Capítulo 05

1.2K 87 4
                                    

Renna

Hacia bastante que no salía, Aslan logró hacerme sentir ¿Bien? No lo sé. Tampoco sé si lo merecía.

En verdad creía que no merecía nada.

Estuvimos toda la tarde en la playa, después jugamos con Brownie; al final si tomamos un helado, yo me pedí uno de crema del cielo. Siempre me molestaban diciendo que era crema con colorante azul, pues me da igual es mi sabor favorito desde los tres años y le tengo apego, tal vez el sabor me canse en algún momento como lo hacen las mayorías de las cosas que me gustan, pero mientas tanto lo disfrutare todo lo que pueda. Aslan se pidió uno de chocolate, amo el helado pero el único sabor que odio es el chocolate.

Después Aslan me llevo a casa de mis tíos, mi casa, desde ahora en más. Amaba mi antigua casa, me costó mucho despedirme cuando la vendieron, estaba llena de recuerdos, en especial de mi hermana y míos. Nos despedimos y me propuso hacer otras actividades a lo largo de la semana. Le dije que lo pensaría pero la verdad es que no sé si es justo que me la pase bien.  

¡Sí! Pásatela genial mientras tu familia está bajo tierra, eres una excelente persona, Renna.

*

Iría al mismo instituto que mis primos y Ash, sabía que ellos estarían cuidándome como perros rabiosos. No sé si eso era bueno o malo. Aslan es bastante "popular" (que palabra cliché), no solo por el trabajo de sus padres, sino también porque es bastante guapo. No me cuesta admitirlo se ve a simple vista, su cabello negro, casi siempre lo lleva despeinado, sus ojos entre el verde y el azul claro, su nariz recta, sus pecas y sus labios carnosos. También es alto, muy alto, tiene un buen físico, tampoco es un boxeador pero si esta trabajado. En fin, es la reencarnación de un dios.

Un atrae adolescentes.

Me ha gustado desde que tengo memoria y gracias a eso actuó como una imbécil cuando estoy con el. Lo único que no controlo es cuando mis mejillas se vuelven rojo tomate, es algo que se puede trabajar.

En cambio yo, parezco una muerta en vida, siempre tuve un poco de complejo con mi cuerpo. Pero ahora sé que estoy mucho peor. No soy muy alta ni muy baja, siempre fui delgada pero ahora lo estoy más, tengo todo pequeño, pechos y trasero, admito que lo único que podía llegar a gustarme era mi abdomen, ventaja de ser delgada, supongo. Mi cabello es un maldito desastre impeinable, nunca he podido dejarlo de alguna manera que quede bonito, parece un maldito nido de pájaros. También está la mancha en mi ojo derecho, cuando era pequeña lo sufrí bastante, ahora me da igual. Me estaba olvidando de la hermosa cicatriz que me quedo después del accidente; un tatuaje que me recordará lo idiota que soy de por vida. Se extiende desde mi muslo hasta mi estómago, olvidemos la parte en la que dije que me gustaba mi abdomen.

La tía Jess me dijo que iríamos al centro comercial a comprar ropa para el comienzo de las clases. Antes siembre íbamos de compras juntas, decía que yo era la niña que nunca tuvo y no le molestaba gastar dinero en ropa o cualquier cosa que fuese para mí. La idea siempre me parecía maravillosa. Antes del accidente tenía una vida social bastante amplia, amaba salir de fiesta y juntarme con mis amigos. Ahora esa idea me parece aterradora.

— ¿Qué te parece la falda? ¿Es de tu talle?- dijo la tía Jess mientras levantaba la falda escolar más fea que había visto en mi vida.

No podía quejarme porque el uniforme de mi nuevo instituto era obligatorio. No me imagine que sería una falda roja con una camisa blanca que te hacia parecer bombero. NO HABLEMOS de los zapatos, son espantosos. Desde niña tuve buen sentido para la moda y esto era una desgracia. Hubiese hecho un escándalo, ahora no veo que sea algo que tenga importancia.

Las cartas de mi vida.Where stories live. Discover now