¿𝗣𝗮𝗿𝗮 𝗦𝗶𝗲𝗺𝗽𝗿𝗲? | ᵉˣᵉᵠᵘⁱᵉˡ ᶻᵉᵇᵃˡˡᵒˢ ✓✓

𝟒𝟎

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Me despierto con un dolor de cabeza impresionante, trato de ignorarlo y darme vuelta para seguir durmiendo.. Me encontré con Agustina, estaba usando el celular, ¿Cómo se puede despertar tan temprano?.

— ¿Qué hora es?. –pregunte dormido.

— son las cuatro de la tarde mi amor. –se ríe mirándome.

— ¿Las cuatro? ¿Y Lionel?.

— se fue a pasear con Maite y Langoni, en un rato viene. –me sonríe.

Bueno... Lionel no estaba.
Me subí encima de ella con cuidado para comenzar a darle besos, escucho como suelta una risita haciéndome sonreír.

— ¿No estabas durmiendo vos?. –me acomoda el pelo.

— si, pero podemos hacer que se despierte.

Nos comenzamos a besar, las manos de Agustina viajaron hasta el elástico de mi boxer, ya que solamente dormí así. Ella en cambio tenía una remera de pijama, la cual desapareció en cuestión de segundos.

Empecé a jugar con sus pechos haciendo que agarre mi pelo, baje mis besos hasta su panza, dónde di repetidos besos en esa zona, obvio, cómo todas las mañanas.

— ¿No le va a hacer mal no?. –le pregunté preocupado.

— no mi amor. –se ríe mirándome.

Seguí con mis besos, cuando llegue a sus piernas, dejé besos húmedos en su muslo, sentí como se estremeció. Saque con cuidado su tanga, sin dejar de darle besos en sus piernas.

Comencé a entrar en ella con cuidado, las manos de Agustina recorrian mi espalda mientras tapabamos nuestros gemidos con besos. Que buena manera de arrancar el día es esta..

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— ponete protector solar hijo, dale. –lo empecé a correr.

— no porque trajiste al perro también, yo no quería venir con el perro.

Estamos en la playa, venimos a arrancar el año acá, mágicamente juntamos a mi familia y a la familia de Agus, así que estábamos todos acá.

— porque Osito ya es parte de la familia, después vas a estar todo negro y te vas a quejar.

— papi ya soy negro igual que vos, vos sos marrón y yo también. –mira su piel y después a mi.

No puedo creer que hasta mi propio hijo me esté diciendo negro, esto no puede estar pasando.
Lo alcé finalmente y lo lleve hasta donde estábamos todos, Agustina lo lleno de protector solar, cosa que a mí hijo no le estaba gustando bastante.

— ¿Puedo ir con el tío Luca? Está jugando con la tía en el agua, quiero ir, quiero ir.

— ¿Podes dejar que tu tía tenga un poco de privacidad con el novio?. –lo mira Agustina.

— bueno, me voy con la madina Lola y el tío colorado.

Se va corriendo, ay lo amo, es tan yo, lo amo demasiado, estoy orgulloso del mini chango que cree.

— Exequiel era así de intenso eh, incluso peor era. –se ríe mamá.

— no cambio para nada. –habla mi mujer acostándose en mis piernas.