Capítulo 21

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Luis estaba besándola.

Besándola como si ella fuera el aire que le faltaba.

No, no se haría ilusiones otra vez, era ridículo. No dejaría que pisoteara su corazón de nuevo.

De modo que lo empujó, decidida a no escuchar la queja de su cuerpo, que le urgía a rendirse, a aceptar cualquier cosa que él quisiera darle.

Por fin, Luis se apartó, mirándola como si la hubiera besado en un momento de locura.

-¿Qué piensas hacer? ¿Tomarme contra mi voluntad?

-No sería contra tu voluntad -respondió él. -Sea lo que sea lo que sientes por mí, tú deseas esto tanto como yo. Me deseas, Altagracia.

-Eso ya no importa. El juego ha terminado y tú has ganado. Y tendrás que contentarte con eso porque no vas a tener nada más de mí -le espetó ella. -¿Por qué has venido? No pensarás que vamos a retomar lo que dejamos en Creta, ¿verdad?

-Estoy aquí para decirte que no me importa.

¿Sería tan cruel como para ir allí y besarla hasta volverla loca sólo para decirle después que no le importaba?

-Me da igual lo que haya pasado -siguió Luis. -Me da igual si tus hermanos te presionaron o si tú sentías que se lo debías a la memoria de tu padre...

-¿De qué estás hablando?

-Estoy hablando de que tus hermanos me eliminaron del contrato usando información que sólo conocía yo. Hasta que te la conté a ti.

Altagracia lo miró, perpleja. Pero entonces lo entendió todo. Por eso era por lo que la había mirado de esa forma en Creta, cuando recibió la llamada de teléfono...

-¿Crees que yo les di la información?

Sus ojos decían que sí.

-Puede que te engañaran para que revelaras información privilegiada... o tal vez sean tan listos que lo han adivinado por su cuenta.

-¿Y cuál es la versión que estás dispuesto a creer?

Luis la miró a los ojos, en silencio.

-Tú no tuviste nada que ver.

-Vaya, gracias. Qué alegría ser exonerada con una frase. Tanto como ser acusada y juzgada sin decir una sola.

-No quería creerlo, Altagracia -Luis se pasó una mano por el pelo, nervioso. - Lo de Alex fue terrible para mí... puede que por fuera pareciese fuerte, pero por dentro estaba pulverizado. Entonces me di cuenta de que dependía de ti, de los dos, para respirar. Pero, de repente, tú querías volver a Nueva York...

-¿Qué tiene eso que ver?

-Estaba más débil que nunca cuando tuve que enfrentarme con tus hermanos y sus palabras parecían confirmar mis miedos. Admito que dejé que mis sospechas me controlaran por un momento...

-¡Por un momento! Te habían controlado hasta hace un segundo.

-Sólo he tenido que mirarte a los ojos para saber que no es verdad -dijo él. - Pero incluso cuando pensaba que tenía razón, que no me habías querido nunca, me daba igual. Seguía deseándote.

-Y se supone que yo debo alegrarme de ello, ¿no? ¡Has creído lo peor de mí, me has juzgado sin concederme el beneficio de la duda y luego cometes el mismo crimen del que me acusabas a mí! Has usado información privilegiada, información que yo te he dado, para robarle el contrato a mi familia.

-No es cierto.

-¿Cómo qué no?

-Soy el mejor del negocio, Altagracia. Puedo conseguir cualquier cosa, todo lo que quiera... en los negocios. Pero en las relaciones personales parece que no tengo ni idea -Luis volvió a pasarse una mano por el pelo. -Me he quedado con el contrato sólo para demostrarte que puedo ganar, pero que no significa nada para mí si no te tengo a ti y a Alex.

-No nos mereces -dijo ella. -Espero que el poder sea tu cruel y frío compañero durante el resto de tu vida, Luis. Y te advierto que lucharé por Alex hasta mi último aliento. No voy a dejar que un paranoico obsesivo como tú sea su padre. Y me alegro de que sea demasiado pequeño para recordarte, me alegro de que no sepa nunca que su padre es un monstruo.

Luis levantó las manos en un gesto de súplica.

-No me hagas eso, por favor. He venido a traerte esto -le dijo, señalando la carpeta que había dejado sobre el escritorio.

-¿Qué es?

-La prueba de que incluso cuando pensaba que habías elegido a tu familia por encima de mí, yo nunca elegiría a nadie más que a ti. Esta carpeta contiene los documentos de devolución. Quiero devolverles el contrato a tus hermanos.

Altagracia miró la carpeta y luego a él.

-Podría ser una trampa, te conozco bien. Siendo el mejor, has calculado que podrías ganar la batalla a los Sandoval, pero la guerra, ahora que es personal, escalaría a tal nivel que no podrías soportarlo. Así que has decidido que es más sensato devolvernos el contrato como gesto de buena voluntad y mantenerme a mí y Alex como seguro permanente.

-Altagracia, te lo suplico, no...

-¿No qué? ¿No te gusta probar tu propia medicina? ¿Qué crees que sentimos Alex y yo cuando te fuiste? Alex llora todas las noches, esperando que vuelvas, y yo no he podido decirle dónde estás porque no lo sabía. No podía decirle que volverías o que si lo hacías podría ser mucho peor para los dos. -le dijo Altagracia, deseando hacerle tanto daño como le había hecho él.

-Te juro que no...

-No jures nada -lo interrumpió ella. -Siempre podrás encontrar una razón para marcharte que te parezca aceptable, estoy segura. Pero yo no puedo arriesgarme a eso otra vez, ni por mí ni por Alex. Mi hijo necesita una madre, no una masa de ansiedades y tristezas.

Luis dio un paso atrás, como si lo hubiera golpeado

-Te daré pruebas de que eso no va a pasar. Y te demostraré que estás equivocada sobre mí. No soy un egoísta ni un canalla, Altagracia. No te rindas, agape mou. No me saques de tu corazón.

Ella apartó la mirada. No quería, no debía hacerse ilusiones.

Cuando creyó que iba a tomarla entre sus brazos de nuevo, Luis hizo un gesto con la cabeza, como si fuera una promesa solemne, y salió del despacho.

Y Altagracia lo miró, pensando que parecía un guerrero embarcándose en una misión llena de peligros, decidido a volver con el trofeo a costa de lo que fuera.



Ayer me dormí temprano y olvidé subirles el capítulo 😁 tranquilas, yo dije que hoy era el final y hoy va a ser. Luego les subo el último.
Voten y comenten para ver qué creen que pasará ♥️

Amante prohibido... (+18)Where stories live. Discover now