Achillea

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Advertencia: En este capítulo hay mención de violación, acoso y maltrato. Podría ser incómodo para ciertos leyentes, leer bajo responsabilidad de cada uno. 

 Miércoles cinco de abril de mil novecientos sesenta y uno, y un joven estaba sentado detrás de su escritorio, dibujaba garabatos en una hoja de su libreta de tapa amarilla, la roja era para días malos decía él.

— ¿Buenos días? —Levanto su cabeza, viendo a una señora que apenas iba pasando por el umbral de la puerta.

jungkook bajo del banco para ir hacia la rubia, a la cual saludo con una enorme sonrisa en sus labios y se dispuso a atender, al parecer le llevaría unos tulipanes a su amiga.

Se preguntaba si Taehyung vendría hoy.

El nombrado, en cambio, estaba sentado en su sala y jalando de sus propios mechones. Su hambre no parece cesar y ya había bebido cada cosa que encontró en su hogar e incluso fuera de este. A su alrededor había un reguero de roedores muertos, de recipientes donde mantenía la sangre bien resguardada e incluso había objetos que lanzo en su desesperación, todo era un desastre.

— Nada... nada... nada sirve... nada... —Sus ojos, abiertos como dos orbes, estaban rojos por las lágrimas que mantenía allí acumuladas. Entre sus dedos estaban los cabellos que él mismo se había arrancado, lo noto cuando soltó su cabellera para verse las manos, cabello no era lo único que había en ellas, sangre también, suya y tal vez no, no podía saberlo con claridad. 

  ¿Por qué le ocurría esto ahora? No, de hecho, él sabía bien el porqué, existía un nombre y apellido para su desesperación y era Jeon Jungkook; desde que lo vio sangrar el deseo quemo con furor su garganta y por ello salió corriendo de la florería, ahora estaba acá, sentado en medio de su propia tormenta, todo por aquel... Hermoso niño. 

—¿Cómo podría culparlo? — Se cuestiono así mismo mientras el cuerpo caía como piedra al suelo. Aquel muchacho no tenía la culpa de su sufrimiento, su poco autocontrol era el culpable porque, por este, él estaba encerrado entre aquellas cuatro paredes, incapaz de siquiera abrir una ventana por miedo a salir corriendo por ella. Debía aguantar, su sed pronto desistiría.

¿...Pronto? 

[...] Cuatro semanas transcurrieron desde la última vez que Jeon cruzo palabra con Taehyung y el último momento compartido había sido tan confuso que, por unos días, el azabache estuvo inseguro de preguntar por el vampiro. Según había oído por el pueblo; Kim desaparecía temporadas enteras, en los veranos era imposible saber su ubicación, no era hasta inicios de otoño que uno llegaba a cruzárselo por las noches. Las malas lenguas inventaban rumores ridículos de creer; varios decían que su juventud era por no exponerse al sol en los veranos, otros decían que en realidad era una bestia que hibernaba cuál oso y otros, los más coherentes, simplemente decían que el señor Kim tomaba largas vacaciones, que perseguía el invierno. 

Pero no estábamos ni en verano, ni el señor Kim era una bestia, Jungkook sabía que ocurría algo que iba más allá. 

 Dio unas cuantas vueltas más. Caminaba en línea recta desde su cama hasta la puerta de la habitación, pero al llegar giraba por sobre sus talones e iba nuevamente a su cama, se sentó en el borde y se levantó, no podía quedarse quieto, necesitaba saber que ocurría con su nuevo amigo, necesitaba saber si se encontraba bien, necesitaba... verlo. 

Verlo para corroborar que estaba sano y a salvo, sí. Se apuro en agregar, como si alguien más pudiera saber lo que pensaba. 

 No espero un segundo más, se calzo sus pantuflas, se colocó un chaleco encima de su pijama y salió de la habitación a tropezones. Bajo los enormes escalones de dos en dos -en los tres últimos casi cae por lo complicado que se le hizo correr en aquel calzado-, fue directamente hacia el portal de su hogar, pero, ni bien se colocó el abrigo, una voz femenina hizo acto de presencia detrás suyo.

Tulipán rojo [Vkook]Où les histoires vivent. Découvrez maintenant