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Lugar: Karmaland

Una nueva temporada para los habitantes de Karmaland se acercaba, era extraña la forma en la que todo se trataba en aquel país alejado de todo tipo de civilización, por años los habitantes de Karmaland habían sufrido con extraños y misteriosos retos que debían cumplir, personas que llegaban, algunas se iban por cuenta propia, otras, lamentablemente, el destino tenía preparadas cosas tan horribles que les hacía temblar el simple recuerdo de estas.
Los habitantes de este lindo país pasaban años entre la tranquilidad y peleas contra monstruos que no sabían de donde llegaban, y aunque era extraño, amaban el lindo país que habían logrado formar, Karmaland, lugar de grandes pensadores, de políticos extrovertidos con políticas extrañas, de luchadores incansables, de policías corruptos, magia de todo tipo y sobre todo de diversión.
"Nueva temporada" le llamaban así pues entrarían nuevos habitantes al lindo país, lamentablemente las últimas personas que se habían ido dejaron un hueco que era imposible de llenar, pero la vida sigue, la vida tiene que seguir.

-¿lista para irnos?- preguntaba un tranquilo Rubius a su hija adoptiva, que extraño era tener a la chica en aquella casa que solía ser más grande y cómoda antes de su llegada, no lo malinterpretan, amaba a la menor, pero definitivamente extrañaba su cueva de hombre, en donde podía hacer lo que sea cuando se le diera la gana.

-si papá, estoy lista - bajaba por las escaleras que daban a una pequeña habitación que antes había contenido la habitación de su padre y una computadora gamer, ahora era su pequeño espacio acogedor.

-mira, te explicaré- comenzó el mayor- hoy recibiremos a algunas personas que vienen a quedarse por tiempo indefinido en Karmaland, pasa cada año, ya viste a algunos... -se escuchaba su voz quebrarse, jamás sería fácil decirlo, estaba acostumbrado y sabía que aquello pasaría tarde o temprano, pero siempre fueron difíciles las despedidas - viste a algunos... viste a algunos partir - finalmente lo dijo, respiraba profundamente intentando no dejar salir sus lágrimas- así es nuestro pequeño lugar, a veces las personas se van, pero personas van, personas vienen, ¿estas lista?

Y aunque no creía estar preparada T/N sonrió y asintió lentamente, tenia que estar preparada para lo que viniera.


El centro de Karmaland siempre se habia sentido asi de acogedor, T/N estaba rodeada de personas que la amaban, personas que la habían querido desde el momento que llegó, había llegado de una situación tan complicada que le dolía recordarlo, su pequeño corazón se detenía y las ganas de llorar la abrumaba, odiaba recordarlo, pero su padre le dijo que él esperaría a que ella estuviera lista para decirle todo, odiaba hacer sentir mal a su padre, pues había sido tan bueno con ella y comprensivo, era aquella figura paterna que tanto anheló por años y que jamás llegó a su vida, lo más cercano que tenía era a su hermano un chico en el que pensaba todos los días, <<tal vez en algún momento diría todo>>, se repetía todos los días en su cabeza.

-buenos días habitantes de Karmaland, es un placer para mí informar que llegaron dos nuevos elementos a nuestro bello país - Vegetta, como siempre, estaba dando el primer discurso del año, todos estaban expectantes, nuevas personas se unían amenazando a olvidar a los que alguna vez habían sido sus amigos, vecinos y parejas - hoy le damos la bienvenida a la nueva esperanza de nuestra bella nación- hizo una pausa teniendo a todos al borde de la emoción- desde Las nevadas, Quackity se nos une, ¿prometes cuidar de todo lo que nos rodea, tanto la naturaleza, sus estructuras como sus habitantes? - "lo prometo" se escuchó la voz chillona- Bienvenido Quackity, y por otro lado, Salido de... la verdad es que no estoy muy seguro de dónde viene pero tenemos aquí a Illojuan...

El corazón de T/N amenazaba con salir de su pecho, esa mirada, esa sonrisa, esa voz, aquel cuerpo, su ropa, el inconfundible binnie, incluso podía oler aquella loción que le embriagaba, estaba fuera de sí, fuera de su pensamiento habitual, fuera de la calma que era ese pequeño lugar desde hace un par de meses, Quackity from Las Nevadas, no era un nombre común y fácilmente usado, no, claro que no, tenía que ser él.

-¿estás bien?- esa voz la regresó a su realidad, seguía sentada en el frío e incómodo plástico de las sillas viejas de alguna de esas casas que antes contenían una familia y ahora solo tenían historias de lo que fue y nunca más será, mientras el discurso continuaba.

-lo estoy- no lo estaba, pero no preocuparía a Rubius, él no conocía aquel pasado que no le dejaba continuar con tranquilidad y menos comprendía su actitud, así que parecer relajada era lo que creía mejor en ese instante.

Pero Rubius no le creyó.

Who si he? (Quackity y Tu)Where stories live. Discover now