Once

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En el momento en que intenté abrir la puerta y la encontré cerrada con llave, supe que tenía problemas.

La nota de mi madre en el mostrador diciéndome que ella y su novio habían ido al cine envió un escalofrío de miedo a través de mí. No quería estar sola en casa. No le había pedido a Hobi que viniera a pasar la noche conmigo, porque había planeado dormir en la cama con mi madre.

Entré en mi habitación y escaneé cada centímetro de su cuerpo buscando un cabello largo y rubio. No había señales del alma extraña. Eché un vistazo al cuarto de baño y pensé en cuánto quería una ducha. Entrar allí, y encender la ducha y cerrar la cortina me asustaba. Seguía recibiendo visiones de las películas de terror que había visto, donde cosas malas pasaban cuando alguien se daba una ducha.

Nunca sería capaz de tomar una ducha sin que mamá estuviera en casa. Tal vez ni siquiera entonces.

¡Oh, mierda! ¡Me iba a convertir en un chico increíblemente apestoso!

Si trataba de convencer a mi mamá de que entrara al cuarto de baño conmigo, para así poder tomar una ducha, ella pensaría que estoy loco. Me dejé caer en mi cama y dejé escapar un suspiro de derrota.

— ¿Qué está mal? —Preguntó una voz desde mi puerta.

Me levanté rápidamente, gritando. Sin embargo, esta murió casi de inmediato cuando vi al alma apoyado en el marco de la puerta, observándome.

—Taehyung.—Tomé una respiración profunda para calmar mi acelerado corazón.

—Lo siento, no me di cuenta de que te sentías tan alterado por esto. —dijo, frunciendo el ceño y entrando en la habitación.

Volví a sentarme en mi cama y solté una carcajada profunda.

—Bueno, discúlpame si almas extrañas aparecen en mi casa, hablando conmigo y tocándome y asustándome un poco. —Le lancé una mirada acusadora— Entonces, te pregunto sobre ello y tú maldices en la oscuridad y te pones todo enojado.

Caminó y se sentó al final de mi cama.

—Lo siento por eso. No debería haberte asustado de esa manera. No había ninguna duda respecto al tono preocupado de su voz.

—Bueno, ¿Puedes decirme lo que está sucediendo, quién es ella? —Pregunté. Negó con la cabeza e, inmediatamente, dirigió su mirada lejos de mí.

—No, eso es lo único que no puedo hacer por ti. Pídeme cualquier cosa en el mundo, Jimin, y me aseguraré de que sea tuyo, pero eso no lo puedo hacer.

Su voz sonaba intensa y dolorosa, al mismo tiempo. Me decepcionó, pero sabía que empujarlo en el tema no tenía sentido.

—¿Por qué estás aquí, entonces?—Le pregunté, recordando cómo, hace menos de una hora atrás, lo había dejado en la esquina de una cabina, con Jisso acurrucada contra su costado.

Se puso de pie y se acercó a la ventana y miró hacia afuera.

—Hasta que no sepa que todo está bien... hasta que me ocupe de lo que debe hacerse, voy a pasar las noches aquí en tu habitación. —Se volvió hacia mí con una expresión determinada—Tengo que protegerte. —Hizo un gesto hacia la puerta—. Si quieres tomar esa ducha, me aseguraré de que estés completamente a salvo, mientras lo haces.

Por supuesto que sí, quería esa ducha. Empecé a levantarme y después me senté de nuevo, mirándolo.

—¿Puedes leer mi mente?—Esta no era la primera vez que él sabía lo que pensaba.

Me sonrió con malicia.

—No exactamente. Es más bien como que puedo sentir tus miedos con tanta fuerza que los puedo oír. —Asentí con la cabeza y pensé en la vez en que me había reído entre dientes de la manera que sólo yo podría haberlo oído, y fue como si me hubiera escuchado en la cafetería pensando en él y Jisso.

The Devil; VMinWhere stories live. Discover now