51 | DESEMBARCO DEL REY

674 70 0
                                    

Desembarco del Rey había sido una vez el hogar de Joanna. Ella había crecido en esa ciudad, en la Fortaleza Roja, que siempre había parecido tocar el cielo, pero al regresar se sentía como si hubiera caminado directamente a un lugar que le era extraño. Las palabras de Alayna todavía resonaban en su cabeza cuando sacaron su pequeño bote a la orilla.

Recuerda, te has acostado con lobos. Ahora estás en la guarida de los leones, y los leones y los lobos no se llevan bien.

Joanna no se sentía como un lobo; no se sentía como nada más que una madre y una luchadora. Sabía que tenía que hacer esto para brindarle un futuro mejor a su hijo, que la estaba esperando en casa, pero mientras miraba la Fortaleza Roja y se paraba junto a Tyrion, no sabía cómo les iría.

—La última vez que estuve aquí, maté a mi padre con una ballesta —dijo Tyrion.

Eso no sorprendió a Joanna en absoluto.

—La última vez que yo estuve aquí, mataste a mi hijo con fuego valyrio —respondió Davos.

—La última vez que estuve aquí, mi hermanito psicópata le cortó la cabeza a Ned Stark —dijo Joanna.

—Hay un camino a la izquierda que bordea el acantilado —explicó Davos—. Los guardias casi nunca lo patrullan. Son demasiados escalones.

Mientras Tyrion y Joanna subían por la playa, se dieron cuenta de que Davos los seguía y Tyrion preguntó—: ¿No te quedarás aquí?

—Tengo cosas que hacer en Lecho de Pulgas —respondió Davos.

—¿Y si alguien se lleva el bote? —preguntó Tyrion.

—Entonces estamos jodidos —respondió Davos—. Será mejor apurarse.

Entraron en las criptas de la Fortaleza Roja, donde habían enterrado al último de los dragones, sus esqueletos conservándose como un recordatorio eterno del aplastamiento de la dinastía Targaryen. Joanna y Tyrion esperaron en silencio hasta que escucharon dos voces.

—Hoy podría ser el día en que te mate por accidente —no había duda que era la voz de Jaime Lannister.

—No será contra mí —respondió otro hombre. Dio un paso atrás cuando Jaime miró fijamente a su sobrina y su hermano—. Los dejo.

—¿Quién era ese? —preguntó Joanna, mientras el hombre se escabullía.

—Un viejo amigo —respondió Tyrion—. Bronn.

Jaime Lannister miraba a su hermano y a su sobrina casi como si no pudiera creer lo que veía. Joanna no podía culparlo; después de todo, se suponía que estaba muerta y Tyrion había desaparecido sin decir una palabra. Parecía natural que Jaime se viera tan sorprendido, pero también tan enojado.

—Necesitaba verte —le dijo Tyrion a su hermano—. Y sabía que jamás accederías a encontrarnos.

Jaime levantó la mano hacia su hermano, sus ojos en Joanna. Trató de sonreír, los ojos llenos de lágrimas mientras daba unos pasos cautelosos hacia su tío. A pesar de estar en bandos opuestos en esta guerra, Joanna amaba a su tío. Él le había enseñado todo lo que necesitaba saber sobre la lucha, y si no fuera por sus lecciones, nunca habría sobrevivido tanto tiempo.

—¿Tío Jaime? —dijo Joanna en voz baja.

—¿Joanna? —susurró Jaime, dando un paso hacia ella—. ¿Eres realmente tú?

Ella asintió—. Sí.

—Pensamos que estabas muerta —dijo Jaime—. La última vez que te vi...

—Fue hace mucho tiempo —respondió Joanna.

BLACK BLOOD | Jon SnowWhere stories live. Discover now