CAPÍTULO III: Cazadora de Demonios

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Mickael

—Espera, ¿realmente es real lo que acabo de escuchar? ¿Cazadora de demonios? ¿Eso existe? —Dije, lleno de confusión—. Entiendo a los Ángeles Cazadores, pero, ¿personas?

—Sé que tienes muchas preguntas, pero no puedo responderte todo en este momento.

— ¡Menahem! —exclamé impactado—. ¿Ciento cincuenta años? ¿En serio no puedes tan solo explicarme eso? ¡Por favor! ¿En dónde me metiste?

Ella bajó la mirada tratando de pensar. Parecía un poco consternada ante mi reacción, pero si no era esa, no sabía cuál tener, había mucha confusión dentro de mí. Empecé a tener muchos sentimientos que hace mucho tiempo que no sentía.

«Estoy desequilibrado», pensé. Uno de mis defectos, era esa extraña obsesión con tener el control de las situaciones que estuviesen a mi cargo, una vez perdía eso, me sentía en total descontrol y necesitaba un dato estable que me ayudara a volver a organizar todo en mi mente.

—Rosie es una cazadora de demonios antigua, hay una legión de criaturas, que aún no identifico qué son, porque no se dejan ver, la han buscado desde que se enteraron de que ella tiene un oscuro secreto guardado en su mente. La querían poseer, y sus ángeles guardianes...

— ¿Qué? ¡Habla! —grité alterado. Estaba ansioso por conocer la verdad, solo así podía saber cómo solucionarlo.

—Deja de gritar —me dijo Menahem seria—. Me estás aturdiendo.

—Lo lamento —expresé al bajar la mirada e inclinarme en señal de respeto.

—Sus Ángeles Guardianes mueren —confesó al fin.

— ¿¡Todos!?

Menahem no respondió, porque la respuesta estaba en frente de mí, ella se volteó al frente para que yo mismo viese las muertes de cada Ángel protector que había cuidado de ella en el pasado. No era Rosie el problema, sino su alma, que aguardaba secretos que una especie de criaturas deseaba con mucha ambición.

Bajé la mirada, pensativo, y disgustado.

— ¿Qué te hace creer que no voy a morir como ellos? —le pregunté. Menahem volteó hacia mí, sorprendida ante mi pregunta.

—Eres fuerte.

—No es suficiente.

—Mickael, te conozco, sé que no me equivoqué contigo.

—Estar con ella va a ser una especie de suicidio —dije, sin poder mirarle a la cara.

—Confío en ti.

«Esto es desagradable, no quiero hacerlo, quiero irme, deseo huir», me decía a mí mismo, pero sabía que al final no iba a hacerlo, tenía que enfrentarlo.

Después de ver por última vez tanta destrucción, me regresé a la habitación de Rosie y salí de sus sueños, Menahem se vino detrás de mí, en silencio. «Como siempre, no tiene nada que decir».

Miré a Rosie mientras dormía.

— ¿Ella sabe lo que es? —le pregunté esperando una respuesta que me ayudara a despejar tanto desorden en mi mente.

—No aún, pero lo recordará, y cuando lo haga, debes saber que vendrán por ella.

— ¿Cómo va a recordarlo?

—Cuando la desperté de su sueño eterno, comenzó a tener pesadillas que solo la hacen querer morirse, son terribles para ella.

La miré con nostalgia.

— ¿Hay alguna manera de ayudarla?

—No —respondió Menahem secamente—. Porque no son sueños, son recuerdos y visiones. No hay forma de evitarlo, pero como ángel guardián puedes hacer de sus sueños un poco más tranquilos, tu esencia da paz.

»En ella será temporal, pero la ayudará bastante.

Se produjo un silencio. Su mente estaba tranquila en ese momento, no había sueños desagradables, ni malos sentimientos, en ese momento me dio curiosidad acerca del porqué los recuerdos no se producían siempre.

— ¿Hay alguna razón por la que los sueños no se producen siempre?

—Son recuerdos, no están presentes, solo aparecen cuando sueña, o toca objetos o personas que la hacen tener visiones, que solo la llevan a una especie de trance. Debes tener cuidado con eso cuando vaya al trabajo.

— ¿Entonces tiene una vida normal? ¿Cuánto tiempo lleva despierta?

—Sí, la tiene, relativamente, yo la tenía oculta aquí, todo estaba bien hasta que hace unos meses una criatura comenzó a seguirme, desde ese momento supe que ya ellos sabían que Rosie estaba despierta.

»Y cuando descubrí que estaba empezando a soñar con su pasado, supe que eso tuvo que activar su mente. Y esas criaturas son las que pienso, tuvieron que identificarla rápidamente. Ya no podía seguir cuidándola, necesitaba un ángel guardián.

— ¿Por qué no solo le asignaste uno rápido y ya? Tuviste que esperar demasiado.

—Necesitaba conseguir un ángel capacitado, y ese eras tú. Cuando lo supe, no sabes lo feliz que fui en ese momento. Esperé un tiempo por tu entrenamiento angelical, y cuando pasaste todos los niveles rápidos, fue cuando supe que no me equivocaría esta vez.

—Menuda intuición —dije.

—No es intuición, otros ángeles de jerarquía alta te eligieron. Diciéndome que «el chico del caballo blanco es el mejor». Así que no me decepciones.

«Menudo apodo, —el chico del caballo blanco—, no sé si reírme o llorar».

No dije nada y me asomé por la ventana, solo para apreciar la luna por un rato, intentando asimilar todo aquello. Sonreí sin poder creer en donde estaba involucrado.

—Esto es una locura, ¿lo sabías?

Menahem asintió tratando de comprender mi posición.

— ¿Ella fue creada? ¿Nació siendo cazadora? No lo entiendo.

—Son especiales, tienen habilidades y un don en específico, que aún Rosie no conoce, pero cuando los recuerde van a emerger de ella con facilidad.

»Por otro lado, ella es más humana que un ser sobrenatural. Por eso es difícil de detectar, se camufla entre los mismos humanos, pero esta vez cambió, su energía está fuerte y ellos lo saben.

—Cuando te refieres a «ellos», ¿de quién me hablas exactamente? ¿Demonios?

—No precisamente —dijo Menahem, al caminar y ponerse a mi lado—. Es una raza completamente distinta que sabe cómo matar ángeles guardianes, por eso han muerto tantos cuando están cuidando de Rosie.

— ¿Qué son entonces? ¿Los conoces?

—Creo que hubiese deseado no hacerlo jamás, son escorias. Son peores que los demonios, más fuertes, pero son una mezcla particular entre seres de luz y seres de oscuridad. Se hacen llamar, «Caballeros del Infierno».

— ¿De dónde provienen entonces? Los demonios son Ángeles Caídos condenados finalmente al infierno, dejan de ser «caídos» cuando bajan allí. Pero, ¿los caballeros del infierno son Ángeles caídos?

—No, son Ángeles Oscuros, evolucionados.

CAUTIVANTEWo Geschichten leben. Entdecke jetzt