—¿Por eso lo chocaste? ¿Querías matarlo?

—No era el plan —bufó—. Joder, si hubiera querido matarlo le habría disparado antes de que entrara al auto.

—¿Ah sí? —crucé mis brazos—. ¿Entonces según tú eso que hiciste qué fue? ¿Una muestra de cariño?

—Sí, exacto —se burló, riendo—. Fue una sola advertencia, una casual, tierna y prometedora advertencia.

—Eres un...

—Mucho cuidado con lo que dirás —me señaló—. No quiero tener que sacarte a las malas.

—Ya déjame en paz —estaba empezando a enloquecer—. ¿Por cuánto tiempo más vas a explotarme? Te di todo el dinero que querías no tiene caso que me mantengas atada.

—Solo te diré una cosa —levantó su dedo índice—. Atiende a mis llamadas.

—¿Y si no quiero?

Se incorporó un poco en el asiento, recostando sus brazos sobre la madera con una ceja enarcada

—Conozco esa mirada —me escudriñó—. Te gusta el millonario. Oí el rumor de que es tu novio.

Mi cuerpo entero se mantuvo tenso

—Sí, sabía que él podría ser tu punto clave —asintió, convencido—. Bueno, esto que le sucedió y que probablemente ya lo haya dejado en el hospital es una prueba clara de que si me ignoras puedo darte en donde más te duele.

Mi respiración empezó a fallar

—También conozco a tu familia —su sonrisa se ensanchó cuando no le respondí—. Piensa muy bien lo que harás porque sus vidas están en mis manos, un solo chasquido y ¡puf! Adiós.

Mis dientes se apretaron con fuerza

—Algún día voy a hundirte como no te lo esperas —aseguré

—Espero con ansias ese día —se relajó, subiendo sus piernas a la mesa—. Ya sáquenla de aquí.

No me dejé tocar de nadie cuando ya me estaba zafando. Le di una última mirada, y luego retrocedí, girando con tal de caminar más rápido para salir. Oí las sirenas y vi una ambulancia andando a toda hacia el sitio donde ocurrió así que solo pude empezar a correr.

Sabía que me estaba metiendo en algo grave cuando acepté todo con tal de tener el dinero para mí, pero también pensé que todo pasaría demasiado rápido, nunca pasó por mi cabeza la idea de estar completamente perdida gracias a un imbécil como Zach.

Ahora el problema es Elliot. 

Y lo que yo misma causé.

Cuando llegué al lugar del accidente había demasiadas personas rodeando la escena. Me abrí paso, metiéndome entre todos para poder llegar más cerca. Vi como dos personas cargaban su cuerpo en una especie de camilla y lo subían a la parte trasera del vehículo blanco.

Mi corazón latía con demasiada fuerza.

No sabía qué tan grave había sido. Solo necesitaba verlo bien.

Es un idiota, por supuesto que se repondrá.

O al menos eso deseo.

Cameron a mi lado se pasaba una mano por el cabello con desesperación. Había sido el primero en darse cuenta de que algo no andaba bien y cuando sucedió solo llamó a una ambulancia corriendo como un loco hacia acá. El choque no fue tan grave, sin embargo, nadie sabe si Elliot se puso el cinturón. 

—Él estará bien, ¿cierto? —me miró al preguntar

—Por supuesto que sí —sacudí mi cabeza—. Lo mejor será que vayas con él en la ambulancia.

El brillo de las estrellas✓Where stories live. Discover now