𝐃𝐈𝐅𝐅𝐄𝐑𝐄𝐍𝐓 𝐑𝐄𝐒𝐔𝐋𝐓 || aquel estado en el que te encuentras con resultados diferentes a los que planeabas y/o esperabas.
❝ you know, it's more effective to cut your veins, not your hair, but everyone has their methods ❞
❕️𝘸𝘦�...
❝SABES, ES MÁS EFICAZ CORTARSE LAS VENAS, NO EL CABELLO, PERO CADA QUIEN TIENE SUS METODOS.❞
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—chica rara—
OFICIALMENTE, ESTA CASA NOS pertenecía. Era nuestra, podíamos disfrutar tanto como queríamos, y sinceramente, es algo que en cierta parte me alegra, no todos los días alguien se muda a una mansión con un historial criminal.
Apenas pude organizarme, de tener otra oportunidad lo hubiese echo, pero no fue el caso. Mamá, principalmente, estaba extremadamente agobiada, iba de un lado para el otro, con excusas tontas, las cuales no las creía ni Hallie.
—Soy Constance, y ella es mi hija Addie —presentó 'amablemente' a su hija. Algo en ella me causaba rechazo—vuelve a la casa, Addie. Ahora.
Tras aquella orden, la niña salió apresuradamente de la habitación, permitiendo que sus pisadas golpeen violentamente contra el suelo. Una vez puso un pie fuera de la habitación, pude analizar su rostro, sus facciones. Sinceramente, no se parecía en lo absoluto a su madre, por muchas razones. A primera vista, su cuerpo era notoriamente más grande, su estatura era baja, mientras su rostro, era uno totalmente diferente al de su progenitora. Pero, aquella cara ya la había visto varias veces, y es que, con todo el respeto del mundo, Isabela no notaba ninguna diferencia en los rostros de las personas con aquella condición, Síndrome de Dawn. No prestó demasiada atención a la mujer, solo a su hija. Rápidamente se incorporo, a decir verdad se sintió verdaderamente culpable por mirar de tal manera a un ser humano, corriente y normal.
—Oye....
Lo escucho. Oyó claramente una voz masculina llamándola, pero aunque se haya torcido el cuello para localizar de donde provenia aquella voz, no pudo encontrar al dueño. Se había quedado rígida, en una esquina mirando para todos lados, desorientada. Era como si su alma estuviese fuera de su cuerpo, sin tener el más mínimo control de este, u simplemente no estaba consciente de su posición.
En cuanto miro hacia el ambiente donde su madre había estado hablando recientemente con aquella mujer rubia, pudo apreciar a la nombrada saliendo de la habitación, con lágrimas amenazando salir de sus ojos, cristalizando todo a su paso. Tal mujer congeniaba perfectamente con la estética de la casa, y por sobre todo la vibra.
—Es salvia, para alejar a los distintos malos espíritus de la casa —confesó con cierta melancólica, presionando el espacio que se generaba entre la clavícula—. Hay muchos malos recuerdos —advierte con una mueca de despreció, mientras su mirada reflejaba dolor.
La puerta se cerró, y Isabel estaba lista para salir de su escondite, ya no había peligro en la zona.
—Salvia.. ¿La vas a prender? —pregunte con una pizca de curiosidad, sonriendo con tranquilidad.
