Capítulo 5

299 50 8
                                    

Parpadeo un par de veces cuando escucho el ruido de las cortinas y la claridad entra por las ventanas. Me incorporo un poco en la cama y veo a Zadkiel, vestido con su ropa de entrenamiento, abriendo el último par de cortinas.

—Buenos días, princesa.

Me escondo entre las mantas y los cojines de nuevo porque no quiero levantarme. Las mantas no tardan en desaparecer de encima de mí y me incorporo con los ojos entrecerrados viendo que él, libremente, las ha apartado. Su vista pasa por mis piernas desnudas y sube por mi cuerpo tapado con el camisón corto que llevo.

Nunca, nadie, me ha mirado como él me está mirando ahora mismo. Ya soy una mujer, aunque muy pocas veces se me trate como tal y él se está dando cuenta ahora. Su mandíbula se aprieta y mi pecho sube y baja.

—Llevas dos días aquí encerrada —se cruza de brazos y pasa su vista de mis pechos a mis ojos, sin embargo, yo paso mi vista por sus bíceps apretados en la camiseta marrón que lleva.

—Un día y un cuarto de día.

—Un día y un cuarto de día —repite—. No has ido a entrenar.

—No tengo ganas de entrenar —me tiendo de nuevo en la cama y miro al techo.

—Lady Farren cree que estás enferma.

—Puede que lo esté.

—¿Es así como piensas pasar los días hasta tu cumpleaños?

—Puede que sí.

—Pensé que querías vivir intensamente hasta el último día.

Levanto mi cabeza y lo miro. Él sigue con los brazos cruzados, mirándome con el ceño fruncido.

—No puedo vivir con la emoción de saber que voy a dar clases con Lady Farren, después iré a entrenar y poco más —vuelvo a apoyar la cabeza en la almohada— No sé como no me ha dado un infarto con tanta emoción fuerte.

—¿Y si te digo que he convencido a la reina para que nos deje montar por los alrededores del castillo?

Me incorporo rápidamente y lo miro con los ojos bien abiertos.

—Ella... ¿Ella ha dicho que sí?

—Ha dicho que sí —su rostro serio ha desaparecido, ahora tiene una sonrisa enorme en él.

—¡Eso es genial! —Me pongo de pie en la cama y me tiro a sus brazos, rodeando su cuello con los míos. Siento sus brazos rodear mi cintura y me deja en el suelo — Voy a cambiarme —corro detrás del biombo para ponerme la ropa de entrenamiento.

—Sabía que eso conseguiría sacarte de la cama.

—¿Cómo lo has conseguido? —Asomo la cabeza por el biombo cuando me quito el camisón y él se encoge de hombros.

—Puedo conseguir lo que quiera.

—Oh, egocéntrico —vuelvo a meter la cabeza detrás del biombo y no tardo en ponerme la ropa de entrenamiento.

Salgo, poniéndome un zapato y él se acerca a mí.

—Tranquila, tienes que desayunar primero.

—¿Eso es necesario? —Empiezo a hacerme una trenza y camino hacia el baño, seguida por él.

—Por supuesto —se apoya en la puerta mientras yo mojo mi rostro y lavo mis dientes con fuerza y rapidez— Nos están preparando los caballos, así que, te da tiempo a desayunar. Roux te está preparando algo en la cocina.

Sonrío cuando me seco con la toalla y lo miro. Ladeo mi cabeza un poco y él alza una ceja, divertido.

—¿Sabe mi padre que vamos a salir?

PRINNECIAWhere stories live. Discover now