televisión ignorando sin empatía sus quejas y lloriqueos.

Recuerdos amargos que prefería ocultar bajo el tapete.

—Tu papá esta en la sala, saludalo mientras voy a servir la comida.— Rosa habló aún un poco disgustada por la precencia del hechicero y antes de irse a la cocina advirtió. —No hagan nada que lo enoje, no actúen raro.—

Spreen sola la ignoro, para su padre todo era raro y todo lo hacía enojar así que no había sentido en cuidar sus palabras en vano. —Vení Gafotas.—

Juan siguió a spreen hasta la sala de estar, hay estaba un hombre de cabellos negros y ojos del mismo color, innegablemente era el padre de spreen, el tan solo verlo podrías decir que era un copia exacta de él pero solo que más adulto.

—Hola Eduardo.— Spreen hablo sin mucha emoción. —Traje un amigo.—

—Hola señor.— Juan saludo intentando no verse nervioso pero la mirada que le dedicaba el contrario era simplemente intimidante.

Eduardo alzó la mirada de la televisión y lo miró con disgusto —Tu madre dijo que vendrías con alguna novia, vaya decepción pero ya estoy acostumbrado.—

Él habló sin importarle lo mas mínimo de que viera otra persona aparte de ellos dos en la sala, aunque nunca se había molestado en ocultar su pésimo temperamento y mala educación, sus palabras reflejaron asco y burla, su hijo le generaba asco y burla, y Spreen lo sabía, lo supo desde que era un niño.

Juan miró la escena sintiéndose fuera de lugar, estaba confundido sabía que spreen y su padre no se llevaban muy bien por lo poco que vio, pero aún no lograba entender... ¿cómo un padre podía tratar así a su hijo? ¿por qué no se notaba en lo más mínimo feliz de verlo después de tanto tiempo? ¿por qué ni siquiera intentaba ser sutil?

—Con la vida de mierda que tenés normal. Ya también estaría decepcionado de ser un viejo fracasado como vos.—

Okay, Juan definitivamente sentía que no debería estar ahí, sentía que el padre e hijo que se miraban con tal rechazo pasarían a la agresividad en cualquier momento.

—¿Quién te crees vos para faltarme el respeto?— Eduardo se levantó del sofa y se acercó intimidante a su hijo.

—Señores, tal vez deberíamos calmarnos ¿no les parece?— Juan intento calmar las aguas, no quería que su viaje de horas no valiera la pena por una situación como esta.

—¿Que te metes vos anteojos de mierda?—

—No le hablés así viejo choto o te rompo la cara a piñas. —

La situación escaló un punto que parecía que no abría vuelta atrás, parecía que la única manera de romper esa tensión era con un golpe, y digamos que a ninguno de los dos azabaches les faltaban las ganas de hacerlo.

Juan previando lo que pasaría, un poco asustado fue a buscar a la señora que servía los platos en el comedor, no tuvo que decir mucho más que "su esposo y spreen" y la mujer fue rápidamente hacia la sala, se puso entre los dos algo cansada.

𝘕𝘰𝘵𝘢 𝘥𝘰𝘳𝘢𝘥𝘢. #𝙨𝙥𝙧𝙪𝙖𝙣Where stories live. Discover now