Capítulo cinco

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Estaba de pie en mi sala, frustrado por perder el control de la situación en mi encuentro con Namjoon

Había ido a la biblioteca preparado para cumplir con nuestra tutoría programada e incluso había hecho notas en el libro de mano que el Sr. Bang les dio a todos los tutores.

Me encontraba en el problema de crear un programa para usar con Kim haciendo notas de los días y horas de nuestras sesiones. Escribí instrucciones para él, sobre qué llevar y cómo tomar notas en clase. Todo parecía tan cortante y seco.

Aun así, nada salió como se planeaba. No había tomado en consideración que estudiar con Namjoon en el último periodo sería imposible dado que todos los jugadores de fútbol debían reportarse en el campo en el último período.

Tampoco había pensado en sus prácticas de la tarde como un Idol y en el trabajo en la tienda de discos de su tío al atardecer. El timbre sonó antes de que pudiera enojarme más por que nada iba en la forma en que lo había planeado. No pude quitarme la irritación mientas abría la puerta.

Namjoon sonrió algo apenado.

—Realmente lo siento sobre esto. Me siento mal por que tengas que trabajar de acuerdo a mi agenda. Sé que a las siete es tarde y bueno, lo siento.

La indignación que me había arreglado para sentir mientras pensaba en tener que trabajar alrededor de Nam, se evaporó.

Parecía sincero y un poco nervioso. Esta no era la forma en que esperaba que actuara.

¿Dónde estaba su arrogancia? ¿Siempre era tan amable?

Seguramente no. El tipo había salido con la perversa bruja de la costa sureña por dos años. Di un paso atrás para dejarlo entrar.

—Está bien. Pasa y siéntate en la mesa, traeré algo para beber. ¿Te gusta la cerveza sin alcohol? —pregunté, caminando hacia el refrigerador, así no tendría que mirarlo.

—Eso es genial, gracias.

Me tomé mi tiempo, sacando las sodas del refrigerador y abriéndolas antes de caminar de regreso a la mesa de la cocina. Esta sería la primera vez que había hablado realmente con Namjoon más allá de las breves conversaciones de ayer y hoy.

—Traje el programa de clase y todo lo que se espera en este curso. Tengo una semana antes de que el primer discurso sea dicho y necesita ser sobre algo en lo que me sienta entusiasmado.

Muy bien. Era un tutor. Podía hacer esto. Él era sólo otro estudiante que necesitaba mi ayuda.

—Así que, necesitamos decidir qué te apasiona. —Se rió entre dientes y levanté la vista— ¿Qué? —pregunté cuando vi su expresión divertida.

—¿Qué me apasiona?

Rodé mis ojos y sostuve el programa de estudios.

—Ya sabes, algo con lo que te sientas fuerte. Como tu propósito o base.

Asintió con su risa divertida aún en su lugar.

—Apasiona, me gusta eso. Pensemos en algo que me apasiona.

Esto no debería tomarle mucho para darse cuenta. Algún tema relacionado con el fútbol americano o problemas en el deporte tenía que estar dando vueltas en su cabeza.

Estiré la mano para abrir la portátil.

—¿Tienes alguna idea? —pregunté.

Aparentaba estar muy compenetrado en su pensamiento. Me sorprendió un poco.

¿Cuán compenetrado puede volverse uno si se trata de futbol o del medio artístico?

—La importancia de la adopción.

The Devil; VMinWhere stories live. Discover now