Es triste pensar que las personas que más amas, son las que más te mienten y lastiman.
Pero la vida es así.
Kreese le enseñaba a su hija lo que son las primeras decepciones de la vida.
Siempre había que golpear primero, golpear fuerte y sin pieda...
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Lucila Kreese.
El día del campeonato había llegado. Los ojos de la pequeña Lucy se abrieron lentamente ya que le molestaba la luz que entraba por aquella ventana y sus cortinas corridas hacia un lado por su padre. La hizo levantar y que se diera un buen baño. Ésta sin reprochar; se levantó de la cama y se adentró al baño a darse una ducha de agua helada para poder espabilarse por completo. Mientras el agua caía por su delgado cuerpo, en frente de ella se mantenía un espejo apoyado en la pared, comenzó a mirarse desnuda y a mover sus manos y piernas en posición para atacar, estaba imitando los golpes del señor MiyaGi.
Suspiró y colocó su cara debajo de la lluvia artificial. Cerró sus ojos y dejó que todos los músculos de su cuerpo que se encontraban tensos, éstos se relajaron por completo. El único que no había sido así era el músculo del cerebro que hacía que pensaran miles de cosas, ¿en qué diría su padre cuándo la viera pelear? Era una de las tantas preguntas que se hacía Lucy todos los días desde comenzó a practicar y se anotó al campeonato de All Valley. Estaba nerviosa, claro que lo estaba, iba a darle una lección a aquellos de Cobra Kai y su padre, la odiaría.
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Johnny Lawrence.
Se encontraba en frente de aquél espejo de gran tamaño dentro de la escuela de Karate. Sus manos estaban empuñados y sus piernas bien estiradas. Suspiró. La figura de su Sensei estaba detrás de él, con su típico Gi color negro y ambas manos sostenían el cuello abierto de éste. Estiró su puño izquierdo, luego el derecho y recto, varias veces, mientras salían diferentes sonidos de sus labios, aquél Sensei se dio la vuelta y se fue de ahí.
Se acercó a su bolso y lo colgó en su hombro, se colocó sus zapatillas y salió de la escuela de Karate. Se montó en su motocicleta y se marchó de ahí yendo directamente al lugar dónde se haría el campeonato de All Valley.
Al llegar, se bajó de su motocicleta, dejó su casco en el manubrio de éste y se adentró al gran establecimiento. Pudo ver muchas personas en las tribunas, éso lo puso triste, su madre no estaría ahí para verlo, tampoco su padre; porque éste decidió abandonarlo cuándo era muy pequeño. A lo lejos pudo ver a la madre de Lucy en la tribuna, la madre de Daniel y de los demás de sus amigos.
