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Las vacaciones habían terminado, Quackity tendría que volver a su rutina habitual, que solo se diferenciaba con la de vacaciones porque iba a clases y estudiaba en las tardes. Algo parecido con la mayoría del mundo, el pelinegro se levanto para alistarse, su vestimenta era de lo más sencilla; una camisa que se alargaba hacia el inicio de sus caderas, unos pantalones negros de campana, zapatos negros y un gorro igualmente negro. Los gorros representaban a Quackity y nadie lo contradecía, agarro su mochila y se dirigió a su estación de metro habitual, la prefería ya que no la ocupaban tantos estudiantes, por eso por las mañanas estaba prácticamente vacía.

El metro finalmente paro y cuando se abrieron las puertas se sorprendió de la inexistencia de gente, salvo la de un chico; este vestía una sudadera amarilla, pantalones negros, zapatos igual y unas gafas finas pero se notaba el dorado que poseían. Quackity entro y se sentó en silencio en uno de los miles asientos que habían vacíos salvo los que rodeaban a la otra persona, habiendo tanto espacio sería incomodo sentarte al lado de un desconocido.

-Se me hace raro ver el tren tan vacío, más siendo el primer día de clases. -El desconocido empezó una conversación de la nada, Quackity se limito a asentir. -¿También eres estudiante?

-Uh... Si. -Sonaba cortante pero que más le podría decir a un desconocido si no.

-Yo también, ¿Qué estudias? Yo literatura, concretamente letras y literatura. -La conversación se animaba un poco más.

-Yo derecho. -El contrario río un poco al recordar el típico chiste con esta carrera, se peino su flequillo rizado y miro a Quackity.

-Soy Wilbur, un gusto. -Dijo sonriente, el contrario solo asintió.

-Encantado, soy Quackity. -Wilbur se acerco a darle la mano amablemente a su nuevo conocido pero este solo miro la funda de guitarra que sostenía en una de sus manos. -¿No estudias letras y literatura? ¿Porqué la guitarra?

-Pues al salir de clases voy directo al conservatorio, por lo que no me da tiempo a llegar a casa, entonces me la llevo y la dejo en mi casillero todo el día. -Quackity asintió comprendiendo, tenía ganas de escuchar como tocaba la guitarra el joven.

-¿Te importaría tocarme la guitarra un poco? Tengo curiosidad de como la haces sonar. -Quackity no sabía mucho de música pero eso no impedía sentirse atraído por los sonidos que podría provocar la guitarra del castaño.

Wilbur sonrió a la petición y se sentó a su lado, saco la guitarra de su funda y empezó a tocar 'vuelta al mundo' de calle 13, Quackity sonrió al reconocer la canción y cerró los ojos para escuchar con toda atención, Wilbur también sonreía y miraba de vez en cuando a Quackity para ver su cara de tranquilidad.

La sonrisa de Quackity era preciosa para Wilbur.

La melodía de Wilbur era preciosa para Quackity.

Wilbur término la canción y guardó la guitarra.

-¿Que tal te pareció? Todavía necesito un poco de práctica pero ya estoy en mi último año. -Wilbur se sentía orgulloso de poder sacarle una sonrisa a Quackity.

-Parece mentira de que todavía no hallas terminado las clases de guitarra porque tocas genial. -A Quackity le brillaban los ojos como nunca antes.

-¿A que Universidad vas? -Quizás coincidían en la misma, pensó Wilbur.

-La Universidad 'Las Nevadas', ¿tú? -Wilbur suspiro apenado, no habían coincidido.

-Yo voy a 'L'manberg', parece que no coincidimos, que pena. -Wilbur recargo su cabeza en el hombro de Quackity y miró hacía arriba para encontrarse con los ojos de Quackity.

Algo llamó a Quackity a ver los labios de Wilbur, se reprimía las ganas de acercarlo más, no había razón, solo el sentimiento profundo de juntar ambos labios, como si fuera su única oportunidad y después vaya a desaparecer

Desvío la vista y miro hacía el frente.

-Igualmente nos podemos ver aquí, ¿No? -Quackity intentaba ver el lado positivo por primera vez, Wilbur sonrió y sacó su móvil de su bolsillo.

-Dame tú número . -Quackity agarro el móvil de Wilbur y dejó su número, luego se lo devolvió con su contacto ya guardado, Wilbur sonrió y se incorporó.

El tren paró y Wilbur se levantó, parece que llegaba el momento de despedirse, por lo menos por lo que quedaba de mañana, ambos se despidieron con la mano y Quackity se quedó el demás trayecto solo hasta que se bajo en su parada.

Las horas se le pasaban muy lentas, el primer día nunca hacían nada más que presentarse y hablar entre ellos, Quackity no estaba interesado en hablar con nadie, se concentraría en los estudios. Ese era su plan.

La hora del recreo llegó y todos salieron de sus aulas cuando tocó la alarma y el patio vacío se llenó en segundos.

Un mensaje llegó al teléfono de Quackity, era de Wilbur, el pelinegro sonrió y enseguida contestó, finalmente las clases terminaron y Quackity fue con emoción a la estación para subir al metro.

Después de un rato, en la siguiente parada Wilbur volvió a entrar al tren ahora más lleno, se sentó al lado de Quackity y le miro sonriendo.

-¿Que tal tú primer día? El mío bien. -Wilbur se veía contento.

-Aceptable supongo, me alegro que te haya ido bien. -El día de Quackity iría bien mientras Wilbur esté cerca suyo, un sentimiento que tenía desde que lo vió.

Wilbur se convirtió en la felicidad de Quackity.

Quackity era la felicidad para Wilbur.

Se tuvieron que separar, Quackity yéndose a su casa y Wilbur a sus clases de música, habían quedado en verse de nuevo o si no hablarse, el primer día había terminado mejor de lo que esperaban.

La Siguiente Estación  - QuackburWhere stories live. Discover now