Lauren Jauregui is going to ruin everything II

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Terminé de secar los platos con la convicción de que haría pagar a Lauren por sus constantes provocaciones. Tal vez tirarla de la cama a mitad de la noche o ahogarla con una almohada. Sonaba retorcido, aunque la idea se me hacía atractiva. La casa estaba inundada por el sonido de las cigarras en el exterior y algún que otro ulular de lechuzas. Por lo demás, un silencio espeso se adhería en cada rincón como pesados agujeros de soledad. Me sobrecogió el recuerdo de mi temprana adolescencia en Miami sin más compañía que la de una madre drogadicta y las manos de extraños vagando por mi cuerpo como si les perteneciera. En sí, entendía que mis deseos de conseguir el rol de Evelyn Hugo iba más allá de la fama que pudiese otorgarme. Compartía con ella los nexos de la inmigración, la pobreza y los espacios sin llenar en el alma creados por el machismo. Ahogué un grito sorprendido al ver cómo Lauren se paseaba por la sala con una casi transparente bata de dormir blanca y el libreto entre sus finas manos. Bajo la luz de la lámpara se apreciaba mucho más de lo que estuviese preparada para recibir. Me encerré en el baño. Necesitaba entregarme al agua fría, que cada gota helada fuera capaz de eliminar ese repentino deseo pecaminoso de mis poros. No podía sentirme atraída por una mujer, mucho menos si era Lauren Jauregui. La estera de madera se oscureció en el camino que me llevó a la habitación. Había olvidado la toalla.

- Camila. - La antigua morena se congeló en su sitio, de seguro estaba buscándome para arrancar otra porción de tranquilidad de mi ser. Sin embargo, al encontrarse con la estampa de mi silueta desnuda, el cabello chorreando y mis manos intentando cubrir mi pecho, las palabras murieron en su garganta.

- ¡No me mires más, Jauregui! - Chillé alterada. Sus mejillas se tornaron de un tono carmesí que hubiese encontrado tierno de no haberlo visto en ella.

- Y-yo... Disculpa.

Corrí hacia la seguridad que me brindaban las cuatro paredes y procedí a vestirme. Aún sentía el cosquilleo de su mirada sobre mí como si fuese una segunda piel. La lujuria atrapada en sus pupilas, el nerviosismo al entender la situación. ¿Podría dejar de provocarme tantas sensaciones? Al parecer, cada mínimo gesto proveniente de esa mujer estaba diseñado para socavar una catatumba de dudas en mí.
A diferencia de ella, preferí cubrirme con un vestido de seda verde. Reí con ironía. Hasta mi pijama me recordaba a los fanales de aquella mocosa. La hallé de nuevo sentada en el sofá, en posición de indio y con un cigarrillo entre los dedos. Lo sostenía con tanta elegancia que tuve envidia de aquel pedazo de papel por disfrutar de ese privilegio. Ella no había notado mi presencia, así que recosté un hombro al marco de la puerta para escucharla inmersa en su repaso, en su reencarnación en la ingenua y afable Celia St. James de los primeros capítulos.

- Sé que eso no es algo que la mayoría de las actrices digan en serio en esta ciudad, pero yo no quiero ser como la mayoría de las actrices. De verdad, me caes bien. Me gusta verte en la pantalla. Me gusta que, en cuanto apareces en una escena, no puedo ver otra cosa. Me gusta que tu piel sea demasiado morena para tu pelo rubio, que las dos cosas no concuerden pero que, aun así, en ti parecen tan naturales. Y, para serte sincera, me gusta que seas así de calculadora y horrible.

- ¡No soy horrible! - Continué la escena de imprevisto, no quería siquiera hacerlo. Pero la maestría de Lauren para interpretar a aquella chica de Georgia me impulsó a hacerlo.

- Sí lo eres. - Apartó el folio de su regazo y supe en ese instante que iniciaríamos una improvisación cargada de verdades. - Ni siquiera me diste la oportunidad de hablar para desatar esa campaña de odio insulso hacia mí. Me tildaste de "niñata irresponsable y engreída" sólo por lo que la prensa dice de mí.

- Eso no es así. - Me dejé caer a su lado con la rabia bullendo en mis entrañas, aunque estaba confundiendo mis estados de ánimo. - Tú te comportarse como una arrogante desde el primer minuto, caminando por el plató con ese aire de suficiencia pero fingiendo modestia delante de todos. ¿Crees que no me di cuenta?

More Than That (Camren One Shots)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora