Sun Xiaofei no sólo es un buen chico, sino que también se esfuerza mucho en sus estudios y saca muy buenas notas en la escuela.
Zhao Xiulan se sintió aliviada de saber que le estaba yendo bien.
Después de comer en la casa de Zheng Xiaoyan, Zhao Xiulan le pidió la dirección de Sun Xiaofei. Le enviará algunos alimentos y útiles escolares como regalo.
Después del almuerzo, Zheng Xiaoyan envió a regañadientes a Zhao Xiulan a la estación de autobuses.
Cuando Zhao Xiulan llegó a la sede del condado, eran alrededor de las tres de la tarde.
Y como aún era temprano, no esperó a Liu Lanlan, sino que sacó una bicicleta del espacio para conducir de regreso y antes de llegar la guardará de vuelta.
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En el otro extremo.
Jiangcheng finalmente llegó a la ciudad de Lu tras viajar en tren por casi 6 días.
Pero el viaje desde la provincia de Hui hasta Lu fue mucho mejor comparado con su viaje de regreso del noroeste, que le tomó el doble de tiempo.
Lo más importante es que en ese último viaje, su mente estaba en su novia y estaba tan ansioso que cada día era un tormento.
Como acababa de reunirse con ella y ya no la extrañaba tanto, no se sentía tan ansioso por llegar a casa, así que no importaba que se tomara su tiempo.
Cinco o seis días no es demasiado, y el tiempo pasará volando.
Además, su novia le había empacado comida deliciosa antes de partir, así que, aparte de la molestia de tener que lavar los platos, la comida en el tren fue mejor que las que habría comido en casa.
Al cabo de unos días, llegó a Lu.
Había enviado de antemano un telegrama a su familia informando de su regreso a Lu, y ese día, Jiang Ping y Jiang Yu, el tío segundo de Jiang Cheng, llegaron juntos a la estación de autobuses para recogerlo.
Era muy conveniente porque Jiang Yu tenía un automóvil.
Incluso en la ciudad de Lu, no hay mucha gente que tenga coches privados, y los antecedentes de la familia Jiang son muy buenos, por lo que tienen los medios para comprar uno.
En cuanto su hermano salió de la estación de tren, Jiang Ping lo vio con ojo avizor e inmediatamente corrió hacia él, sonriendo y preguntando:
—¡Hermano, has vuelto! Vamos, dame tu equipaje, lo llevaré por ti.
—¿Tú también estás de vacaciones? —preguntó Jiang Cheng.
—Sí, hermano, incluso si no tengo vacaciones, ¡puedo pedir permiso para ir a buscarte! —respondió Jiang Ping, asintiendo.
—¿Por qué eres tan diligente? —Jiang Cheng torció las comisuras de su boca.
Jiang Ping hizo un puchero y dijo con tristeza:
—Hermano, ¿qué quieres decir? ¿Por qué no sería atento? ¿No he sido siempre así contigo?
Jiang Cheng no dijo nada, le entregó el equipaje y luego se subió al automóvil.
Tenía que descansar bien y dormir un poco después de este viaje.
Tras recoger a Jiang Cheng, Jiang Yu puso en marcha la limusina y se dirigió hacia la casa de Jiang.
Mientras, Jiang Ping rebuscó en el equipaje de su hermano.
Jiang Cheng frunció el ceño molesto y le preguntó:
