𝒄𝒂𝒑𝒊𝒕𝒖𝒍𝒐 𝟑𝟗: 𝒖𝒏𝒂 𝒏𝒖𝒆𝒗𝒂 𝒗𝒊𝒅𝒂

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Noah asintió con una sonrisa complaciente, anotando algo en la agenda abierta que tenía delante de ella. La señora Langstrom alzó la mirada, intentando otear qué era lo que garabateaba en aquellas páginas.

—Muy bien. Déjeme su dirección de correo...

—No tengo de eso. No tengo nada tecnológico además de mi móvil.

—Está bien, no se preocupe, pero necesitaría vídeos y todo el material que tenga de su marido. ¿Vale? —La señora Langstrom asintió, totalmente convencida—. Cuando lo traiga, comenzaré el trabajo y la invitaré a mi despacho para que vaya viendo los avances, ¿le parece bien?

—Me parece perfecto.

Después de la reunión con la señora Langstrom, tocó la reunión con Brody Falls, aunque la de él me llevó más tiempo. Su empresa de dispositivos móviles lanzaba una nueva gama de teléfonos inteligentes que añadían nuevas propuestas a lo que ya había en el mercado, pero necesitaba inversores. Para eso, había decidido celebrar un evento en el que explicaría con detalle el proyecto.

Salí del despacho con ganas de reencontrarme con ese café recién hecho de la máquina de nuestra enorme sala de descanso. Nada tenía que ver con ese zulo mal iluminado y con ese color amarillento que tenía la oficina de la revista de mi padre. Esta era amplia, rodeada de ventanales idénticos a los que teníamos en los despachos, con mesas redondas, tres máquinas de café para servirse en tazas y un surtido de frutas, sándwiches y demás refrigerios encima de una encimera que ocupaba toda la extensión de la sala.

—Hola, Olivia.

Ellen se me acercó mientras yo estaba apoyada en la barra, observando cómo Noah entraba por la sala de descanso con las manos en los bolsillos y un suave silbido saliendo de sus labios.

—Hola, El. —Sonreí, desviando la mirada de Noah para saludarla.

—¿Te has fijado en la chica nueva? —Fruncí el ceño y ladeé la cabeza, negando. Pensé que se referiría a alguna de las otras organizadoras de la oficina, pero con un gesto de barbilla señaló a Noah, que se agachaba delante de la máquina a por el dólar que se le había caído al suelo.

—¿Qué le pasa?

—No lo sé. Sabes que nunca me han gustado las mujeres, pero ella... —Suspiró, ladeando la cabeza para darle un mejor ángulo a la vista que tenía del culo de Noah—. Tiene algo que me hace querer acostarme con ella.

—Es atractiva, sí. —Añadí. Sí, iba a fingir que no la conocía de nada, porque yo era Olivia Archer y me gustaba tomarle el pelo a la gente.

Noah me miró, pero Ellen, pobre ilusa, creía que la miraba a ella.

—Dios, viene hacia aquí con dos tazas, Olivia. —Me dio un par de golpecitos en el brazo, acomodándose el pelo en los hombros.

Era totalmente normal su reacción, me resultaba gracioso que absolutamente todas las mujeres lesbianas o bisexuales sentían una atracción casi sobrenatural por ella, pero Noah era tan ingenua que a veces daban ganas de zarandearla y pegarle un puñetazo.

—Hola, soy Ellen. —Noah sonrió con las mejillas casi hinchadas, asintiendo.

—Encantada, soy Noah. —Quiso tenderme la taza de café, pero Ellen volvió a interrumpir.

—¿Querrías ir a tomar algo después del trabajo? No sé, una cerveza, una copa...

Clavé mi mirada en Noah como si fuesen puñales. Caminaba en una capa de hielo tan fino que el más mínimo movimiento haría que me enfadase. Si de su boca salía un 'no puedo...', me enfadaría. Si de su boca salía un 'no puedo, estoy viendo a alguien', me enfadaría.

let me be her (completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora