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Una vez estuvieron aclaradas las cosas entre Naruto y Sakura, el tiempo pasó volando para ésta última, y cuando menos acordó, ya estaban a finales del mes de Octubre, con las telarañas y calabazas decorando la parte frontal del hospital como indicios de la festividad que se celebraba esa misma noche: Halloween.

En su época de estudiante, solía ir a fiestas de disfraces junto a Ino todos los años, pero ahora sus responsabilidades de adulta no le permitían salir a festejar como antes lo hacía. Sin embargo, por esta ocasión, Naruto, su ahora nuevo novio, la invitó a una fiesta de disfraces para conocer a sus amigos, hecho que le provocaba ciertos nervios a la pelirosa, pues realmente quería causar una buena impresión y no ser catalogada como una de esas novias a las cuales todos los amigos de su pareja la odian.

Debido a que su turno en el hospital terminaba tarde, tuvo que llevar el disfraz que eligió con ayuda de Ino y se cambió ahí mismo para no demorar demasiado.

Al salir del cubículo del baño para observarse en el espejo, se sintió cohibida al ver su cuerpo en un traje de enfermera un tanto provocativo. La rubia la había convencido de usar ese atuendo por la ironía de su trabajo, y aunque a Sakura en un principio le pareció una idea graciosa, ahora no estaba tan segura de si fue la mejor decisión.

Repentinamente, la puerta de otro cubículo fue abierta y de ésta emergió su mejor amiga fundada en látex de pies a cabeza en un disfraz de gatúbela.
La mujer se paró frente al espejo y modeló con la confianza que tanto la caracterizaba.

-¿Qué haces ahí parada? Tú disfraz aún no está terminado -apuntó hacia Sakura, dando a entender que todavía no se maquillaba como habían armando el conjunto.

-No lo sé, temo que sea demasiado revelador para conocer a los amigos de Naruto -respondió mientras estiraba la corta falda, como si de esta forma pudiera cubrir un poco más de sus muslos.

-Para empezar, a esos tipos no debería de importarles cómo estás vestida -puso los brazos en jarra-. Y segundo ¿Qué es lo que estaba pensando Naruto al momento de decidir que era buena idea presentarte a sus amigos en una fiesta de disfraces?

-En todo caso, creo que será mejor que me cambie... -estuvo a punto de regresar al cubículo; sin embargo, una llamada entrante la retuvo y no le quedó de otra más que contestar debido a que se trataba del rubio.

-Sakura, estoy esperando afuera del hospital. ¿Ya estás lista? -preguntó Naruto desde la otra línea.

-Naruto... -exclamó la pelirosa dubitativa, pues aunque estaba empecinada en cambiar de atuendo, lo cierto es que no tenía un disfraz de repuesto, y tampoco quería demorar demasiado y hacer a los amigos de su novio esperar. Ellos podrían pensar mal de ella, y más aun si se osaba a presentarse sin ir disfrazada-. Estoy en camino, dame unos minutos -y colgó la llamada apresurada.

-Tú puedes, amiga -la animó Ino-. Quizás vaya a acompañarte un rato si la fiesta con Sai está algo apagada.

Sakura asintió y salió corriendo del baño. Al final no había tenido oportunidad de maquillarse ni de ponerse la cofia de enfermera, pero podría hacerlo de camino a la fiesta para ahorrar tiempo.

Al salir del hospital, una ráfaga de viento azotó contra su cuerpo, por lo que se abrochó la gabardina de cuerpo completo y caminó hasta donde estaba estacionado Naruto. Éste portaba un disfraz impresionante; un kimono naranja con nueve colas saliendo desde su espalda y una máscara de zorro artesanal. Las mejillas se le enrojecieron al centrar su atención en la abertura de su kimono, la cual mostraba parte de sus pectorales de piel bronceada.

-¿Lista para la mejor fiesta de disfraces de tu vida? -preguntó el rubio, haciendo que la doctora despertara del trance en el que se sumió inconscientemente.

Amor De CalendarioOnde histórias criam vida. Descubra agora