Capítulo 8: "Fiero ebrio y gatas en celo".

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Es sábado por la noche, mi cama no se veía por la cantidad de prendas que estaban tapando la misma, pero por suerte para mí, Lía estaba al teléfono ayudándome.

- ¿Qué tal?. - Preguntó intrigada.
- Horrible, me queda del asco. - Protesté.
- ¿Pero de quién es la fiesta?. - Comenzó a preguntar cosas para darse un tiempo a pensar otro outfit que pueda convencerme.
- De alguna amiga de Rose, eso según Charlie. - Intenté verme de distintos ángulos con esa camisa para lograr convencerme, pero no fue posible. - Los chicos llegarán en una hora y aún no sé qué ponerme, Lía.
- Tranquilo, pruébate la camisa blanca.
- Ya lo hice. - Protesté nuevamente.
- Pero sin nada debajo. - Agregó. - Y deja de quejarte, pareces un niño pequeño.
- Lo siento. - Me detuve a pensar en el clima. - Oye, ¿no hace demasiado frío para una camisa sola?.
- Tal vez, pero al bailar se te pasará. - Pensó un momento. - La chaqueta de cuero complementará muy bien, pero úsala para cuando salgas, ya que si transpiras y te pega el viento fresco, te podrías enfermar.
- Pareces mi madre. - Sonreí para quitar la tensión y comencé a probarme la camisa. - Pero no pienso bailar.
- ¿Piensas quedarte quieto toda la noche?.
- Tal vez, además, sólo serán unas cuántas horas. - Tras terminar de abotonarme la camisa blanca, agarré el teléfono y apunté al espejo de cuerpo completo para que Lía pudiera puntuar el outfit. - ¿Qué tal?.
- En primer lugar, eso se te ve increíble, pero desabotona los primeros tres. - Me guiñó un ojo y agregó: - ¿Desde qué hora hasta qué hora será la fiesta?.
- Ahora cuando sean las once, los chicos vendrán por mí, supongo que nos iremos a las cuatro o algo así. - Desabotoné la camisa y me coloqué una cadena en el cuello para complementar. - Termina a eso de las seis pero no me dejaron quedarme más tiempo y ellos se adhirieron a mi horario.
- Que lindos. - Esbozó una sonrisa.- Ya me caen bien.
- ¿Lograste convencer a tus padres para venir?. - Cambié de tema y me puse a ordenar el desastre que hice.
- En eso estoy. - Hizo silencio un momento. - ¿Aún no hiciste el recorrido de la uni?.
- No, quise esperarte.
- Que tierno. - Sonrió y se rió. - ¿Y hay alguien que puedas presentarme?.
- Tal vez. - Planeaba hacerle bromas al respecto, pero iba a irritarse y luego no me hablará por una semana. - Averiguaré si a Charlie le gusta alguien.
- ¿Cómo es?. - Preguntó intrigada.
- Es tierno, muy dulce, tiene unos ojos azules muy lindos, cabello rubio.
- Es parecido a ti. - Pensó un momento. - Sacándole lo dulce y tierno.
- Mis ojos son celestes y su cabello es más claro que el mío. - Fruncí mi ceño un poco. - Y soy el ser más dulce de esta maldita tierra.
- Por supuesto. - Ironizó.

Me quedé hablando unos minutos con Lía, de verdad logró ayudarme a sacarme la tensión que traía encima. Al rato, mi tía pasó por mi habitación para avisarme que los chicos habían llegado por mí, me despedí de Lía y Beatrice, luego bajé rápidamente.
Al ver los dos autos negros estacionados fuera de casa, se formó un nudo en mi garganta, Charlie bajó de uno de ellos para acercarse a la reja a hablar con mi tía mientras yo moría de vergüenza.

- ¿A las cuatro está bien?. - El rubio sonrió como un angelito, parece tener un don para convencer a los adultos, logra caerle bien a todos, no sé cómo lo hace.
- Está bien, vayan con cuidado.
- Sí, señorita. Muchas gracias.

Ambos se sonrieron mutuamente y mi tía me dedicó una mirada que me daba a entender que debía comportarme. Tras cerrar la reja, me subí a la parte trasera del auto, donde estaba Víctor sentado, en la parte delantera se encontraban Rose en el asiento del copiloto y Charlie en el asiento del conductor. Todos se veían geniales, me sentí un poco simple después de verlos tan arreglados, Charlie trae una camiseta blanca, una campera de jean azul, unos cargos beige y un arete en forma de argolla en su oreja izquierda, también noté que se había cortado el cabello, rapado más bien, le quedaba genial. Rose traía un vestido de encaje azul marino, se adhería bien a su cuerpo, se le veía increíble, también traía un maquillaje bastante leve y un labial que resaltaba bastante, por otro lado, Víctor tiene una camisa negra y unos jeans del mismo color, también noté que traía un reloj en su muñeca izquierda.
Me sentía tan simple, una camisa blanca y unos jeans grises gastados, me veo del asco.

En otra sintoníaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora