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CAPITULO 34

Harold

— Jake, bésame ya... — gemi un poco ancioso. — bésame ahora, por favor — mire su sonrisa traviesa de dientes blancos.

— no supliques, sabes que de todos modos voy a complacerte. — pegó su boca a mi estómago y lo besó delicadamente.

Me queje con un gemido pequeño, sentí sus dedos moverse un poco más rápido, abrí los dedos de lo pies y apreté la almohada de detrás de mi cabeza, mordí un poco mi labio mientras sentía mi estómago contraerse con el movimiento.

— Jake, Jake por favor — pedí entre suspiros.

Mis piernas se estaban moviendo por encima de sus hombros, su boca enrollada en mi miembro, solo succionando en la punta. Con su única mano libre pasando los dedos sobre mi pezon; me tenía completamente ocupado entre todas esas sensaciones, tan undido en mi placer que sólo note mis expresiones hasta que dejé salir mi esperma en su boca y miré al espejo del techo, solo un chico rendido por el placer sobre la cama, con la playera atorada detrás del cuello y por los hombros, piernas largas y extendidas en la cama, lleno de líquidos.

— no te duermas, te dije que lo de ahora solo era calentamiento. — amenazó Jake sacando del paquete un condon.

Lo puso en su miembro y lo frotó un poco antes de volver a posicionarse entre mis piernas.

Jacob

Frote suavemente sus piernas, pasando de sus muslos a su cadera y estómago, sentirlo estremecer ante cualquier pequeño toque, una experiencia exitante.

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— te dejaré tomar el control si me prometes algo... — Harold me miro nervioso.

—¿Que es lo que debo prometer? — le sonreí, Harold se sentó en mis piernas mirándome atentamente.

— no quiero que sea un experiencia corta, solo eso por favor. — me reí sin poder evitarlo.

—te haré sentir bien solo en el calentamiento, te lo aseguro.

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— voy a meterlo — avisé, frotando su estómago.

— si, apúrate.

Sonreí burlón, tomé mi miembro y lo alinee con su entrada; sostuve sus caderas un momento antes de introducirme, lentamente sentí sus apretadas paredes estrujado mi miembro. Con paciencia y mirando atento a sus expresiones, me introduje poco a poco hasta llegar al final, quedando mi pelvis contra sus nalgas.

Soltó un gemido chirrante, su estómago tembló y sus ojos se pusieron llorosos, lo bese con delicadeza y sujeté sus manos sobre su cabeza entrelazando nuestros dedos. Comencé a moverme lento y suave, pegado a su cuello dando besos delicados y algunos otros un poco más fuertes. escuchando su voz en mis oídos, liberé sus manos y me sujeto fuerte del cuello, sus labios besaron los míos intentando mantener el ritmo y dando uno que otro gemido.

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— ¿Cuánto tiempo nos queda? — pregunto Harold al salir del baño con una toalla en las caderas.

— unas dos horas corazón, no te preocupes — lo miré con una sonrisa.

Sus pezones con unos lindos chupetones de decoración.