53 | TORMENTAS DE NIEVE Y OSOS

590 68 3
                                    

Se estaban formando cristales de hielo en la barba de Jon mientras caminaba por la nieve con su grupo. Alayna estaba a su lado, y él podía ver los mismos cristales adheridos a su pelo mientras se liberaba de su capucha. Por un momento, con su atuendo salvaje, le recordó ferozmente a Ygritte, que fue tan fuerte y luchadora como Alayna.

Gendry y Joanna caminaban justo delante de ellos, ambos tratando de no temblar demasiado a pesar del frío. Alayna se dio cuenta y preguntó—: ¿Están bien?

—¿No habían venido al Norte? —preguntó Tormund.

Joanna se encogió de hombros—. No tan al Norte.

—Nunca había visto nieve —respondió Gendry.

—Es hermosa, ¿no? —dijo Tormund—. Puedo volver a respirar. En el Sur, el aire huele a mierda de cerdo.

—Nunca fuiste al Sur.

—Fui a Winterfell.

—Eso es el Norte.

—Pff.

—¿Cómo viven aquí? —preguntó Gendry—. ¿Cómo evitan que se les congelen las bolas?

—No hay que dejar de moverse —respondió Tormund—. Ese es el secreto. Caminar es bueno, luchar es mejor... y coger, aún mejor.

—No hay una mujer viva a menos de 150 km de aquí —dijo Jon.

—Bueno —dijo Tormund, volviendo su mirada hacia Alayna.

Jon lo miró fijamente—. Ni siquiera lo pienses.

Tormund se rió—. Lo sé, lo sé. Ella es tu mujer, Jon Snow.

—¿Qué hacen si no hay mujeres? —preguntó Alayna, por curiosidad.

—Hay que que arreglársela con lo que hay —respondió Tormund, mirando a Gendry con un brillo travieso en sus ojos. Cuando Gendry retrocedió y Alayna se rió de su desconcierto, Tormund dijo—: Este no parece muy astuto.

—Davos y Joanna dicen que es un buen luchador —dijo Alayna.

—Bien —respondió Tormund—. Eso es más importante que ser astuto. La gente astuta no viene aquí a buscar a los muertos. Entonces, se encontraron con la reina de dragones, ¿no? ¿Y?

—Solo luchará con nosotros si me arrodillo ante ella —respondió Jon.

—Has pasado demasiado tiempo con el Pueblo Libre —dijo Tormund—. Ahora no te gusta arrodillarte. Mance Rayder fue un hombre valiente. Un hombre orgulloso. El Rey más allá del Muro y jamás se arrodilló. ¿Cuántos de su pueblo murieron por su orgullo?

Joanna se unió a Alayna y retrocedieron un poco—. ¿Por qué hace tanto frío?

—Suenas como una sureña —comentó Alayna.

Tormund se rió, uniéndose a las dos mujeres y palmeando a Joanna en la espalda con tanta fuerza que sus rodillas casi se doblaron cuando dio un paso—. No te preocupes, te acostumbrarás.

—Espero no estar aquí el tiempo suficiente para que eso suceda —respondió Joanna.

—No es tan malo —dijo Alayna, mirando alrededor—. Es hermoso.

—Sí, cuando no me estoy congelando las tetas —dijo Joanna.

—Bueno, siempre podría ayudarte a entrar en calor —dijo Tormund.

Joanna lo miró fijamente—. No, gracias.

—La oferta siempre está abierta —dijo Tormund—. Y para ti también, mi Reina —le sonrió a Alayna—, si alguna vez te cansas de Jon Snow.

BLACK BLOOD | Jon SnowWhere stories live. Discover now