Capítulo 27: "Amar y dejar ir".

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Cuando apenas logré calmarme un poco, o más bien cuando apenas logré retener mis lágrimas y dolor, tomamos un taxi hasta la casa, donde entré devastado, mis ojos rojos e hinchados delataban las lágrimas que derramé, el dolor que dejé ver.

Intenté evitar la presencia de Emma y Jean, por suerte, ellos estaban en el patio, me encerré en mi habitación, me tiré en la cama y derramé más lágrimas.

- ¿Puedo pasar?. - Espetó Antonella desde el otro lado de la puerta.

Al no recibir respuesta, entró a mi habitación y se sentó a mi lado.

- Tu tía me contó todo. - Esbozó con una voz dulce. - Detesto que tengas que pasar por esto.

- No quiero hablar, mamá. - Mi voz sonó temblorosa.

- Sólo quiero decirte que debemos hacer los análisis cuanto antes. - Tomó una bocanada de aire. - Me quedaría más tranquila sabiendo que estarás bien.

- No esperes que lo esté. - Fruncí mi ceño. - ¡Ojalá que me de positivo, así me iré con él!.

- No digas eso. - Sus ojos se llenaron de lágrimas y frunció su ceño.

- No quiero vivir sin él. - Volví a desarmarme, como un niño pequeño, sentía que el corazón se me salía del pecho. - No podré.

- Sí que podrás, no te mentiré, va a doler siempre. - Tomó mi mano. - Pero uno aprende a vivir con el dolor hasta que se desvanece y se convierte en un hermoso recuerdo.

- No quiero un recuerdo, lo quiero a él. - Siento que la fuerza en mis manos se debilita y el dolor en el pecho se intensifica. - Me niego a aprender a vivir sin él.

- El destino sabe lo que hace, Noah. - Dijo.

- El destino me puso a la persona correcta, me dió al amor de mi vida. - La miré fijamente. - Para después arrebatármelo, el destino es una maldita mierda.

- Sé que duele. - Sujetó mi mano más firmemente.

- No sabes cuánto. - Alejé mis manos y oculté mi rostro en la almohada para romper en llanto nuevamente.

- Mañana haremos los análisis, ¿está bien?. - Se levantó delicadamente de la cama y se dirigió a la puerta. - Descansa, hijo.

Las lágrimas no paran de salir, es un llanto tan silencioso con un dolor tan intenso que me parte el alma. Tener que obligarte a aprender a vivir sin alguien que apenas entró a tu vida, alguien de quien te encariñaste tan rápido, es la peor lección que te pueden dar. Yo me enamoré y ahora debo dejarlo ir, aprender a amar para luego aprender a dejar ir, o tal vez amar es saber dejar ir cuando se debe, de lo que nadie habla es del sufrimiento, del dolor que causa, de la herida que deja desde un comienzo. La impotencia, la angustia, el enojo, la nostalgia, no puedo hacer nada para cambiar el futuro que se avecina, no puedo evitar que las cosas pasen y eso empeora todo, sólo pido una oportunidad, una sola oportunidad y juro que la aprovecharé al máximo. Me levantaré cada día agradecido de tenerlo a mi lado, cada vez que mis labios rocen su piel, cada vez que lo oiga reír, cada vez que lo abrace, cada vez que su cuerpo busque el mío con ganas de más, lo apreciaré. Sólo necesito que el universo me de una oportunidad, que me de una oportunidad para poder cumplir las promesas que le haré, para poder vivir el romance que ambos merecemos y queremos, dame una oportunidad para poder sentirlo cerca de mí, sentir la seguridad de que lo tendré a mi lado hasta que mi piel se estire y tenga arrugas, hasta que mi vista y audición empeoren y hasta que me sienta listo para dejarlo ir. Tal vez nunca lo esté, tal vez jamás estaré conforme con el tiempo que me quede a su lado, pero de lo que estoy seguro es que un año es poco tiempo.

Horas después, decidí llamar a los chicos, decirles que debíamos reunirnos cuanto antes, al ser día de semana dudaba de que pudieran, pero aceptaron, mañana al mediodía debería estar en casa de Charlie y Rose para decirles lo de Víctor, no sé de dónde sacaré las fuerzas.

En otra sintoníaWhere stories live. Discover now