XIII. ¿Nuestro final será feliz?

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"¿Y ahora qué?" Preguntó el menor de los dos.

¿Y ahora qué? Esa era una excelente pregunta. ¿Qué pasaría de ahora en adelante? ¿Las cosas cambiarían? ¿Estarían juntos?

Sus miradas se encontraron nuevamente, era adictivo perderse en la oscuridad de los ojos ajenos.

El hermoso paisaje del atardecer se podía aprecian en el enorme ventanal que decoraba aquella habitación del hogar de Kim. El viento soplaba con suavidad y las hojas verdes adornaban los bellos árboles.

Las palabras estarían de más en ese momento. Pero el mayor sentía la necesidad de expresarse.

"Porchay" nombró con delicadeza.

Esos grandes ojos le brindaron su atención, esperando las palabras del de mayor edad.

"¿Serías mí novio?" No sabía cómo había logrado pronunciar aquellos vocablos, pero de cierta forma agradecía haberlo hecho.

Las mejillas del menor se tiñeron de un fuerte color carmesí, sacándole una sonrisa al opuesto.

"P'Kim, ¡Me encantaría!" Dijo tirándose sobre el nombrado dándole un fuerte abrazo.

El de cabellos largos correspondió al gesto soltando una linda risita a causa de la emoción ajena.

"Espero que esta vez todo salga bien para los dos, Chay" pronunció una vez que estuvieron separados. "Prometo no ocultarte nada a partir de ahora" dijo tomando las manos ajenas.

"P'Kim, esto se siente como…un sueño" dijo con lágrimas en los ojos.

Pues si, se sentía como un sueño, uno del que ninguno deseaba despertar. A pesar de las dificultades, de los sentimientos de tristeza, soledad, enojo y anhelo, ambos estaban allí, sujetándose de las manos y observándose a los ojos.

Kim observaba el delicado rostro del menor, se preguntaba cómo es que había en su vida alguien tan importante como Chay lo era para él. Se preguntaba si era merecedor de ese hermoso y delicado ángel, quizás no lo era, pero agradecía con todo su ser tenerlo allí para él.

Lentamente se fue acercando al Kittisawasd, posicionando sus manos sobre el rostro del nombrado, dando lentos pasos, acortando poco a poco la distancia que los rodeaba. Sus ojos estuvieron conectados en todo momento, demostrando con ellos sus sinceros sentimientos y deseos. Porchay aún tenía un fuerte color carmesí en sus mejillas y al notar las intenciones de su mayor no pudo hacer más que quedarse quieto y admirar aquellos orbes color café. La distancia se acortó hasta quedar centímetros y más tarde milímetros. Antes de besarlo, el Theerapanyakul decidió hablar:

"¿Me permites besarte, ángel?" Susurró casi sobre sus labios.

Ante el gesto tan caballeroso el contrario quiso desmayarse, pero simplemente asintió con demasiada pena y vergüenza, permitiendo así, que el de cabello largo continuará con su acción.

Con gentileza los labios del mayor se presionaron contra los ajenos, comenzando un suave, dulce y torpe beso. Era el primer beso de ambos como pareja y mentirían si dijeran que no habían ansiado aquel momento.

Sus labios se encontraron durante unos largos segundos y luego decidieron separarse, quizás por lo tímido que se sentía cierto menor.

"De ahora en adelante, quédate a mí lado" pronunció el castaño.

"Esta vez realmente me quedaré a tu lado" al terminar de hablar dio un suave y casto beso en los labios ajenos.

"P'Kim" pronunció avergonzado.

Una suave risa salió del nombrado.

De ahora en adelante ambos podrían ser felices, porque se tendrían el uno al otro.

Duele | Kimchay Where stories live. Discover now