𝘕𝘰𝘵𝘢 𝘥𝘰𝘳𝘢𝘥𝘢. #𝙨𝙥𝙧𝙪𝙖𝙣

13.

13. Charla.

Spreen llevaba puesto una camiseta de doble manga negra, un pantalón negro y unas converse clasicas negras también , que se puede decir a él argentino le encanta, ama, adora el color negro.

Estaba perdiendo tiempo en su celular, había llegado un poco más temprano de lo acordado y ahora por no saber calcular el tiempo, se encontraba esperando que el hechicero llegara mientras se apoyaba la pared de la tienda de empeños que parecía estar cerrada.

— ¿Señor Spreen? — Un chico de cabellos marrones lo miraba un poco confundido, no esperaba verlo ahí, su jefe no le había dicho nada. — ¿Viene a vender algo? —

— Hola Noni. No vengo a verde nada, estoy esperando al gafotas. —

— ¿Gafotas? ¿Habla del hechicero? — La expresión de confusión de Noni permaneció una segundos hasta que recordó la razón del porqué Spreen había pagado tanto dinero desde un comienzo. — ¡Ah cierto! ¿Cómo va con su entrevista? —

— Bueno, estoy tardando mucho tiempo. — Spreen habló con sinceridad, ya habían pasado más de dos semanas desde que se había comprometido a hacer su nota dorada y aún no tenía ni siquiera el primer borrador.

— ¿No tiene suficiente información? — Spreen respondió negando con la cabeza, una idea para ganar más dinero se le  formó a Noni, su jefe estaría orgulloso si lo viera. — Yo podría ayudarle señor Spreen, podría darle un poco de información pero eso tiene un precio, usted me entiende ¿no? —

En realidad eso no era una mala idea, si no podía sacar la información que requería directamente del hechicero podría usar testigos externos, aparte esto agregaría más credibilidad a su nota.

Pero aún así no podía evitar molestarse al ver que cada día parecía perder más dinero.

Hasta ahora gastaba más de lo que ganaba y eso lo estaba comenzando a frustrar.

— Sos igual a tu jefe. —

— Gracias por el halago señor. — La sonrisa de Noni parecía honesta pero Spreen sabía que se estaba burlando de él.

— ¿Cuánto querés? — Habló secamente el argentino.

— ¿Cuánto ofrece? — Respondió Noni con su característico entusiasmo.

— ¿Qué están ofreciendo? — La voz repentina de Juan sorprendió a los dos chicos.

Spreen guardo silencio inmediatamente, mentiría si no dijera que se asustó un poco, pero al parecer por la expresión curiosa del hechicero no había escuchado nada que lo fuera a delatar.

— N-Nada señor hechicero, debo entrar a la tienda, suerte en lo que vayan a hacer, bayy— Noni entro rápidamente a la tienda, al parecer no sabía disimular muy bien en estas situaciones y por eso  se refugio sin pensarlo dos veces en Empalas Tanizen.

Spreen después regresaría para hablar con el y así llegar a un acuerdo.

— ¿No están planeando matarme o si? — Juan pregunto un poco desconfiado y retrocedió un paso.

— ¿E ir a la cárcel por nada? Nah. — Spreen bromeó con la esperanza que el tema de conversación se alejara de lo que acababa de pasar. Y funciono.

— ¿Por nada? No olvides que soy un hechicero supremo. ¡Te caería todo el peso de la ley! —

Spreen solo se rio un poco y se detuvo a observar al hechicero, tenía puesto una sudadera holgada negra con un pantalón cargo blanco, su cabello estaba algo desarreglado también, pero no lo hacía ver descuidado en cambio se veía mucho más natural y bonito.

— ¿Qué miras? ¿Caístes ante mis encantos? — Juan alzó una ceja mirándolo con una sonrisa burlona, en realidad Spreen lo había quedado mirando un poco más de lo habitual y se sintió un poco avergonzado por eso.

— No te vistes como un mago. —

— ¿Tienes un fetiche con los magos o que? — 

—Eww no. Solo pensaba que un loquito por la magia se viste como un loquito por la magia. —

Juan lo miró ofendido. — ¿Loquito por la magia? Espero que te refieras a lo increíblemente comprometido que estoy con mis responsabilidades de hechicero. — El castaño se cruzó de brazos cuando una idea divertida apareció en su mente. — Ya que tanto insistes, la próxima salida me verás vestido con mi traje de hechicero.—

— No gracias. Si alguien me ve junto a vos me tachan de loco de seguro. — Spreen solo bromeaba no le importaba demasiado como se vistiera Juan para verlo, solo importaba que estuviera.

Para poder seguir recopilando información, claramente.

— Tienes razón. Los demás me verán como un tonto y no puedo decirle a todos que soy un hechicero... —

¿No podía decircelo a todos que? Vaya problema tendría después.

Spreen se sintió levemente culpable pero intento ignorar ese sentimiento que lo acompañaba cada que se encontraba con Juan cara a cara , no debía sentir pena por Juan, arrepentirse de escribir esa nota solo demostraría que no toma en serio su trabajo y que solo perdía el tiempo hablando con el.

— ¡Ya sé! — Juan lo miró emocionado y se aclaró la garganta antes de hablar. — Nadie me vería extraño si estoy en mi propia casa ¿no? —

Spreen ahora era el confundido. — ¿Me estás in... —

— ¡Si! Te invito a mi querido santuario. —

Spreen sorprendido miró al hechicero que parecía que hecharia chispas de la emoción.

Esto era bueno, muy bueno. En la casa del hechicero seguramente habrían cosas que el podría investigar y serían esenciales para su revista.

Tal vez hasta encuentra objetos mágicos que podría usar como pruebas visuales.

— Bueno, debo arreglar unas cosas antes, mi puerco debe acostumbrarse a la idea de que un completo extraño interrumpa su paz. —

— Vas a ver como nos llevamos re piola. —

— No lo sé, no te veo de animales. — Juan achino sus ojos fingiendo que lo estaba inspeccionando.

— Me ofendes. Todos los animales me aman. —Bueno, Spreen no mentía, el tenía ese extraño "don" que hacía que los animales se encariñaran con el. En un cerdo medio mágico no debía ser tan diferente.

— Hare como que te creo. ¿No deberíamos irnos? Podemos seguir hablando en la heladería. —

Spreen asintió, tampoco es que contará con el tiempo del mundo. — Vamos, ¿por dónde queda? —

¡¡¡Holaaaaa!!! ¿Cómo están gente bonita?

Yo personalmente me cago de sueño todos los días, escuela ya sueltame no soy tu mejor guerro 😿.

Por cierto, se vienen cositas 😈.

Espero que les haya gustado el capitulo, tenga un buen día, tarde, noche.

—willi.