XVIII. Side by side.

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Briana
Actualidad

Muevo por tercera vez el pie derecho al tiempo que observo el techo blanco sobre mi. Reparo en la urgencia que bulle de mi pecho, para comenzar a dar otra vuelta en este espacio silencioso de baldosas índigo con toques blancos, formando una especie de burbujas.

<<Calma>>. Es lo que llevo recitando toda la mañana al igual que parte de la tarde en mi cabeza, es la misma palabra que me repito desde hace días, con mayor frecuencia cada que la hora cero se va acercando.

—Calma —susurro varias veces en el momento en que soy consciente del repiquetear del tacón sobre el suelo de forma más constante, de mis dedos aferrándose al lavabo con mayor candor. Suelto el aire de forma ruidosa queriendo expulsar por medio de este la asfixiante sensación de tantas cuestiones fluyendo dentro. Bajo la vista siendo recibida por mi reflejo en el espejo y procuro aligerar mi nerviosismo con respiraciones profundas sin menguar la atención en mis pupilas. Esta imagen me transporta por unos segundos a la noche en la que conocí a Elena, en la que sentí ese aroma tan particular por primera vez y juré haberlo percibido toda la vida.

<<No tengo porque estar tan nerviosa>>. Repite mi mente con su voz delicada e intentó creerme esas palabras, sin embargo, poco logran hacer, la ansiedad sigue ascendiendo mi por sangre, continúa escalando poniéndome el cuerpo pesado, haciendo que me cueste respirar con normalidad.

Mi cuerpo no traduce lo que conscientemente le repito, tengo la plena certeza de que debo calmarme, que no es para tanto, que mis miedos son infundados y el efecto que estos desatan están de más, sin embargo, me cuesta no sobre pensar, no angustiarme por imaginar tantos ojos puestos en mi trabajo, pupilas analíticas, rostros reflexivos, susurros y gestos que pueden indicar disgusto, o peor, puede haber quienes vean más allá de lo que se supone plasmé, aquellos que encuentren un significado mayor; más que una mirada triste, el vacío que me empujó a pintarla. Más que una mujer danzante, la desesperación que su figura exhibe, que traducía la mía. Más que un ferviente atardecer, la amalgama solitaria que sus colores denotan.
Sé que precisamente eso es el arte: transmitir, y que de nuevo, mi temor es sin fundamentos.

—Aquí estás —la voz que hace eco en el espacio viene acompañada por una particular manera de caminar, una que se me ha grabado en la memoria a pesar de que hace bastante no la escuchaba por un tiempo prolongado. Disimulo mostrándome imperturbable, haciéndome la que estaba simplemente lavándose las manos —. Elena tenía razón, venía para acá antes de que la necesitase su amigo. Te conoce bastante bien, me pidió que viniera a buscarte al no poder hacerlo.

Asiento observando su reflejo en el espejo pensando también en la reacción que podría tener aquel rostro mayor, esta noche, cuando les presente formalmente a Elena como mi pareja. Mis padres ya la conocen, sí, sin embargo mi madre la ciñó al título de amiga cercana en el momento en que la vio a mi lado hace unas horas, o cuando me escuchaba hablar de su presencia, ayuda o compañía. No hay demasiada comunicación entre nosotras y supongo que el haber estado con Manuel durante estos años la hace descartar la idea de que, aquella de la que habla, es mucho más para mi de lo que su mente capta, de echo, creo que su significado en mi vida es mayor de lo que incluso puedo captar.

—Vamos madre —le digo volteando, encarándola, ganándome una sonrisa que denota orgullo, que me regala un lapso corto de tranquilidad, lapso en el cual divago en la idea de hablar de una vez
sobre mi relación con Elena.

<<Quedamos en que iba a ser esta noche>>. Me recuerdo para no dejar que la agitación se escape de esta forma, para aceptar que todo tiene su tiempo y el de esta conversación es en unas horas, al amparo del crepúsculo.

Regresamos a los salones centrales de la galería, donde comienzan a acumularse un nimio número de personas, detallo con inquietud como algunos ya caminan cerca de varias de mis pinturas, prefiero bajar la vista hacia el baldosín, jugando con los dedos de las manos. En parte me sorprende el sentirme tan insegura, sé que no soy mediocre en mi labor, conozco que tengo talento, no obstante esto me saca por completo de mi zona de confort, mi trabajo a sido valorado por docentes, por clientes, mas, no sé como actuar frente a los grupos de desconocidos paseando al tiempo por el lugar y soltando quizás algún que otro comentario.

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⏰ Last updated: Sep 17, 2022 ⏰

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