Capítulo 13. Muletas.

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Caos.

Todo era un completo caos, al menos mi maleta.

Aru y Penny vinieron a visitarme a la casa mientras Levi conversaba con Onyankopon en su oficina sobre el pedido que hice de muletas para que el pudiese usar en parte de su tratamiento.

Por suerte mi relación con la feliz pareja se hizo más fuerte. Penny se mostraba más tranquila y cómoda en mi presencia y Aru solía ser el de siempre, carismático y chistoso, pero sin faltar a su esposa.

Ambos estaban decidiendo la ropa que llevaria el día de mañana en mi viaje con los demás a la isla Paradise, aunque más lo haciamos yo y Penny hasta que en un punto Gabi se nos unió.

-¿Por qué soy el único hombre en esta habitación?- preguntó Aru indigando, estaba acostado boca abajo sobre mi cama, aplastando su voz contra la almohada.

-Si quieres puedes ir con Levi y Onyankopon y hablar cosas de hombres...- le dije en burla, a lo que solo me contestó con una mirada amenazante.

-¿Y dejarte a solas con mi esposa para que la lleves al lado oscuro? No, gracias.

Penny rió ante ello y le arrojó uno de mis vestidos hecho un bollo, mientras que con Gabi intentábamos organizar las maletas para equipar mi ropa y en otra mis elementos de enfermeria por si se presentaba algún problema con Levi.

-¿Llevan mucho tiempo casados?- le preguntó Gabi a Penny, la rubia sonrió ruborizada antes de responder.

-Hace un año, pero llevamos juntos desde los 18 años.

Sonreí ante el recuerdo de como Aru venia a casa y me hablaba sin parar sobre Penny y lo bonita que era y lo buena y lo graciosa y lo esto y aquello y como lo terminaba hechando de casa tarde por la noche porque me taladraba la cabeza con el tema. Sí que estaba enamorado, y aún era así aunque se hiciera el duro.

-Voy a casarme dentro de poco ¿algún consejo que necesite?

-"Si" es "no" y "no" es "si" y si le preguntas si está bien y ella dice que sí es porque en realidad nada esta bien- contestó Aru mientras se acomodaba en la cama.

Fruncí el ceño y me mordí la lengua para evitar reirme.

-Eso aplica en tu caso, no con Gabi.

-Es cierto- respondió la rubia -Si quieres hacerlo feliz primero tienes que conquistar su estómago, y no permitas que deje la ropa tirada por todo el cuarto.

¿Qué clase de consejos de mierda le estaban dándo a la pobre Gabi?

-Oigan- llamé su atención -Ya basta, harán que no le den ganas de casarse con Falco...

Gabi se rió de la situación mientras que Penny y Aru comenzaban a discutir sobre el tema de la ropa tirada. Negué con la cabeza ante todo el escándalo y terminé de organizar todo lo que llevaria para el viaje.

Las cosas por suerte iban en marcha y bastante bien. Levi avanzaba con notables mejorias y ya era hora de empezar a utilizar métodos de apoyo para seguir adelante.

Decidimos empezar con las muletas.

Por otro lado, nuestra relación poco a poco se llenaba más de confianza y era más unida desde que hablamos aquella vez sobre como me sentía. Y así debía ser, ambos somos dos adultos que debian hablar para poder entenderse, y lo hicimos.

Volvieron las terapias y ejercicios con un ambiente más cómodo, las salidas al parque en las que me contaba algunas (muy pocas) cosas sobre la guerra hacia un par de años y cosas de nuestra vida.

También volvieron las noches en las que nos recostábamos a mirar las estrellas en silencio, solo disfrutando la compañia del otro.

Me sentía bien con Levi, cómoda y extrañamente a salvo. Y era raro en cierto punto.

𝓔𝓵 𝓬𝓸𝓶𝓮𝓽𝓪 𝓱𝓪𝓵𝓵𝓮𝔂  | 𝓛𝓮𝓿𝓲 𝓐𝓬𝓴𝓮𝓻𝓶𝓪𝓷Où les histoires vivent. Découvrez maintenant