Capítulo X.

37.4K 2.3K 915
                                    

Capítulo 10 | ¿Por qué no?

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Capítulo 10 | ¿Por qué no?

10 de marzo

Mi día comenzó como estaba acostumbrado. La alarma sonando a las 7 en punto de la madrugada, el desayuno casual, la primera clase del día, la hora libre, mi siguiente clase y finalmente, cuando la mañana terminó, le di paso a lo que siguió después. El entrenamiento.

Mi padre estaba un poco más exigente de lo normal y ni siquiera pude comenzar a trotar, pues llegué tarde y mi castigo fueron demasiados ejercicios, los cuales ya me sabía de memoria. Salvo que, esta vez tuve que hacer el doble de ellos. Cameron se burló cuando no supe hacer una jugada. Algo bastante extraño en mí. El punto es que estas eran las horas y nosotros seguíamos practicando, con el estómago vacío, para ser más precisos.

Me retiré el casco, soltando un suspiro cansado. Agaché mis piernas hasta casi tocar el suelo, todo para poder respirar de forma adecuada. Me dolía el cuerpo entero, incluso las partes que no me deberían doler. Siento que papá nos vio cara de naranjas, pues nos exprimió hasta que él mismo quedó agotado y eso que solo nos está vigilando.

—¡Diez veces el mismo circuito y terminamos! —ordenó

—¿Diez veces? —Cameron cayó sentado a mi lado—. Oye, ¿tus padres están enojados? Llevamos cuatro horas, ¿en qué cabeza cabe?

—Mis padres jamás se pelean.

—¿Seguro?

Me quedé observando al individuo cuarentón con los ojos entrecerrados. Si se veía enojado, molesto, como si hoy no hubiese tenido su dosis diaria de amor que mi madre le da. Todo esto me extraña. Es cierto que en todos los matrimonios hay discusiones, pero mis padres, los que son como dos bolas de azúcar es imposible que peleen.

Tendría que averiguarlo ahora mismo.

—¡Dije diez vueltas más! ¿Qué demonios hacen ahí sentados?

—Iré a hablar con él —le informé al chico a mi lado, poniéndome de pie—. Tu continúa.

—Oye, creo que mis palabras también podrían servir para...

—No te salvarás.

Soltó un bufido, mientras yo seguí con mis pasos rápidos hasta que llegué a su lado. Tenía el entrecejo arrugado por el enfado y miraba a todos con las ganas de seguir gritando marcadas en su postura. Respiré hondo cuando me detuve

—Papá...

—Aquí soy tu entrenador.

—¿Qué pasa? —incliné un poco mi cabeza

Él lo dudó un poco, observando que todos hicieran sus ejercicios. Soltó un suspiro antes de mirarme. Siguió dudando todavía más, y agradecí cuando decidió contarme

—Le dije a tu mamá que el viaje a casa de tu abuela había quedado programado para la próxima semana. Nos vamos el viernes y volvemos el lunes, pero ella programó una de sus giras para esas fechas cuando ya habíamos hablado de esto.

El brillo de las estrellas✓Where stories live. Discover now