Capítulo 12: "El día después del atentado".

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El hielo se había derretido durante la noche y había creado un pequeño charco de agua el cual dejó la alfombra húmeda. Víctor seguía dormido, yo me levanté unos minutos antes que mi tía, mi puerta tenía puesto el seguro por si intentaban entrar, aunque por suerte no fue necesario.

Al oír la voz de mi tía fuera de la casa, decidí salir para corroborar que ella y Jean se habían ido, y claro, para ver si Lía seguía durmiendo. Efectivamente estaba en lo correcto. Me dirigí a mi habitación e intenté buscar la forma de despertar al pelinegro, quien seguía durmiendo como un bebé.

- Víctor. - Moví lentamente su brazo pero sólo conseguí que se quejara y se pusiera de costado, dándome la espalda. - Maldita sea.

Al intentar ponerlo en la posición anterior, volvió a acomodarse de esa forma por su cuenta, causando que me cayera en su pecho.

- Que linda forma de despertarse. - Esbozó una sonrisa. - Buenos días para ti también, trepamuros.

- Sólo intentaba despertarte, idiota. - Protesté y me levanté de la cama.

- Lo conseguiste. - Se estremeció y bostezó silenciosamente. - ¿Qué procede?.

- ¿Qué tal tu herida?.

- Duele, pero no tanto como ayer, se desinflamó bastante. - Se sentó lentamente en la cama y peinó su cabello alborotado con sus manos, aunque esté recién levantado consigue verse atractivo. - ¿Tu tía se fue?.

- Sí, levántate. - Abrí sigilosamente mi puerta y me dirigí hacia la cocina rápidamente, pasando por la sala y luego por el comedor. - ¿Avisaste anoche?.

- Sí, Charlie está esperándome con ansias a las.. ¿Qué hora es?. - Frotó sus ojos con sus nudillos..

- Las diez. - Abrí la puerta corrediza de la casa y me acerqué hasta la reja que da hacia la calle.

- Oh, sí. Debe estar feliz de despertarse tan temprano para recibirme en su casa. - Ironizó.

- Ve con cuidado. - Mencioné esas palabras tras abrir la reja para que pueda irse. - Avísame cuando llegues, ¿de acuerdo?.

- Gracias, Noah. De verdad te lo agradezco. - Elevó la comisura de sus labios y salió lentamente. - ¿Un besito de despedida?.

- Ni lo sueñes. - Cerré la reja en su cara y carcajeé al ver su ceño fruncido.

Al entrar a la casa nuevamente, mi sonrisa se borró cuando recordé lo que había pasado anoche, mis mejillas se encendieron y di vueltas por toda la casa mientras intentaba centrar mis ideas.

- Besé a Víctor.

Sí, eso hiciste.

- Y me gustó.. - Mi respiración se agitó.

Rectifico: Te encantó.

- Durmió conmigo en mi cama..

Un sueño hecho realidad.

- ¡Qué pesadilla!. - Largué obscenidades al aire mientras rondaba por la casa, hasta que me topé con la cara de recién despierta de Lía.

- ¿Qué haces despierto?. - Frunció su ceño.

- ¿¡Tú qué haces despierta!?.

- Me despertaron tus malditos gritos, ya cállate. - Protestó. - ¿Qué sucede?.

- Hice algo malo, Lía.

Su cara de preocupación era peor que la mía, abrió sus ojos como platos al imaginar incontables variedad de cosas que pude haber hecho mientras ella descansaba tranquilamente. Nos sentamos en las sillas del comedor y me suplicó que le contara lo que me estaba pasando.

En otra sintoníaWhere stories live. Discover now