69 | NO ME DECEPCIONES

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En el patio de Winterfell, Alayna y Jon prepararon sus fuerzas para viajar al sur. Comprobando la silla de montar de su caballo y asegurándose de que su espada estaba presente, se volvió para encontrar a Joanna y Asher acercándose.

—¿Me acompañarán? —dijo Alayna.

Joana sonrió—. Por supuesto.

—¿Quién cuidará de Robb? —preguntó Alayna.

—Aidan —respondió Asher—. Lo mantendrá aquí por ahora. Dónde pertenece.

—¿Y cuando regresen?

Joanna miró a Asher—. Estábamos pensando en ir más al Norte. Las Tierras Oscuras parecen un buen lugar para establecerse.

—¿Más al Norte? —repitió Alayna sonriendo—. ¿Segura que tu piel sureña puede manejar eso?

Joanna golpeó el brazo de Alayna—. Sí. Cállate.

Al otro lado del patio, Alayna vio a Jon y Tormund hablando entre ellos. Se excusó de Asher y Joanna dirigiéndose hacia ellos dos. Escuchó a Jon despedirse de Tormund antes de que se abrazaran, y sus ojos se abrieron con sorpresa.

—¿Te ibas a ir sin despedirte? —preguntó Alayna.

—Por supuesto que no —respondió Tormund, tendiéndole los brazos—. Eres la única mujer aquí a la que le agrado.

Alayna sonrió—. Te voy a extrañar, Tormund.

—Ah, nos volveremos a ver —prometió Tormund, abrazando a Alayna.

—Eso espero —respondió Alayna, sonriéndole después de que rompieron su abrazo.

—Tienes el Norte dentro de ti —le dijo Tormund—. El verdadero Norte.

Jon casi sonrió cuando Alayna dijo—: Quién sabe, tal vez algún día estemos en el verdadero Norte.

Cuando Tormund se fue, fue reemplazado por Sam y Gilly. Abrazando a la salvaje que Alayna consideraba una de sus mejores amigas, se sorprendió al sentir algo diferente en ella. Esperando hasta que Jon se alejó de abrazarla con una mirada de confusión en su rostro, Alayna sonrió.

Sam asintió—. Sí, bueno, las noches se vuelven más largas y no había mucho que hacer en Antigua. ¿Cuántos libros puede uno leer? Así que...

—Estoy segura que saben cómo pasó, Sam —dijo Gilly, sonriendo.

—Estoy tan feliz por ti —dijo Alayna, abrazando a su amiga.

—Si es un niño, queremos llamarlo Jon —les dijo Gilly.

La voz de Jon era ronca cuando dijo—: Espero que sea una niña.

—Si es una niña, queremos llamarla Alayna —dijo Gilly, sonriéndole a Alayna.

—¿En serio? —preguntó Alayna.

—Sí —dijo Gilly, sonriendo.

Jon y Sam se abrazaron, ambos haciendo todo lo posible por contener las lágrimas, y cuando se separaron, Sam abrazó a Alayna. Cuando dio un paso atrás, sintió que las lágrimas brotaban de sus ojos.

—Son los mejores amigos que he tenido —les dijo Sam.

Jon inhaló bruscamente—. Tú también, Sam.

—Cuídate —dijo Alayna.

—Tú también —respondió Sam.

Volviendo a sus caballos, Alayna se subió a la silla y se volvió hacia Jon, ofreciéndole una sonrisa triste. El viaje al Sur nunca era bueno para los norteños.


BLACK BLOOD | Jon SnowWhere stories live. Discover now