12. ¿Me dejarás algún día?

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Lo que menos le agradaba a Park Jimin, eran las convivencias. Jamás le agradó ir a fiestas en donde hubiese adultos cuando era pequeño, aunque era obligado por su padre. Odiaba con todo su diminuto ser, a la edad de nueve, cómo sus abuelos trataban a su progenitor por cosas que no entendía durante las cenas familiares. No hasta que tuvo la edad suficiente de saber que era un Sin Destino y comprendió que, por haberlo engendrado, su padre era maldecido por aquellos.

El gran secreto de su origen se le reveló cuando cumplió los dieciséis en el lecho de muerte de su progenitor. No sólo tuvo que sopesar dicha noticia, sino también el hecho de que se quedaría solo en un mundo que jamás lo quiso, por no haber sido planeado.

Era un trauma que, aún a la edad de veintiocho, no había podido superar.

—¿Jimin? —lo llamaron, así que se giró—. Han-neul está aquí.

Él sólo asintió hacia el omega que se encontraba en la entrada de la cocina, demostrando que había captado la noticia. SeokJin se veía agotado, pero feliz, mientras tomaba su vientre de ya ocho meses entre sus manos, como si pesara.

Jimin dejó las decoraciones del pastel por el que había trabajado desde la mañana y siguió a SeokJin hasta la sala, ayudándolo a caminar porque creía que, si no tenía un apoyo, se podría romper.

—Yo puedo, tonto —soltó una risita y Jimin sonrió.

—No me importa. Por favor, sal ya y deja de molestar a tu padre —dijo en dirección a la gran protuberancia del omega e hizo reír más a SeokJin.

Llegaron hasta la sala de la gran casa del presidente de Hana Cosmetics, personas —en especial omegas— se movían de un lado a otro, algunas comían de los postres de la mesa adornada junto a la entrada y otras hablaban y reían. Jimin sólo quería irse a casa.

—¡Jimin! —gritaron desde la puerta—. Mi pequeño.

El aludido sonrió, quizá sí podría soportar una fiesta en donde el único tema de conversación era cuándo tendrían un bebé, gracias a esa mujer.

—Hola —saludó cuando la omega lo abrazó.

—¿Cómo has estado, corazón?

—Bien, Han-neul —respondió apresado entre aquel olor a frambuesa que le recordaba a su infancia, a su padre, a lo que era su vida antes de quedarse completamente solo—. ¿Cómo estás tú?

—Bien, bien. Aprendiendo a vivir sola, ya sabes. Vamos a sentarnos.

Jimin fue llevado por la omega hasta uno de los sofás, ambos se sentaron lo más juntos que pudieron, y él no sabía explicar qué era todo eso que sentía. Había nostalgia, tristeza, cariño y, a la vez, un sabor amargo en su boca que le decía que, aunque había gente que lo amaba, no podía sentirse completo.

Se perdió en aquellos ojos negros, iguales a los de NamJoon, con pequeñas arrugas en las esquinas. El cabello de Han-neul comenzaba a tener pequeños mechones blancos y las comisuras de su boca se aglomeraban al sonreír, mostrando los hoyuelos que también había heredado su amigo.

—¿Cómo ha sido tu vida en el extranjero? —le preguntó.

La omega seguía sonriendo en su dirección mientras que sus ojos viajaban por todo su rostro, como si analizara que no tuviese ni un rasguño desde la última vez que se vieron.

—Muy bien —respondió después de verificar que no había nada tan malo en él—. Fue difícil irme cuando mi alfa murió, pero he estado conociéndome a mí misma durante el viaje, ¿sabes? Jamás creí que podría agradarme mi persona cuando por fin me conocí.

Sin destino [YoonMin] ~Omegaverse~Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang