9. Qué tonto Park Jimin

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Para cuando su consciencia despertó, no sabía dónde se encontraba. Sintió un pequeño miedo creciente desde su pecho, hasta que logró distinguir el aroma a café que inundaba su sentido del olfato; su cuerpo se sentía apresado por un par de brazos y podía saber que alguien lo abrazaba fuertemente como si temiese que se alejara.

Sonrió, disfrutando de aquello que se le era permitido hasta ahora.

No quería levantarse, aunque sabía muy bien que era lunes. Jamás había dormido así de placentero y tenía miedo de jamás volver a hacerlo.

—¿Y si no vas a trabajar? —preguntó la persona que lo abrazaba. Su aliento había llegado hasta su propia sien y sintió cómo era reemplazado después por un pequeño beso.

Jimin se hizo pequeñito en esos brazos que, aunque se veían delgados, lo sostenían con más fuerza de la que pensó que necesitaba.

—Tengo que ir —llevó su cabeza por debajo del mentón del alfa cuando se giró hacia éste y su nariz estuvo en la fuente del olor a café.

—No si dices que estás enfermo.

Soltó una risita y cerró lo ojos, disfrutando.

Los rayos del sol mañanero apenas y los sentía al colarse por la ventana. El cuerpo a su lado le daba más calidez que el sol, incluso más que en toda su vida. Y se sintió conflictuado. Porque por un lado anhelaba despertar así todos los días pero, por el otro, odiaba eso con todo lo que le quedaba de voluntad.

Porque eso era efímero, como los segundos en el tiempo; era sólo algo del momento. Porque Min Yoongi algún día lo dejaría por su destinado.

Y se odió más a sí mismo por haberse dejado convencer de amanecer en esa cama, por haberle hecho prometer que no lo dejaría si amanecía y por haber caído ante él tan rápido. Pero aun más por encontrarse disfrutándolo y deseando que así fuese siempre.

Qué tonto Park Jimin.

Qué tonto por querer extender ese momento que pronto acabaría, por querer tenerlo a él

—Me tengo que ir —le dijo al alfa, tragándose el mal sabor que sus pensamientos cansinos le dejaban.

—No puedo decirte que no. Aun si no quiero.

Yoongi lo apretó entre sus brazos una última vez, para dejar un pequeño beso en la punta de su nariz.

El dolor en su pecho se hizo infernal, punzante, llegando hasta la boca del estómago y expandiéndose por sus entrañas. Porque estaba a nada de convertirse en alguien egoísta

Que lo perdonara el omega destinado de ése alfa, porque estaba queriéndolo para él.

Observó cómo Yoongi se levantaba de la cama y caminaba hasta el baño, desapareció al cruzar la puerta. Jimin se cubrió con la única frazada que los había protegido durante la noche, la llevó hasta su cabeza y se ocultó allí.

No lloraría. No lo haría. Era un hombre sin un destino para él pero, como siempre, debía marcar su propio camino.

Diosa Luna, estaba perdiendo el rumbo. ¿Cuál debía ser su camino?

—Ya está listo el baño —escuchó a Yoongi—. ¿Quieres entrar?

Jimin bajó la frazada hasta descubrir sólo sus ojos. Observó al alfa recostado de lado al marco de la puerta del baño con sus brazos cruzados delante de él y una sonrisa divertida en su rostro. Ya no llevaba su ropa semiformal de la noche pasada, sino una simple playera negra y unos pantalones de chándal del mismo color.

Sin destino [YoonMin] ~Omegaverse~Where stories live. Discover now