𝒄𝒂𝒑𝒊𝒕𝒖𝒍𝒐 𝟏𝟎: ¿𝒑𝒐𝒓 𝒒𝒖𝒆́ 𝒆𝒍𝒍𝒂?

5.8K 452 230
                                    

Volver a Los Ángeles era volver a ver viejas caras conocidas de las que mi mente nunca se había olvidado. Volver significaba deber recuperar costumbres familiares olvidadas, como esas cenas familiares en las que mi hermana y yo siempre acabábamos en una batalla campal donde mis padres siempre la protegían a ella.

Cuando Brad no iba, la actitud de mi hermana cambiaba aún más para convertirse en un cruel atizador de la mano de mi padre, pero yo no quería más trifulcas ni peleas, no. Yo quería terminar el año de contrato que tenía con la empresa y volverme a Nueva York, a mi vida, a mis amigos, a mi trabajo de verdad. Allí tenía una reputación, y aquí también la tenía, solo que esta me denigraba y hacía que me sintiese la mayor escoria social.

Ese día nadie me llamó para la cena familiar, lo cuál me resultó bastante extraño. En la oficina, Dafne hablaba por teléfono balanceándose en su sillón, solo le faltaba poner los pies encima de la mesa y que todo el mundo la viese, pero la gente la quería. La gente se derretía con sus sonrisas, su pelo y la falsa inocencia que demostraba. A todo el mundo le encantaba una chica que parecía una niña sin encontrarse en el mundo y a todos les asustaba una que sabía lo que quería; a todos les gustaba Dafne y a todos les asustaba yo.

Las risas de mi hermana, su felicidad exuberante, eran una puñalada en el pecho. No podía soportar el hecho de que aquella mujer que un día fue mi hermana hoy no sintiese ni un ápice de pena o arrepentimiento después de todo lo que había sido cómplice. Ella era cómplice. Todos lo eran.

Cacé a Noah mirando Dafne desde su cubículo, jugando con el lápiz digital con el que diseñaba, con el ceño fruncido mientras movía las piernas en el sitio. Noah estaba completamente enamorada de ese ser que escondía tanta maldad debajo de una cara tan pueril y yo no podía hacer nada para decirle que se alejase de ella. Sería la hermana celosa, pensaría que estaba enamorada de ella y me daría una patada para echarme de su vida pensando que era la hermana sibilina y cruel que Dafne le había pintado. Ese no era mi problema; si quería enamorarse de esa imbécil, era cosa suya.

Esa tarde presentí que algo pasaba. Algo no me estaban contando y lo supe cuando mi padre cruzó la puerta de nuestra oficina y pasó por detrás de mí para entrar en el despacho de Dafne con una sonrisa. Le dio un beso en la cabeza y la abrazó, dedicándole unas palabras que seguramente eran de cariño. ¿Estaba mi hermana embarazada? Todo apuntaba a eso. Noah no le quitaba ojo a lo que ocurría dentro del despacho.

Decidí levantarme y entrar en el despacho para sorpresa de ellos dos, pero yo quería saber lo que estaba pasando. Me picaba más la curiosidad que lo que pudiera sucederme.

—¿Qué ocurre? —Dije al cerrar la puerta de cristal. Ellos dos se miraron.

—Nada —respondió mi padre, cruzándose de brazos.

—¿Y por qué no hay cena hoy? —Imité el gesto de mi padre, cruzando los brazos. Él me agarró la mano con cuidado e hizo que pusiese los brazos a los lados de mi cuerpo. Lo hacía porque los pechos se me marcaban, sí.

—¿Ahora te importan las cenas en familia? —Escupió Dafne, esbozando una enorme sonrisa al decirlo. Yo, en cambio, tenía el ceño fruncido y volví a cruzar los brazos.

—No, pero sé que algo pasa y no me lo queréis contar.

—Hoy es la cata de menús de mi boda, Olivia. —Puso los brazos en jarra.

—¿Cuándo es la boda? —Me atreví a preguntar y ellos dos se miraron.

—¿Para qué quieres saberlo? —Se rio mi hermana.

—Para saber qué vestido llevar, ¿no es obvio? —Respondí inocentemente. No sé qué me pasó en la cabeza para que por un instante estuviese dispuesta a acudir a esa boda. Los dos se volvieron a mirar intentando ocultar una sonrisa en un rostro de seriedad.

let me be her (completa)Where stories live. Discover now