Capítulo 9.

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Habían salido de la habitación en silencio, dirigiéndose hacía la entrada del lugar sin saber que más decir. La tensión y el resentimiento eran evidentes, las emociones negativas los abrumaban así que no había mucho por hacer.

—Por favor, déjame pasar tiempo con él y conocerlo, no me sigas privando de tenerlo a mi lado ahora que sé que es mi hijo.—Pidió sin girarse, mientras sostenía la perilla de la puerta con una mano temblorosa.

—C-claro, no pensaba hacerlo.

—Bien, mañana vendré nuevamente, si eso no te incomoda.

Negó.—Lo único que te pido es... dame un poco más de tiempo antes de confesarle que eres su padre, no será algo sencillo por digerir y no quisiera afectarlo gravemente.

Lo pensó, realmente no tenía argumentos para negarse y en esos momentos no quería iniciar una pelea, se sentía agotado.—Está bien, lo podemos hacer cuando te sientas preparada.

—Gracias.—Lo vió abrir la puerta y cuando salió, se remarcó en el marco de esta. 

No intercambiaron más palabras, simplemente lo vió alejarse de la entrada y caminar lejos de ahí, su silueta esfumándose contra la oscuridad de la noche. Cerró la puerta detrás suyo y recargó su peso contra la madera, cerrando los ojos mientras trataba de repasar los sucesos de aquella noche, casi sintiéndose en un terrible sueño del cual quería despertar y meditar sus acciones. Pero cuando se dirigió a su habitación y se terminó de vestir para acostarse, la realidad le pegó duramente en el rostro mientras se abrazaba a sí misma en medio del llanto incontrolable. 


(...)


Cayden había cumplido su palabra y había aparecido en la entrada de su hogar tan pronto como el día siguiente llegó. Lucas estaba emocionado porque iría con Cayden a comer a uno de sus restaurantes favoritos donde iba por los juegos, Masie había declinado la invitación al no sentirse bien estando en el mismo espacio que él.

¿Por qué le confiaría a su hijo cuando apenas se enteró de él? Había algo de Cayden que siempre le había logrado transmitir confianza, y aunque los años hubieran pasado y prácticamente habían iniciado desde cero, aún tenía aquella personalidad que te hacía confiar en él ciegamente. Una parte le gritaba que fuera más racional, pero se guió por su otro instinto.

—¡Adiós mami!—Se despidió de Masie con un beso en la mejilla y corrió a la puerta donde Cayden cargaba sus pertenencias y lo esperaba para salir juntos.

Los vió marcharse con una pequeña sonrisa en su rostro; podría no haber pegado un ojo en toda la noche, probablemente parecía más muerta viviente que nada en el mundo, pero ver a su hijo tan feliz y emocionado siempre le traería una alegría a su pecho. 

Cuando el automóvil se alejó y pudo asegurarse que se encontraba sola, cerró la puerta con seguro y caminó a la cocina para terminar de lavar los trastes sucios luego de la interrupción para terminar de alistar a Lucas. Tendría tiempo libre, era su día libre y ni siquiera sabía que podría hacer, además de las miles de cosas que tenía en mente no la dejaban poder despejarse un solo momento. 

Agarró su celular de la mesita de centro y buscó el número de su mamá, sabía que era probable que ella tuviera una respuesta para esta situación, era su última esperanza, y aunque no tuviera una respuesta válida, por lo menos necesitaba escuchar de su voz.

Esperó, hasta que pudo escucharle desde la otra línea.—¿Bueno, cariño?

—Hola, mamá, ¿Cómo estás?

—Hija, está todo bien por acá, justamente estaba pensando que podría ir a visitarlos este fin de semana, ¿Cómo están ustedes? ¿Cómo está Lucas?

—Oh, es algo complicado... Cayden apareció.—Soltó, escuchando el silencio al otro lado de la línea.—¿Mamá?

—¿Cayden? ¿Qué sucedió con él?

—Coincidimos en el trabajo, él está en mí misma área de trabajo, ¿Coincidencia, no?—Trató de sonreír, pero las lágrimas ya comenzaban a nublar su vista.—Él... se enteró de Lucas, mamá. Cayden ya sabe de que es el padre de Lucas, no tuve la fuerza suficiente para decírselo y se enteró por su cuenta.

—Pero, ¿Cómo pasó eso? ¿Cómo se enteró?

—No lo sé, solo llegó en la noche y me cuestionó el porqué no le dije, tengo miedo, mamá. ¿Y si piensa quitármelo? Él podría fácilmente, ¿No? Yo no quiero que me alejen de él, sé que cometí errores en el pasado y lo que hice no estuvo bien, pero no quiero que por mis errores me quiten a Lucas, que lo aparten de mi lado.—Soltó el primer sollozo tan pronto como terminó de hablar y cubrió sus ojos con la manga de su suéter, tratando de controlarse.

—Oh, mi amor, no sé que decir ni qué tan grave puede ser la situación, pero trata de hablarlo con él, lleguen a un acuerdo. Cayden siempre fue racional, no dudo que te escuche si le hablas con el alma, si siente que estás hablando con él con la verdad, no tengas miedo de demostrar tus sentimientos. Sé que podrás lograr algo con él, solo no te desanimes y sé decidida con esto, no te dejes vence por el miedo.

—¿Y si no lo logro?

—Bueno, no podemos estar segura de los resultados, pero hay que mantenerse positivas. Trataré ir lo más pronto posible, no te preocupes, cariño, las cosas suceden por algo y posiblemente así lo quería la vida, solo no te mortifiques tanto.

Y escuchando una y otra vez las palabras de su madre, trató de encontrar un poco de consuelo antes de seguir pensando como se suponía que arreglaría todo lo que había provocado.


(...)


Los siguientes días no habían cambiado mucho, Masie seguía teniendo el miedo constante de que Cayden apareciera con una órden o con malas noticias, ni siquiera podía despegar un ojo de Lucas por miedo de que se le fuera arrebatado. En el trabajo, él se había empeñado en no encontrarse, y para la salida, trabajaban a la distancia y toda su comunicación era estrictamente de trabajo, por más que ella quisiera iniciar una conversación con respecto al tema, él la interrumpía con algo del proyecto y luego se iba.

La situación la tenía cansada, y aquel día sin aguantar más, se dispuso a agarrar sus cosas e ir al domicilio donde había logrado recordar que vivía. En una de las noches de trabajo le había preguntado si le costaba mucho tener que ir devuelta a su hogar después de que se fuera de su casa, él negó y solo dijo que estaba en una de las residencias cercanas de por ahí. Recordaba vagamente la dirección, pero confiaba en su intuición.

Aquel día Cayden no se había presentado a trabajar, y eso logró inquitarla más, por lo que en la hora de la comida había agarrado sus cosas y había salido con la excusa de que iría por algo de comer; Había agarrado el primer taxi que había pasado por ahí y cuando le recitó la dirección, sus nervios crecieron al comprender lo que estaba haciendo.

El camino fue más corto de lo que imaginó, por lo que se sorpredió cuando llegaron y bajó viendo una bonita residencia frente suyo. Observó aquel automóvil que con el tiempo se había acostumbrado a ver y un vuelco sufrió su corazón al confirmar que se encontraba en casa. Titubeó al principio mientras caminaba sigilosamente a la entrada, pero cuando estuvo frente a la puerta y tocó el timbre, una corriente recorrió su cuerpo de forma extraña. 

La puerta fue abierta y cuando vió la figura desaliñada de Cayden recibirla, no dudó en soltarlo.

—Tenemos que hablar, urgente.

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