Capítulo 7: Paso a paso

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Bella

—No sé qué más hacer, le he dado su espacio, no he hecho preguntas, todos aquí estamos pendientes de todo lo que puede llegar a necesitar. Dios hasta Rosalie ha sido amable con ella pero sigue en la misma posición.—

Edward me miraba con amor, como siempre, pero también había algo en su mirada, un sentimiento de preocupación por toda la familia y, ante todo, por mí y Reneesme. Desde hace dun mes  que mamá había muerto y que el caos de mi relación con Elena se había desatado. Llegué a creer que mostrandole todo mi amor y lo arrepentida que estaba cambiaría su actitut y se decidiría a darme una oportunidad, a darnos a ambas la oportunidad de ser la familia que siempre debimos ser pero a estas alturas ya dudaba incluso de que ella fuera la misma niña tierna y noble con la que crecí.

Ni Edward, ni los Cullen, mucho menos yo, quisimos presionarla más a darnos las respuestas que necesitabamos con la esperanza de que con el pasar de los días se ablandara y por sí misma decidiera confiar en nosotros pero habían pasado semanas y nada. En todo este tiempo mi hermana menor unicamente se limitaba a salir con Jacob y Reneesme, a ellos sí que les mostraba ese cariño y la parte hermosa de ella que yo tan solo podía recordar.

Jacob era su mejor amigo y entendía el por qué se había convertido en su principal pilar aquí pero la sorpresa de todos fue verla cuidar y tratar a mi hija como lo que era, su tía amorosa y divertida. Quería ser la mujer madura, inteligente y empática, seguirle dando tiempo y esperar a que reflexionara pero no podía. Toda la situación, la muerte de mamá, cada uno de los desplantes de Elena, su frialdad al mirarme, el desprecio abierto que nos mostraba a todos los que no estabamos en su diminuta lista de dos personas que le agradan, todo dolía demasiado.

Y estaba la parte que más preocupaba a Edward y a mi demás familia, mi hermanita conocía nuestra naturaleza, ella sabía lo que éramos y no teníamos idea de cómo. Necesitabamos respuestas y asegurarnos que Elena no se convertiría en un riesgo para todos.

—Es muy joven y está pasando por mucho, debemos darle tiempo.—

La voz con la que me hablaba, tan hermosa a mis oídos, podía hacer que mi corazón se acelerara al infinito, si es que aún siguiera latiendo, al lado de Edward todo estaba bien, siempre conseguía convencerme que todo sería perfecto en tanto siguiera mirándome a los ojos y acariciando mi rostro. Sabía que tenía razón, que debía escucharlo pero estaba exhausta mentalmente, había tenido un mes completo con sus días y noches para dar vuelta una y otra vez a todos los acontecimientos y no quería seguir esperando, no podía hacerlo o terminaría en el equivalente o lo que sea que tenían en el mundo vampírico a un manicomio.

—Se lo he dado pero ya es hora, debemos tener esa charla o seguramente todo acabará en desgracia.—

Nos miramos a los ojos no supe si por un segundo o por toda una vida, el tiempo era nada en su compañía. Nos dijimos todo con esa mirada, Edward sabía que no cambiaría de opinión y que nada de lo que dijera haría más que aumentar mi estrés así que simplemente besó mis labios y fue a llamar a Jacob y Reneesme para que me dejaran sola con Elena, se lo agradecí de corazón y entré en su habitación.

—Vaya yo que pensé que sería un hermoso día, el hombre del clima no dijo nada de una ola vampírica entrometiendose en mi habitación.—

Su sonrisa cínica y su pose de desprecio terminó por romper mi armadura de sensatez, cerré la puerta y me senté justo frente a ella. Me había llamado entrometida pues lo sería con todas las letras.

—Elena, se acabó esa actitud, estoy segura que estás sufriendo y que todo esto no es lo que hubieras pedido para ti pero es lo que hay y debes acabar de aceptarlo.—

Abrió los ojos con sorpresa, en todo este tiempo jamás le había hablado así, ni siquiera cuando éramos jóvenes, me sentí culpable de usar ese tono con ella y estuve a punto de retractarme, disculparme e irme pero no había llegado ahí solo para retroceder. Esperaba que me gritara, insultara y terminara corriendo de su habitación, minutos pasaron y nada hasta que la vi suspirar y recargarse en la cabecera de la cama abrazando sus piernas.

—Te escuchaste como Charlie cuando me regañó por haber huido de casa.—

Recordé ese día. Todos estábamos sorprendidos de que hubiera aparecido el padre de Elena después de tantos años y, que además, pidiera llevarsela a un extraño campamento del que ninguno sabíamos nada. Mis padres estuvieron de acuerdo en que debía ir y conocer esa otra parte de su vida pero mi pequeña hermanita estaba realmente ofendida porque su progenitor simplemente llegara y quisiera decidir por ella alejándola de la que, hasta ese momento, había sido su familia y también había estado furiosa con Reneé y Charlie por aceptarlo así que hizo lo que cualquier niña de su edad y espíritu habría hecho. Tomó su mochila favorita, puso un sweater, al Señor Bigotes ese tonto cerdo de peluche que tanto amaba, una bolsa de papas y muchos cambios de ropas para su cerdo. Todo el pueblo se volvió loco buscandola y fue Charlie quien la halló y la devolvió a casa.

La miré con detalle, estaba a la defensiva pero debajo de esa pose podía ver sus ojos rojos delatando lo mucho que seguía llorando cuando nadie miraba, sus ojos estaban enojados pero solo por la superficie, debajo estaban llenos de dolor, mi hermanita estaba sufriendo y no soportaba no poder hacer nada, simplemente me olvidé de todo y la abracé como tantas veces había querido hacerlo y esperando, a pesar dle frío de mi piel, poder transmitirle algo de la calidez que necesitaba en ese momento.

—Elena te amo y, sin importar nada, estoy aquí para ti. Si quieres gritarme, odiarme o clavarme una estaca hazlo pero no voy a moverme de tu lado. No estás sola y te juro que jamás lo vas a estar.—

La sentí tensarse por completo bajo mis brazos pero no desistí y unos momentos después por fin supe que habíamos dado un enorme paso a la dirección correcta. Elena me abrazó también y comenzó a llorar con fuerza sujetada a mí y lo supe, mi pequeña Elena estaba sacando todo su dolor y lo único que quise fue ser capaz de quitarselo para siempre.

Amanecer: Una semidiosa en la familia.Where stories live. Discover now