Prefacio

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Si las almas se conectan, sin duda la mía está unida con la tuya,
el problema es que quizás aún no encuentran su camino.
Se vieron, se tuvieron, pero de un momento a otro se dejaron ir.

La voz ronca, femenina de quien declama con sentimiento me llega a través de la puerta abierta. Imagino por un instante al abuelo concentrado en su lectura, teniendo de nuevo la sensación de incertidumbre hacia su don para absorber palabras con ahínco, tanto impresas como aquellas que llegan a través del aire hasta él, esas que sé, quedan en su mente y de pedírselo podría recitar parte del poema que flota en el espacio al tiempo que, luego de tomar un sorbo de café amargo, pasaría a contarme de qué va la historia que sus ya cansados ojos repasan.

Sonrío porque sé lo fiel que es la realidad a esa imagen mental y vuelvo a delinear el borde del talón que me ha dado un tanto de lidia plasmar de forma correcta, o la correcta para mi, porque a pesar de su sencillez, se me resiste un tanto. Cada artista o quien crea tiene su talón de Aquiles, en mi caso nunca mejor dicho.

Las frases se hacen más presentes a pesar de que el volumen es el mismo, mas, lo que expresa atrae mi atención.

Dame tu mano, piérdete lento,
despierta a mi lado, acariciándome el cuerpo.
Dame tus miedos, muéstrate entero...
No me brindes trozos que encierren tus peros.

Regálame lunas y días completos,
que llenen mi alma de memorias,
mi interior de anhelos.
Muéstrame tu mundo de cabeza,
y trae al mío la libertad de
que sin pestañar,
busque conocer, dar, desear con tanta fuerza, que me lance al vacío de tu oscuridad sin pensar.

Esa vibra, ese sentimiento de entrega a una persona que piden aquellas palabras se me hace tan desconocido como peculiar, y me pierdo en una nube de recuerdos intentando encontrar algún vínculo parecido al que se expresaba en el poema. Sólo se revelan ante mi relaciones pasajeras, pobres, carentes de sentimientos reales, de interés más allá del sexual o el intentar mitigar un trozo de la soledad con la que todos cargamos.

Comencé a dilucidar si podría ser capaz de compenetrarme tanto con alguien que ame su luz, su oscuridad, y si podría ser correspondida, si no quedaría sólo en algo unilateral. Me pregunté si no sería sólo una sensación de momento, si era posible en realidad llegar a ese grado de amor, si no seria solo un espejismo o una descripción empañada.
No hablaba de que hay que aceptar cada defecto o error de una pareja, por supuesto que aquellas palabras tan hermosas abarcaban más bien el aceptar el conjunto de imperfecciones que es el ser humano, los malos momentos, las diferencias; querer por completo, no con medias tintas o por días, querer de lunes a domingo, no únicamente cuando la disforia de ese último estruja el corazón.

Con un suspiro me centro de nuevo en el lienzo que tengo en frente, dejando en segundo plano la incógnita, sin embargo bien sabía que algo dentro de mí comenzaba a sentirse inquieto, más que aquella piel a la que intentaba darle vida, más que aquella imagen femenina corriendo por un bosque luminoso, más que aquel rostro sin ojos que de forma lenta, me iba absorbiendo.

Hola a todos los y las lectoras que puedan pasar en algún momento por estas páginas

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Hola a todos los y las lectoras que puedan pasar en algún momento por estas páginas. Quiero comenzar agradeciéndoles por estar "aquí", de verdad que tengo mucha gratitud hacia ustedes, por el apoyo y los comentarios. ❤

Si Almas perdidas es la primer novela que lees de mi parte, te invito a que pases también por Mil cielos; una hermosa creación de romance entre dos chicas, llenas de confusión, amistad y cariño, uno que va creciendo hasta llegar a un punto que carece de retorno.

Sin más que agregar (dadas las gracias y habiendo promocionado mi otra historia de forma descarada 🤣) los invito a que continúen leyendo al igual que dándole amor a Briana y a Elena.

Nunca está de más volver a decir: Gracias.

— A.S.

Almas PerdidasWhere stories live. Discover now