Inasa parece observar de forma directa e interesada el rostro adormecido del heterocromático, al instante en que siente que sus músculos tensan.

—Sí, dormí diez horas y me siento muy cansado. —responde a su lado.

— ¿¡Diez!? —exclaman todos al unísono.

Todos los estudiantes llegan somnolientos, algunos con crisis de pánico y la gran mayoría con sus niveles de ansiedad a tope.

Izuku no puede evitar no buscar a sus alrededores al responsable de tal actividad, pero aún si ya han llegado los enormes autobuses frente a todos, no le encuentra.

—Bakugou... —susurra al instante en que Todoroki le mira silencioso.

— ¿Qué esperas, Midoriya? —inquiere Todoroki rompiendo el silencio. —Es hora de subir.

Izuku le mira dudoso por un segundo, mientras sonríe nervioso. —I-iré al baño, no demoro. —dice al instante en que se pierde a través de los pasillos.

Todoroki le observa correr y asiente silencioso, al instante en que siente una mano sobre su hombro de forma intensa.

— ¡¡Todoroki!!

Es Inasa quien le ve de forma excesivamente amigable, casi como si se tratara de un perrito contento que recibe a su dueño.

Todoroki Shoto le observa en absoluto silencio y serio.

— ¿¡Cómo estás para el evento de hoy!? —inquiere Inasa enérgico sin quitar su mano de su hombro, a su lado.

—Bien. —suelta Todoroki comenzando a avanzar notando el cómo aquel joven de cabellos cortos le sigue en silencio.

Los ojos de Inasa desvían un segundo, pensativo y dudoso ante la actitud frívola y desinteresada del joven heterocromático. Pero su impulsividad es más grande.

— ¡Si ganamos hoy, te invitaré una comida, la que tú quieras! —suelta amigable.

Shoto le mira curioso. —Que sea soba. —suelta sin más subiendo al autobús.

A Inasa le brillan sus ojos en cuanto escucha algo positivo salir de sus labios. — ¿Te gusta la soba?

—Sí. —responde Shoto sentándose tranquilamente en el autobús, mientras observa paciente hacia los pasillos de la U.A por la ventana en espera del regreso de Izuku.

— ¡Inasa! ¿¡Qué esperas!? —exclama un compañero de su clase subiendo al bus de al lado.

El pelinegro le mira instantáneo en cuanto escucha su nombre. — ¡Ah, sí! —suelta al instante en que se va.

Su compañero le mira una vez se sienta a su lado curioso, observándole completamente serio y tenso, en silencio absoluto.

— ¿Qué pasó?

De Inasa sale aire decidido de sus narices. — ¡Yo juro que ganaré esto, sea como sea! —exclama completamente decidido.

Su compañero le mira con sorpresa, jamás había visto a Inasa tan serio y decidido como en ese mismo instante.

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En algún punto de la ciudad, en un apartamento en particular, Bakugou Katsuki seguía enrollado entre las sábanas.

Su teléfono suena y suena, pero solo salen quejidos somnolientos de sus labios.

Es cuando aquel sonido es realmente insoportable que logra abrir sus ojos cansados con evidente molestia.

¡Ah! Katsuki-sensei ¦Katsudeku¦ Where stories live. Discover now