Todo en su mundo era trabajo, alguna salida de una noche con alguna mujer y de nuevo trabajo; un hombre con un gran ego y estricto al parecer, el lo llamaba ser profecional. A su edad había conseguido todo su éxito, bloqueando toda relación familiar...
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Lo había ofendido y lo sabía, incluso antes de meditar sus palabras ya se sentía arrepentido, justo después de hacerlo comprendió que debía de estarlo. No sabía si era bueno tocar la puerta ahora o esperar una hora más como lo había hecho desde que despertó esa mañana. No tenía las palabras en su boca, no sabía que diría si el abría la puerta, pero tenía claro que quería disculparse, debía estar ahí, sentía la necesidad de no estar peleado con Jeon.
Había sido un momento muy raro, ¿tuvo pánico? Si, después de pensarlo toda la noche, llegó a la conclusión de haberse sentido extraño y asustado por eso mismo. ¿La razón? Temía que fuera Jungkook.
Sostuvo con fuerza la bandeja en sus manos. Después de una amplia bocanada de aire, acomodo la bandeja en una mano y prosiguió a tocar la puerta con la otra.
La respuesta, nada.
Intento de nuevo, pero ahora un par de golpes. Nuevamente espero unos segundos y nada. Comenzaba a ponerse nervioso.
Odiaba esperara. Toco con más fuerza, era la tercera vez solo quería hablar y...
La puerta se abrió. Jungkook se tallo los ojos y le miro de abajo hacia arriba, parecía inspeccionarlo bien. Taehyung sintió su garganta secarse, Jeon traía el cabello desordenado y con solo una camisa y un chándal puesto daba una impresión curiosa a Kim. No traía zapatos y por su rostro asumía que recién despertaba.
– ¿Servicio a la habitación?
El joven rodo los ojos y se dio la vuelta regresando a la cama. Dejo la puerta abierta así que eso fue suficiente para Kim tomarlo como indicación que podía pasar.
– Me tome el atrevimiento de traer esto, no has desayunado ¿cierto? – Pregunto al chico. Jeon le miro retomando su posición en la cama y negó.
– Perfecto, ten, prueba – le entrego con cuidado la bandeja con unos Hot cakes con fresas, amaba las fresas, un homelet y jugo de naranja. Jungkook miro el platillo unos instantes, le había traído el desayuno a la cama, algo dentro de sí se removió precipitado. Sintió la cama moverse con un peso extra. Miró a Taehyung sentarse al borde de la cama. Desvío los ojos manteniendo su seriedad, esa amabilidad de ahora era obvio que se trataba de su forma de pedir disculpas por lo de anoche únicamente.
– No tenía por qué molestarse.
– No fue ninguna molestia – dijo inmediatamente.
El silencio de posiciono sobre ellos, Jungkook no había tocado el desayuno y Taehyung seguía ahí esperando que eso pasara. El más joven subió la cabeza y miró la puerta de salida y a Kim.
Taehyung entendió aquello. Expulso aire y sin protestar se levantó.
Cuando se dirigía a la salida, se regañó por ser tan cobarde, solo tenía que hablar y pedir disculpas, ¿tan hiriente era eso para su orgullo? Jeon lo debía estar odiando y él no hacía nada por intentar cambiar eso. ¿Por qué no solo hacia algo bien? Disculpase.
