Era el sombrero de paja que siempre llevaba el pelirrojo consigo.

—Este sombrero es muy importante para mí, me lo dio alguien especial—comentó con una sonrisa—Te lo prestare, pero sólo si dejas de llorar.

Sin que este se lo esperase abrazo tiernamente al pelirrojo, mientras escondía su rostro en su pecho.

—Dije que ya no llores.

—No estoy llorando.

—¿Como que no? Mentirosa—arrugó su nariz—puedo sentir como esta llenando de mocos mi camisa.

—Je, Je, Je, Je—río.

—¡No te rías! Es asqueroso.

—¡Hay como si tu no tuvieras mocos!—se separo un poco de él.

—Los tengo, pero no ando ensuciando la ropa de los demás con ellos.

—No sea llorón, se puede lavar.

—¡Mira quien lo dice!—la señalo—Yo no soy un llorón.

—Eso es lo que diría un llorón.

—¡La llorona eres tu!

—¡Claro que no, solo me entró un poco de polen en los ojos!—dijo mientras señalaba a las flores.

—Aja, si claro.

—¡Es verdad!

El ambiente cambió drasticamente. Lyanna ya había dejado de llorar y ahora Shanks se estaba burlando de ella.

—¡Basta! Ya no juego más—dijo mientras cruzaba sus brazos.

—Uh ¿Vas a llorar de nuevo?—se burlo.

La pequeña le dirigió un mirada de indignación.

—Te voy a acusar con Mamá—comenzó a caminar lejos de él.

Él pelirrojo se paralizó al oír eso ¿Qué lo iba a acusar con su madre? ¡Dios! Preferiría pelear con uno de los reyes del mar antes que enfrentar la furia de Hana.

—¡No me acuses!—comenzó a correr detras de ella—¡Era mentira no eres una llorona!

—Con que...

No termino de hablar ya que unos fuertes brazos la rodearon y levantaron del suelo.

Shanks la estaba abrazando.

Y todo para que no fuera a acusarlo con su madre.

—Sueltame, Tío Shanks.

—No.

—¿Ah?

—No voy a soltarte—este la apretó más contra su pecho.

—N-No Pu-Puedo respirar—balbuceo.

Aflojo un poco el agarre, pero aun así no la soltó. La observó unos segundos mientras ella volvía a respirar con normalidad.

—Casi me asfixias.

—Qué exagerada.

Lyanna se acomodo el sombrero de paja y miro a su tío. Este aún mantenía su sonrisa.

—Tío Shanks.

—¿Si?

—Voy a extrañarte.

Apoyo su mejilla sobre el hombro del pelirrojo, y rodeaba su cuello con sus pequeñas manos.

Él poso su mano sobre la espalda de ella y la apretó un poco contra él.

No entendía como es que esta niña se había convertido en alguien importante para él.

𝑃𝑅𝑂𝑇𝐸𝐶𝑇𝐸𝐷 ❙ ONE PIECE Donde viven las historias. Descúbrelo ahora