Afrodita estaba, ya en el Inframundo, más bien en la barca de Caronte, para llevarse a Adonis.
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Debía admitir, que llegó muy temprano pero era para darle una sorpresa.
Una de las razones por la que Afrodita estaba contenta (aparte de Adonis) era que Hefesto y ella, por fin estaban oficialmente divorciados, algo que la mantenía feliz, ya que, podía estar mas tiempo con Adonis y hacer otras cosas de diosa.
•••
Por otro lado, Perséfone, estaba preparada para confesar sus sentimientos, por lo que agarró solo a Adonis y lo llevo, cerca del río Cocito.
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—Bueno, Adonis, por fin estamos solos— dijo Perséfone, algo feliz.
—Si, pero bueno ¿y que es eso que querías decirme, mami Perséfone?— dijo entusiasmado.
La castaña le dijo, que le diría algo muy importante y eso lo emocionó mucho.
—Adonis— dijo con tono enojado —Ya te dije, que ya no me llames así. Ahora, con total seguridad, puedes llamarme solo Perséfone, no me molestaría que lo hicieras~— lo último, lo dijo con un pequeño sonrojó en tu cara.
El ojos verdes, arqueó una ceja.
—Sabes... he estado pensativa estos días— dijo la castaña con tristeza —Me he sentido sola, ya que Hades, siempre trabaja y yo, solo hago algunas cosas—
—Pero si tienes a tus hijos, a tus ayudantes y a mí, siento que mi señor Hades, no pase tiempo contigo pero yo sé que el te ama mucho, mam--- digo Perséfone— dijo el muchacho sin entender, lo que dijo ella.
La de vestido negro, frunció el ceño, al ver que no se explicó bien.
—NO... Es que, mira si Hades está bien, pero siento, que yo no siento lo mismo, tu entiendes ¿No?— se explicó la mujer.
Adonis, entendió eso o bueno, más o menos.
—Bueno, pero eso ¿no deberías resolverlo con el?— dijo el de ojos verdes —Es que no entiendo, ¿Porque hablas eso conmigo, Perséfone?, Yo no sabría cómo ayudarte—
Se sentía confundido, había algo entre manos y el lo sabía.
—Lo que pasa es que— para en seco —Adonis, ¿Alguna vez te has sentido enamorado? Se que no has tenido pareja— lo último puso una sonrisa malvada —¿Pero alguna vez has sentido ese pinchazo al corazón, cuando uno está enamorado?—
El joven se lo pensó, por un rato.
Este se quedó pensando, en ello, un recuerdo llegó a su mente. Su mente, empezó a rebobinar, en todo el tiempo que ha estado y conocido a gente diferente.
Sin duda, no se quejaba de a quiénes ha conocido, pero sin duda, su mente recordaba a alguien, a quién consideraba muy especial, era Afrodita.
Con la diosa rubia, ha pasado mucho tiempo, ella era amorosa y gentil con él, siempre recalcando que lo amaba, haciéndolo sentir especial.
Últimamente, ha sentido sentimientos afectivos hacia Afrodita, se sentía feliz y como un tonto sonriente a su lado. La pregunta de Perséfone, lo hizo pensar en su relación con la diosa amorosa.
—... ¿Sabes?— dijo el joven —Creo que estoy sintiendo eso, que muchos llaman amor, en estos momentos—
La de cabellos largos, se sentía feliz e ilusionada, ¿Qué significaba eso?, ¿Significa que está enamorado?, ¿Será de ella?
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Perséfone dejó que sus impulsos la dominarán y le dió un gran abrazo, lleno de amor y apoyo hacia Adonis —¡Oh Adonis, yo te amo!—
En la cabeza del muchacho, empezó a hacer fantasías donde estaba con Afrodita, disfrutando del tiempo. El sin saberlo, le dió una abrazo a esa mujer que veía como su madre, pensando en su amada.
Perséfone, trato de besarlo, pensando que captó las indirectas pero todo acabó con una tan sola frase.
—Yo también te amo, Afrodita— dijo el sonriente muchacho.
La felicidad de Perséfone se le bajó de un solo.
—¿QUÉEEEEEE?— el sonido del grito, podría escucharse por —T-tu p-pero ¿C-como?, ¿T-TE GUSTA ELLA?— frunció el ceño enfurecida y ofendida.
•••
La diosa amorosa se encontraba buscando a Adonis, estaba preocupada, ya que no aparecía por ningún lado.
Un grito femenino, la asustó pero sabiendo de quién era, fue hacia donde estuviera Perséfone.
No le tomó mucho encontrarla, estaba allí, al lado de Adonis, como una mini cueva o algo así por el estilo.
*¿Qué le pasa a está loca?* Se preguntó, escondida en una roca cerca de allí. Derrepente, escuchó la voz de su amado.
—Si, creo y siento que estoy enamorado de Afrodita— dijo Adonis, sonriendo haciendo que la mencionada, se sienta increíblemente feliz —La amo—
Él le estaba contado la verdad ha la castaña, que no se miraba para nada feliz, más bien parecía querer estallar ahí mismo.
