Capítulo 6

572 72 53
                                    

A ti…

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

A ti…

Eso pareció dejarla sin palabras por un momento. Y tuvo que aclararse la garganta antes de contestar:

–¿Por qué? ¿Tienes el fin de semana libre?

El tono en que lo había dicho, lo dejaba perplejo. Parecía… ¿enfadada, dolida? ¿Por qué?

–Nuestro fin de semana fue increíble, incendiario. Y quiero más.

–Hemos vivido perfectamente sin tener «más» durante un año y medio.

–No, yo no –le confesó él entonces, con toda el ansia que había intentado contener durante ese tiempo. –Pensé que era mejor que no volviéramos a vernos, pero no he dejado de desearte.

Altagracia apartó la mirada durante un segundo, pero enseguida volvió a mirarlo con una sonrisa irónica.

–Bienvenido al mundo real, Navarrete. Uno no debería tener todo lo que desea.

–De nuevo, dame una buena razón.

–¿Qué quieres, que pasemos otro fin de semana juntos? Ya he dicho que paso –Altagracia apartó la mirada de nuevo, sintiéndose acorralada por la suya. –Y no tengo por qué darte razones.

–Pero yo no quiero otro fin de semana, quiero todo lo que podamos tener... cuando resulte conveniente para los dos.

Ella lo miró, boquiabierta.

–¿Me estás proponiendo… por falta de un término más moderno, que tengamos una aventura?

José Luis se acercó un poco más, tanto que sus muslos se rozaban.

–Si eso es lo que los dos necesitamos…

–Pero no estás proponiendo sólo una aventura. Quieres una relación intermitente, puramente sexual y, sin duda, secreta.

Él la tomó por los brazos y Altagracia se quedó inmóvil, las emociones en sus ojos cambiando a tal velocidad que era incapaz de descifrarlas.

–Es lo único que podemos hacer –le dijo, intentando transmitirle su deseo, su convicción. –Separar este acuerdo nuestro del negocio, del mundo, empezando por tu familia, para evitar que ensucien lo que sentimos el uno por el otro. Nuestras carreras son demasiado exigentes y nuestras agendas de trabajo nos mantienen en países diferentes. Pero haré todo lo posible para estar contigo a la menor oportunidad. Debería habértelo propuesto hace año y medio… no debería haberte dejado marchar.

Altagracia bajó la mirada para ocultar su expresión.

–Supones que yo quiero lo mismo.

–Porque así es. Pero, evidentemente, crees que debes sacrificar el placer a cambio de tu carrera y tu familia. Por eso has llegado tan lejos siendo tan joven, eres como yo.

Amante prohibido... (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora