Capítulo 7.

260 38 25
                                    

Aquel día, Masie había tenido una junta de improvisto que le llevó toda la mañana y parte de la tarde, a tal punto que salió agotada de ahí y solo quería ir a casa. Su secretaria había querido interrumpir en la junta, pero debido a que ella le hizo un gesto con la mano de que no lo hiciera porque estaban hablando de un tema importante fue que la vió marcharse, pero se quedó con un pensamiento negativo de porqué la necesitaba. Había salido de ahí tan rápido como dió fin y se dirigió hasta donde se encontraba atendiendo la recepción.

—Amara, ¿Alguna novedad en este tiempo?—Cuestionó tan pronto como se detuvo frente a ella, recargando sus manos sobre el mostrador.

—De hecho, señorita Masie, tuvo una llamada de la escuela de su hijo.—Mencionó con un gesto serio mientras hojeaba su cuaderno de notas.

—¿Qué pasó con él? ¿Se encuentra bien?—Se alarmó tan pronto como lo escuchó.

—Llamaron porque Lucas se comenzó a sentir mal y tuvo un leve sangrado en su nariz, lo estaban tratando en la enfermería de la escuela pero creyeron conveniente que pasaran por él.

—¿Eso cuándo fue? Oh por dios, tengo que ir por él, debe de estar esperándome y yo en esa junta, debí de suponer que era algo realmente importante como para que quisieras entrar a decirme.—Se giró hacía su oficina, donde sus cosas estaban, dispuesta a irse hacía la escuela.

—Sobre eso... No creo que sea necesario, ya que...—Fue interrumpida cuando Masie se llevó la sorpresa al entrar a su oficina.

Lucas se encontraba en el centro, donde se encontraba una pequeña mesa, y jugaba con alguno de sus juguetes mientras que Cayden estaba sentado a su lado sonriéndole, fingiendo que los dos muñecos peleaban.

—Le iba a decir que no era necesario ir por él.—Terminó con una mueca y sujetó la libreta contra su pecho, esperando una reacción.

—¡Mami!—Lucas corrió hasta donde se encontraba Masie, aún confundida del porqué su hijo estaba ahí y con Cayden a su lado jugando.

—Cariño, ¿Cómo te sientes?—Cuestionó agachándose para estar a su altura, apartando el cabello de su rostro.

—Mejor, Cay me compró un helado para que me mejorara.—Sonrió recordando aquel delicoso helado que había probadode venida a la oficina, apuntándolo a donde se encontraba con su dedito.

Cuando Cayden sintió la atención en él, se levantó.—Perdón, vi que Amara estaba preocupada y le pregunté que había pasado, me contó lo de Lucas y tú aún estabas en esa junta, por lo que creí conveniente ir a recogerlo mientras lograbas desocuparte.

—¿Y cómo es que te dejaron sacarlo sin mi permiso? Ellos son estrictos sobre quiénes recogen a los niños.—Preguntó confundida.

—Oh, me llamaron ya que estoy entre tus contactos, inclusive pensaba ir yo por él, pero era la hora pico del día y estaba saturada con llamadas y correos por responder, por lo que confirmé su salida cuando llamaron para verificar que Cayden era cercano de ustedes.—Explicó Amara detrás de ella.

Masien no sabía que decir, solo su primer interés era que Lucas se encontrara bien y tenerlo entre sus brazos hacía disminuir su malestar. Dirigió una mirada a Cayden y con un suspiro en su dirección, asintió.

—Gracias, te lo agradezco mucho. Realmente estaba preocupada de que Lucas estuviera aún esperando por mí y yo apenas enterándome de su estado, no sé como agradecerte.

—Está bien, lo hice porque lo creí necesario, no me imagino lo que es estar esperando a que lleguen por ti. Solo quise animarlo antes de que pudieras verlo, ahora tengo que irme.—Dejó el juguete sobre la mesa y se retiró sin decir más, pareciendo desconcertado con el momento.

Masie sostuvo a Lucas contra su pecho, preguntándole como se sentía y si quería ir a casa. Amara los dejó solos, volviendo a sus actividades de la empresa, pero cuando cerró la puerta detrás suyo y volteó al pasillo que conectaba las demás oficinas, pudo observar como Cayden salía deprisa de ahí y con una expresión mortificante.

No volteó a verla, realmente no estaba prestando atención por donde iba, su única urgencia era salir de ahí lo más rápido posible antes de que pudiera hacer o decir algo del cual no estaba seguro de que fuera prudente. 

¿Qué lo podría tener de esa manera?


(...)


Masie había cerrado la puerta principal de la casa con seguro después de que hubiera acostado a su hijo y se asegurara de que durmiera. Le pareció extraño no tener la presencia de Cayden esa noche como ya era costumbre, tampoco había recibido ningún mensaje para cancelar su reunión prevista para seguir con el proyecto, tampoco una lectura a los mensajes que le había mandado para confirmar si se reunirían o no.

Se sirvió una copa de vino para lograr relajarse, las últimas semanas había tenido días de tensión y preocupación, por lo que decidió que esa noche sería para ella misma y no sobrepensaría las cosas, solo tendría un momento para ella misma.

Se dirigió a la sala y agarró la laptop de la mesita del centro para colocarla frente a ella. Por instinto se dirigió a las carpetas llenas de archivos de la empresa, pero tan pronto como el cursor se colocó sobre el nombre, lo apartó para revisar su correo personal. Tenía cientos de mensajes sin abrir, por lo que fue abriendo primero los que le llegaron a interesar. 

Había encontrado cupones de descuento, viajes exclusivos y un par de correos de conocidos; ninguno con cierta importancia, por lo que consideró mejor apartar la laptop y ver algo de televisión hasta que una notificación apareció en su pantalla. 

Un nuevo correo había llegado, tratándose de la escuela de su hijo. Le pareció extraño y decidió abrirlo para ver de lo que trataba, leyendo con detalle cada palabra hasta que leyó una frase que casi hizo que soltara su copa en ese mismo momento.


"Notificarle la ausencia de su hijo [...] Lo tratamos, pero vimos conveniente notificarle para que pudiera recogerlo [...] Al no poder usted, nos informaron que su padre vendría por él, así que le dimos acceso a llevárselo [...] El señor Cayden Hall se responsabilizó por sus actos como padre del menor [...]"


Dejó de leer después de la última frase, consternada ante la declaración. ¿Cómo sabían que era su padre? ¿De dónde habían sacado esa información? Cerró de golpe el aparato y la alejó de su agarre como si se tratara de algo peligroso y venenoso. Sus manos temblaban, por lo que dejó la copa en la mesa y sostuvo su rostro entre sus manos, reproduciendo las palabras en su mente una y otra vez.

No tuvo tiempo de poder seguir pensando una idea lógica, creyendo que solo fue una casualidad y no se trataba de nada serio, hasta que el timbre de la puerta fue tocado, sacándola de su trance.

Se dirigió con paso dudoso, abriendo la puerta al mismo tiempo que se arrepentía de haberlo dicho al ver de quién se trataba.

—Tenemos que hablar, ahora.—Demandó Cayden con un rostro inexpresivo, bofeado por la distancia que había recorrido para llegar ahí.

Y Masie sintió en ese momento que la carta de mentiras que había estado construyendo por tanto tiempo estaba a punto de derrumbarse.

➵ Love never felt so good ✓Where stories live. Discover now