27 | LA ÚLTIMA BARATHEON

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—Levantó sus manos y todos se pusieron de pie de inmediato —dijo Jon con expresión angustiada—. Eran miles. El ejército más grande del mundo.

Alayna se sentó alrededor de una mesa con Jon, Sam y Alden, escuchando el recuento de lo que sucedió en Hardhome. Los Caminantes Blancos habían atacado y masacrado a miles de salvajes. Jon y Alden apenas escaparon con vida.

—¿Qué vas a hacer? —preguntó Sam.

—Esperar que no descubran cómo escalar el Muro —respondió Jon.

—Pero... ¿el vidriagón? —preguntó Sam.

—Ya nadie podrá recuperarlo —dijo Alden—. De todas formas no haría diferencia, no a menos que tuviésemos muchos más.

—Pero mataste a un Caminante Blanco —dijo Alayna, volviéndose hacia Jon.

—Con Garra —dijo Jon—. Lo vi romper hachas de acero como si fueran de vidrio, pero Garra...

—Es de acero valyrio —dijo Alden—. ¿Cuántas espadas de acero valyrio quedan en los Siete Reinos?

—No es suficiente —dijo Jon—. El primer Lord Comandante en la historia en sacrificar la vida de sus hermanos juramentados para salvar la vida de salvajes. ¿Cómo se siente ser amigo del hombre más odiado de Castle Black?

—Fuiste mi amigo cuando llegué aquí —dijo Sam—. Y no ganaba ninguna elección antes.

—Y oye, no eres el único al que odian —dijo Alayna—. Me han despreciado desde el día que llegué.

—Vaya, realmente lo tienen difícil —dijo Alden—. Tal vez debería dejar de asociarme con ustedes.

Alayna lo pateó debajo de la mesa.

—¡Auch!

—Brindemos por nosotros —dijo Jon—. Que nos desprecien por mucho tiempo.

—Brindaré por eso —dijo Alayna, golpeando su taza contra la de Jon.

Mientras bebían, Sam miró a Jon con una expresión que claramente decía que quería decir algo. Cuando dejó su taza, Jon llamó la atención de su amigo.

—¿Qué?

—Quería preguntarte algo —dijo Sam—. Pedirte algo. Envíame a Gilly, a mí y al bebé a Antigua para que pueda convertirme en maestre. Eso es lo que debería ser, no esto.

—Te necesito aquí, Sam —dijo Jon—. Si te vas, ¿quién queda para aconsejarme?

—¿Disculpa? —preguntó Alayna.

—Bueno, está Edd —dijo Sam—. Y Alayna, Alden. Te sería más útil como maestre. Más útil para todos ahora que el maestre Aemon se ha ido. La Ciudadela tiene la biblioteca más grande del mundo. Aprenderé de historia, estrategia, sanación y otras cosas. Cosas que ayudarán cuando... cuando lleguen. Si Gilly se queda aquí, morirá. Y el bebé que ella nombró en mi honor,  morirá. Y yo terminaré muriendo, intentando protegerlos. De modo que lo último que veré en este mundo será su mirada cuando les haya fallado. Y prefiero ver mil Caminantes Blancos que ver eso.

Alayna miró a Jon—. Tiene razón, Jon.

Sam notó que Jon parecía ceder sin decir nada explícito y dijo—: Gracias.

—¿Sabes que en la Ciudadela querrán imponerte celibato? —preguntó Alden.

—Lo intentarán —respondió Sam.

—¿Sam? —preguntó Jon.

—¿Qué?

Sam.

BLACK BLOOD | Jon SnowWhere stories live. Discover now