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Al día siguiente Yoongi dudaba si volver a la empresa, pero si quería graduarse debía de cumplir con ello, él llegó a la oficina del menor y cuando la abrió ahí estaba el chico con el ceño fruncido viéndolo.

—Llegas tarde. —lo vio. —¿Y mi café?

—Pero llegué a la hora. —le dijo. —no me has pedido nada.

—Eres mi empleado debes de saber lo que quiero. —lo vio. —ahora ve y tráeme un café.

Yoongi se giró y fue por el café, Jimin estaba molesto Yoongi era su juguete él no podía andar por ahí con cualquier persona, cuando Yoongi volvió con su café Jimin lo tiró a la basura, el pálido no dijo nada.

—Estarás disponible para mí las 24/7, te queda claro. —lo vio.

—Tengo clases y trabajo. —hablo Yoongi. —además solo puedo atenderte en las horas que son de mi pasantía.

—Me importa una mierda lo que tú pienses. —lo vio. —si yo digo vienés lo haces. —sonrió. —¿O quieres que no te den las firmas y la recomendación?

—Haré lo que pueda. —murmuró.

—Eso me gusta. —sonrió. —ahora iremos a un lugar así que me tendrás que acompañar.

Yoongi no dijo nada, todo el día se la pasaron comprando ropa del menor, Yoongi llevaba sus bolsas mientras que Jimin miraba los perfumes, tal vez y los chicos tenían razón él debía de aprender a decir NO en algunas cosas, pero era tan buena persona que las personas abusaban de su amabilidad y paciencia. Cuando compraron las cosas de Jimin se dirigieron al hogar de este, Jimin por su parte ya tenía un plan para que el pálido se acostara con él, al llegar a su casa llevó al pálido a su habitación y preparó unas copas de vino mientras que a una le ponía una pastilla.

—Ten. —le dio la copa. —bebe conmigo.

—No bebo alcohol. —lo vio.

—No es alcohol es vino. —le dijo. —bébelo.

—No puedo. —negó.

—¡Hazlo maldita sea! —le grito molesto.

Yoongi suspiro y dejo la copa ahí y se fue de ahí, sabía que eso podría traerle una consecuencia grande, pero no le iba a importar, él se fue de ahí para ir al hospital y ver a su abuela, ya faltaba poco para su operación y con los dos meses que le faltaban iba a terminar de reunir el dinero para pagar, sus amigos le habían dicho que le podían ayudar, pero él se negó. Sabía muy bien que a sus amigos no les faltaba nada, ya que tenían buena economía a diferencia de él, pero eso no quería decir que se iba a aprovechar de su amabilidad la única vez que acepto algo fue cuando su amiga Jennie le regaló un celular porque el suyo ya no funcionaba bien o cuando Jin le regaló unos zapatos nuevos.

—Descuida abuelita ya falta poco para que reúna el dinero para tu operación. —sonrió. —solo sé fuerte.

Money [Y.M]Where stories live. Discover now